PAN Y CIRCO
El fraude patriótico, un fraude
Considero que José Antonio Meade es un hombre decente. Un hombre decente que, todo indica, está dispuesto a hacer indecencias impensables en nombre de la decencia.
Considero que José Antonio Meade es un hombre decente. Un hombre decente que, todo indica, está dispuesto a hacer indecencias impensables en nombre de la decencia.
Kemper y Collins consolidaron la importancia sociológica que tienen cuestiones emocionales como el miedo, el enojo, la alegría, en distintas asuntos colectivos. Desde entonces fenómenos sociales como los procesos electorales han estado íntimamente ligados a tratar de explotar estos sentimientos.
Con las elecciones presidenciales que Nicolás Maduro ha organizado a su medida para hoy se culmina el desmantelamiento de la institucionalidad democrática venezolana.
Como si no tuviera ya suficientes problemas, el 20 de mayo Venezuela celebrará unas elecciones que no deberían suceder y que no detendrán la crisis económica catastrófica que ha empujado a la población al límite.
En las dos semanas pasadas, el tema de la sociedad civil ha ocupado un lugar simbólico importante, puesto que el relativo prestigio de este concepto ha sido utilizado en los combates políticos propios de la coyuntura.
A medida que se calienta la campaña electoral en México, las encuestas y los expertos coinciden en que el tema central para muchos votantes es la corrupción. Cada candidato acusa a los otros de haber estado involucrados en algún acto de corrupción, de ser cómplice de uno o de haberlo permitido.
Varios expresaron sus miedos a una posible presidencia (de AMLO) de carácter autoritario y de espaldas al Congreso. La acusación fue difusa pero luego adquirió concreción en el tema de la consulta popular propuesta como método político por Andrés Manuel.
Así nació el PRI, como un pacto en el que cualquier aspirante renunciaba a las armas a cambio de la posibilidad de llegar a la presidencia, por la sola elección del presidente saliente. Era una monarquía absoluta con ropajes republicanos, con un nuevo rey cada seis años.
Las elecciones que ocupan la noticia en la mayor parte de los medios y del discurso público son un buen ejemplo de ello. Todo sucede como si realmente viviéramos en un país con condiciones democráticas, donde el problema a vencer es sólo la corrupción del gobierno en turno.
El chavismo mantuvo su guión clásico en tiempos de crisis y de sanciones desde Estados Unidos: exhibir su músculo militar, engordado en la última década con las compras realizadas Rusia. "La unión cívico-militar es profunda porque se siente en el alma del pueblo y también en la de los soldados.
Una de las generalizaciones más extrañas que escribió JSH en su intervención es la cláusula con que la cierra: "Ha fundado [AMLO] un partido para que la política no castigue a nadie" (de plano a ¿nadie?). Con la fundación del partido, por AMLO, "la política" (¿?), no castigará a nadie. Extraño.
Dado el profundo cambio en el contexto nacional e internacional, como expresidente no estoy en aptitud de ofrecer consejos ni de hacer recomendaciones de campaña ni propuestas de gobierno a los precandidatos a la presidencia de la República.
Ni siquiera se devanan los sesos para mostrarse inteligentes, paga más proyectar sagacidad y astucia. Los periódicos y noticieros no quieren citas de expertos o diagnósticos acuciosos sino frases ocurrentes y golpes verbales a la mandíbula de los rivales.
El gobierno y la coalición que postula a Meade apuesta por la pulverización del voto y por que la contienda no se centre entre dos punteros (como sucedió en 2006, con López Obrador y Felipe Calderón), pues en ese caso tiene más probabilidades de perder la Presidencia de la República.