Si su idea de unas vacaciones perfectas es sentir la arena entre los dedos en una playa de postal, los investigadores tienen buenas noticias: las costas de arena en el mundo está creciendo.
En el estudio, presentado hoy en la Asamblea General de la Unión de Geociencia Europea (EGU) que se celebra en la capital austríaca, se aplicó un modelo especial de simulación de esas olas gigantes en 24,000 playas turísticas con riesgo de sufrir su impacto.
Algo trágico estaba sucediendo en las aguas turquesas de la bahía de Sepetiba. Desde fines del año pasado, los pescadores empezaron a encontrar, hasta cinco veces al día, cadáveres de delfines que lucían muy delgados y además tenían cicatrices.
En enero pasado, las Playas de Tijuana y de San Diego tuvieron que cerrar al público unos días ante el arrastre de basura y aguas residuales de la ciudad mexicana, perteneciente al estado de Baja California y a la estadounidense, que forma parte del estado de California.
Pero tras siete décadas de reconstrucción de sus playas, el estado ahora afronta dificultades por la falta de arena, la subida de los costes y los escasos fondos públicos aun durante los años más tranquilos. La rápida sucesión de tormentas vigorosas hace que los desafíos sean aun más difíciles.
Conjugando aspectos ecológicos, científicos, económicos y sociales, los investigadores de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) aplican cuatro metodologías diferentes para para calcular el valor económico de recursos ambientales y naturales.
