Vidas Ejemplares

Fundadores de la Orden de los Servitas, Santos

2010-02-17

Así subieron al monte Senario, y en su cima erigieron una casa pequeña y adecuada, a...

Autor: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Fundadores de la Orden de los Servitas, Santos

Siete Santos Fundadores de los siervos de Santa María Virgen (Servitas)

Martirologio Romano: Los siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo. Siendo mercaderes en Florencia, se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, fundando una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo (1310).

Según la tradición hubo siete hombres, muy respetables y honorables, a los que nuestra Señora unió, a manera de siete estrellas, para iniciar la Orden suya y de sus siervos. Los siete nacieron en Florencia; primero llevaron una vida eremítica en el monte Senario, dedicados en especial a la veneración de la Virgen María. Después predicaron por toda la región toscana y fundaron la Orden de los Siervos de Santa María Virgen, aprobada por la Santa Sede en 1304. Se celebra hoy su memoria, porque en este día, según se dice, murió San Alejo Falconieri, uno de los siete, el año 1310.

En la Monumenta Ordinis Servorum Beatae Maríae Virginis se lee lo siguiente respecto del estado de vida de los Siervos de Santa María Virgen: "Cuatro aspectos pueden considerarse por lo que toca al estado de vida de los siete santos fundadores antes que se congregaran para esta obra. En primer lugar, con respecto a la Iglesia. Algunos de ellos se habían comprometido a guardar virginidad o castidad perpetua, por lo que no se habían casado; otros estaban ya casados; otros habían enviudado.

En segundo lugar, con relación a la sociedad civil. Ellos comerciaban con las cosas de esta tierra, pero cuando descubrieron la piedra preciosa, es decir, nuestra Orden, no sólo distribuyeron entre los pobres todos sus bienes, sino que, con ánimo alegre, entregaron sus propias personas a Dios y a nuestra Señora, para servirlos con toda fidelidad.

El tercer aspecto que debemos tener en cuenta es su estado por lo que se refiere a su reverencia y honor para con nuestra Señora. En Florencia existía, ya desde muy antiguo, una sociedad en honor de la Virgen María, la cual, por su antigüedad y por la santidad y muchedumbre de hombres y mujeres que la formaban, había obtenido una cierta prioridad sobre las demás y, así, había llegado a llamarse "Sociedad mayor de nuestra Señora". A ella pertenecían los siete hombres de que hablamos, antes de que llegaran a reunirse, como destacados devotos que eran de nuestra Señora.

Finalmente, veamos cual fuera su estado en lo que mira a su perfección espiritual. Amaban a Dios sobre todas las cosas y a él ordenaban todas sus acciones, como pide el recta orden honrándolo así con todos sus pensamientos, palabras y obras.

Cuando estaban ya decididos, por inspiración divina, a reunirse, a lo que los había impulsado de un modo especial nuestra Señora, arreglaron sus asuntos familiares y domésticos, dejando lo necesario para sus familias y distribuyendo entre los pobres lo que sobraba. Finalmente buscaron a unos hombres de consejo y de vida ejemplar, a los que manifestaron su propósito.

Así subieron al monte Senario, y en su cima erigieron una casa pequeña y adecuada, a la que se fueron a vivir en comunidad. Allí empezaron a pensar no sólo en su propia santificación, sino también en la posibilidad de agregarse nuevos miembros, con el fin de acrecentar la nueva Orden que nuestra Señora había comenzado valiéndose de ellos. Por lo tanto, comenzaron a recibir nuevos hermanos y, así, fundaron esta Orden. Su principal artífice fue nuestra Señora, que quiso que estuviera cimentada en la humildad, que fuese edificada por su concordia y conservada por su pobreza.

Eutropio de Fregenal , Santo

Obispo

El Padre Jerónimo Román de la Higuera en su martirologio dice: «de Fregenal de Extremadura el tránsito glorioso de San Eutropio obispo de aquella ciudad que conociendo los yerros que por España sembraban los dos Auitos, envió a Africa al venerable presbítero Paulo Osorio, para que consultadas estas herejías con San Agustín, apuntase el modo más seguro para condenarlas».

Fue este santo Prelado pariente muy cercano de Flavio Caupernico, Arzobispo de Toledo y sucesor de Castino, murió en paz con opinión de santidad, a 17 de Febrero cerca de los años 420.

Marco Máximo, arzobispo de Zaragoza afirma que los dos monjes herejes, llamados Auitos provenían uno de Jerusalén y otro de Roma con doctrinas de Orígenes, Victorio y Basilio no muy ortodoxas, una vez superadas las corrientes priscilianistas.

El Obispo San Eutropio envió a Paulo a consultar a San Jerónimo sobre el origen del alma.

El Santo Obispo informado de los Santos Padres, Agustín y Jerónimo, ejerció su magisterio con seguridad, celo y entereza.

Consumió su vida, habiendo guardado al depósito de la fe.

Teodoro de Anasea, Santo

Mártir

Martirologio Romano: En Amasea, en el Helesponto, pasión de san Teodoro, soldado, que bajo el emperador Maximiano, por confesar abiertamente su fe cristiana, fue terriblemente azotado, recluido en la cárcel y finalmente quemado vivo. San Gregorio de Nisa cantó las alabanzas de este santo, en uno de sus discursos (306).

Etimológicamente Teodoro = Aquel que es un regalo de Dios. Viene de la lengua griega.

En la ciudad Amasea, en la provincia Panonia, en los tiempos de las persecuciones por el emperador Maximiano (años 286-305), un guerrero llamado Teodoro, junto con otros cristianos a quienes intentaron obligar a abjurar a Cristo y hacer un sacrificio a los ídolos. (El sobrenombre Tiro significa en latín "recluta").

Al negarse a hacerlo, Teodoro fue sometido a crueles martirios y encerrado en la cárcel. Ahí, durante la oración él fue consolado con la milagrosa aparición del Señor Jesús. Poco tiempo después lo sacaron de la cárcel y con diferentes torturas nuevamente querían obligarlo a abjurar a Cristo.

Finalmente, viendo su firmeza, el gobernador lo condenó a la hoguera. Sin ningún temor, San Teodoro subió a la hoguera y orando y glorificando a Dios entregó su alma. Fue cerca del año 306. Su cuerpo fue sepultado en la ciudad de Eujaita (actualmente Marcivan en Asia Menor) Más tarde sus reliquias fueron trasladadas a Constantinopla a la Iglesia consagrada a su nombre. Su cabeza se encuentra en Gaeta, Italia. 



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