Editorial

Los miserables…

2010-01-13

Apenas terminado el 2009 y a 12 días del 2010, los haitianos trataban de recuperarse de un...

Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, ha sido víctima a través del tiempo de dictaduras sangrientas y de desastres naturales que se han cobrado miles de vidas.

Hoy sería impreciso decir que es más doloroso para los hermanos haitianos, la tragedia suscitada por un sismo de 7 grados; o el recuerdo imborrable de sus muertos a manos de los Duvalier.

Para comprender mejor a esta nación es preciso destacar que es el primer país que logró su independencia en América Latina, en 1804.

Su historia de horror inicia en 1957, cuando Francois Duvalier, alias Papa Doc, asume como presidente democrático y termina como dictador su periodo hasta 1971, fecha en que muere.

Diseñada la Constitución a modo, la presidencia "vitalicia" es heredada por su hijo Jean-Claude Duvalier, el Baby Doc, quien gobierna de 1971 hasta 1986, en que es derrocado.

Fueron 29 años bajo ese yugo que costaron miles de vidas. Los Duvalier, como todo dictador eran asesinos, saqueadores de su patria y más que una tragedia, un desastre para un pueblo.

Pero nada cambió, el general Henri Namphy fue el nuevo verdugo. Tras el golpe de Estado inició su régimen dictatorial (1986-1988) conocido como "El duvalierismo sin Duvalier".

Pero la democracia llegó y con ello un presidente electo Leslie Manigat, que apenas duró de septiembre a junio de 1998, pues en esa fecha Namphy regreso al poder tras un nuevo golpe de Estado.

El gusto le duró poco ya que, otro general, Prosper Avril, en septiembre lo derrocó, otra vez, vía golpe de Estado y se mantuvo en el poder hasta 1990.

Vendría Jean Bertrand Aristide y otro golpe de Estado encabezado por el general Raoul Cédras y, nuevamente, el régimen militar. La dictadura que por fin termino en 1991.

Más de 100 mil personas murieron a manos de los dictadores, otras decenas de miles más fueron desaparecidas, miles más fueron exiliados.

Es la historia de toda la ausencia de política y de un régimen democrático, que ha terminado ubicando a Haití en el último lugar del hemisferio americano en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.

Sólo los habitantes más empobrecidos de países del África negra compiten en miseria con los haitianos, que de nueve millones que suman, siete millones 850 mil viven en extrema pobreza.

Ahora, por su ubicación, Haití se ha visto azotado por desastres naturales como tormentas tropicales y huracanas, sismos, deslaves… y otras calamidades más, que han dejado estelas de sangre y muerte.

Ayer fue un sismo de 7 grados, que ha causado lo que se considera una de las más grandes tragedias pues se especula que habrá decenas, sino es que cientos, de miles de muertos.

Apenas terminado el 2009 y a 12 días del 2010, los haitianos trataban de recuperarse de un año caótico por la crisis y la inflación, que se suman a la pobreza y la miseria.

Pero ayer no bastaron 33 años de dictadura. Bastó un minuto, 60 segundos para dejar esa nación en ruinas a causa del terremoto. Edificios, hospitales, escuelas, iglesias… todo se vino abajo.

Las imágenes que circulan en los medios revelan el alto nivel de la tragedia. La ayuda internacional ha comenzado a fluir pero como en muchos lugares terminará en manos de unos cuantos.

Se habla de millones de dólares ya para tratar de levantar a un pueblo presa de la desesperación, pero no serán ni el 1% de lo que el mundo destina en programas nucleares y guerras.

Qué triste y cierto es que las dictaduras y las catástrofes siempre son más graves, más dolorosas, para los miserables.



EEM