TRASCENDENTAL
La 'resurrección' de la Iglesia
La historia de la Iglesia se asemeja a la de Jesús: tiene sus momentos de gozo, sus episodios de dolor y también los espacios luminosos, de resurrección'.
La historia de la Iglesia se asemeja a la de Jesús: tiene sus momentos de gozo, sus episodios de dolor y también los espacios luminosos, de resurrección'.
Tenía claro lo que perseguía. Por eso no tuvo reparos en exponer su malestar y confusión al ver en una vía romana las ricas vestimentas de un cardenal. Sin contenerse, espetó: «Nuestro Señor no iba de esta manera».
En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron.
El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Seño...».
Hoy no meditamos un evangelio en particular, puesto que es un día que carece de liturgia. Pero, con María, la única que ha permanecido firme en la fe y en la esperanza después de la trágica muerte de su Hijo, nos preparamos, en el silencio y en la oración, para celebrar la liberación en Cristo.
El derecho funda su actuar en el sentido de justicia, y en la figura del hijo del hombre el derecho se utilizó en benefició de las clases privilegiadas de su tiempo e intereses perversos y sabemos que esto es algo de lo que el hombre a lo largo de los tiempos siempre se ha arrepentido.
En cada juicio queda claro un aspecto de su identidad y de su misión. Y, por contraste, quedan en evidencia la ambición y la utilización del poder y la avaricia y personales de Anás, o la verdad religiosa de Jesús ante Caifás, la debilidad de Pilatos, la corrupción de Herodes y la furia de masas.
Y es que los dos compartían el anhelo de conquistar la santidad, y ante este altísimo fin nada se interpone. Entonces fray Pedro ya era considerado santo por muchos, y fue instructor del joven que aprendió a estimar junto al fraile el cumplimiento de la observancia franciscana.
Salió Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie».
Esto ha sido una experiencia increíble que quiero con todo mi corazón compartir con ustedes para que lo intenten vivir en familia y ahora que comenzamos la Semana Santa creo que es perfecto, por eso aquí te dejo mis 5 Tips para vivir una Semana Santa mucho más espiritual.
La Dignidad os ha sido dada. Realícenla con sus obras y testimonios, asúmanla en sus vidas y vivan la Libertad y Redención operada por el Hijo de Dios en beneficio de todos y que se realiza en quienes viven el Privilegio y la Honra de ser Redimidos por el Señor, de acuerdo a su corazón.
De hecho, se le atribuye la expansión de la Orden por otros rincones de Palestina, que luego se extendería por Europa. Es lo que se desprende de la información que Pedro Emiliano proporcionó al monarca Eduardo I de Inglaterra en una carta que le remitió en 1281.
Cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó.
Ella fue la que inspiró en 1241 a San Luis IX rey de Francia construirle un enorme relicario en la Ile de la Cité sobre el río Sena donde nació Paris, y que hoy conocemos como la Saint Chapelle, una de las más bellas expresiones -sino la más bella, de la arquitectura gótica.
Acompañar a Cristo en su pasión tiene que ser para nosotros un enraizarnos profunda y convencidamente en los aspectos más importantes de nuestra vida.
San Pedro amaba entrañablemente a Su Maestro, y está dispuesto a liquidar a quien atente contra Él, en circunstancias ordinarias, pero que palidece ante situaciones que escapan de su comprensión, al enfrentar ahora la hora de las tinieblas, que nublan su razón y su corazón.
«Los ideales de la tierra palidecen, el ideal de la vida lo veo en el sacrificio y el ideal del sacrificio en el sacerdocio». Eligió esta vía sin pensar que tal decisión implicaría asumir íntimas renuncias.
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?». Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.
En el colegio de los padres somascos, en el que ingresó en 1834 una vez fallecida su madre, recibió formación durante cuatro años. Y en 1840 emprendió la carrera militar en Turín. Cuando el rey Víctor Manuel II le encomendó la educación de sus hijos viajó a París.
Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme...»