El presidente Donald Trump, en un encuentro con líderes demócratas en la Casa Blanca el martes, amenazó con paralizar al gobierno si el Congreso no le aprueba los fondos necesarios para construir un muro en la frontera con México.
Algunos demócratas que tendrán la mayoría en la cámara baja a partir de enero están dispuestos a afirmar que el presidente Donald Trump habría cometido una serie de faltas merecedoras de la impugnación. Pero eso no significa que están dispuestos a iniciarle juicio político, al menos por ahora.
Los simpatizantes del Partido Demócrata de Estados Unidos prefieren que sea Nancy Pelosi y no otro candidato quien asuma la presidencia de la Cámara de Representantes, según una encuesta que pulsa la opinión ciudadana tras el giro político de las últimas elecciones legislativas.
El presidente, conservador por naturaleza y quien disfruta de estar en una pelea, ahora tendrá que elegir entre acrecentar el conflicto entre partidos que ya ha deshecho a Washington e intentar tener un tono conciliatorio que, hasta ahora, no ha estado presente en su mandato.
Cuando el presidente Donald Trump llegó junto a su equipo a la fiesta con hotdogs y hamburguesas en la Casa Blanca para esperar los resultados de las elecciones legislativas del martes, ya estaba preparado para las malas noticias.
El mandatario estadounidense, Donald Trump, dio el miércoles su apoyo a la líder demócrata Nancy Pelosi al decir que debería ser la presidenta de la Cámara de Representantes, un día después de que los demócratas ganaran suficientes escaños en las elecciones parlamentarias.
La batalla por la Cámara de Representantes de Estados Unidos es una lucha sin tregua, un referéndum sobre el presidente Donald Trump y el control republicano del Congreso, donde los demócratas tratan de recuperar la mayoría.
Por eso, Pence centró su mensaje en la necesidad de impedir que la actual líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se convierta de nuevo en presidenta de ese hemiciclo, un cargo que ocupó entre 2007 y 2011, cuando su partido tenía la mayoría.
Tras un año de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la sonada derrota electoral de Hillary Clinton, el Partido Demócrata no cuenta todavía con un claro líder nacional, pero en estos últimos 12 meses ha buscado un resurgir silencioso, escuchando de nuevo a sus bases y cosechando victorias.
