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Un afgano a la conquista del Everest para cambiar la imagen de su país

2010-02-13

Para Hedrich, Sirat es una especie de 'alma gemela', por su pasión por la escalada y su...

Lynne O'Donnell / AFP

KABUL. (AFP) - Nadjib Sirat sueña con ser el primer afgano en escalar el Everest, la montaña más alta del planeta, con el objetivo de cambiar la imagen de su país y con la preparación de Charles Hedrich, un aventurero francés que en los últimos años se ha lanzado a la búsqueda de récords.

Antes de afrontar la subida a la cima del Himalaya (8.848 metros) en septiembre, Sirat, de 30 años, intentará la 'conquista' en abril del monte Cho Oyu (8.201 metros), situado en Nepal y en sexto lugar en la lista de 'techos' mundiales.

El desafío se debe, principalmente, a su pasión por la aventura. Con ayuda de Charles Hedrich (alpinista, navegante, piloto de motos...), el joven escalador creó en diciembre la primera federación de alpinismo de Afganistán, cuya presidencia ostenta.

Mirando al futuro, su objetivo es contribuir a desarrollar la industria del turismo en su país, intentando que se olviden las cuestiones bélicas y poniendo en un lugar destacado sus impresionantes paisajes y sus cimas, aptas para los amantes de la escalada.

"Hay montañas increíbles en Afganistán, comparables a las del Tíbet, Cachemira o Nepal (...) Pero nadie lo sabe, por la situación actual", explicó Sirat, aludiendo a la guerra que castiga el país desde 2001.

El alpinista afgano y el aventurero francés, cuya asociación 'Respectons la nature' (Respetemos la naturaleza) apoya causas ecológicas y humanitarias a través del deporte, se conocieron gracias a la embajada de Afganistán en Francia.

Para Hedrich, Sirat es una especie de 'alma gemela', por su pasión por la escalada y su "capacidad para afrontar el peligro".

Aceptar este desafío implicaba para el alpinista afgano dejar Francia, su país de adopción desde hace más de diez años, y volver a Kabul, donde viven aún su madre y siete miembros de su familia.

A los 18 años, cuando trabajaba para una asociación francesa en la construcción de escuelas para niñas, Sirat tuvo que escapar de Afganistán por el acoso de los talibanes. Tras seis meses en Peshawar, en Pakistán, obtuvo asilo político en Francia.

En París inició estudios de odontología y se instaló en Grenoble, en los Alpes, donde pudo disfrutar de las montañas y de una "afición que se convirtió en pasión".

Años después, el desafío de Sirat de subir a la montaña más alta del mundo tiene componentes simbólicos, intentando demostrar que su país puede ser noticia por algo más que la guerra, la miseria o el terrorismo.

A pesar de sus deseos, es consciente de que aún está lejos el día en que Afganistán pueda ser un destino turístico habitual.

"Por el momento, necesitamos hablar de ello y fijarnos objetivos. En el futuro, Afganistán, como Cachemira, será un lugar que guste a la gente", vaticinó.

El modelo, tanto para Nadjib Sirat como para Charles Hedrich, es Nepal, un país donde los habitantes organizan ellos mismos expediciones y viven en comunión con la montaña, obteniendo con ello beneficios por la llegada de turistas y aventureros.



KC

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