Mujeres

La pobreza empuja al trabajo a la mujer contra los usos sociales en Gaza

2010-03-08

Embarazada, Um Murad sólo ha podido encontrar trabajo como asistenta en casas de las escasas...

Saud Abú Ramadán / EFE

Gaza.- En la conservadora Gaza, donde la presión social ha reducido tradicionalmente el papel de la mujer al cuidado de la casa y los niños, la pobreza empuja cada vez a más madres a un mercado laboral hecho trizas por años de bloqueo israelí.

Es el caso de Um Murad, una palestina de 34 años que decidió ignorar los usos sociales y convertirse en la única fuente de sustento de su hogar después de que su marido perdiera el empleo por las consecuencias económicas del cerco que en 2006 inició Israel.

Además del cerco israelí, en junio de 2007 el grupo islamista Hamás se hizo con el control de la franja y echó a las fuerzas de seguridad de Al Fatah, lo que supuso una visión mas conservadora de la sociedad de Gaza hacia las mujeres.

Embarazada, Um Murad sólo ha podido encontrar trabajo como asistenta en casas de las escasas familias acomodadas de Gaza capital, donde lava y limpia a la espera de un futuro mejor.

Hoy, Día de la Mujer Trabajadora, no tiene nada de especial para ella, solo preocupada por ganar unos cuantos billetes para comprar comida a sus dos hijos, que no van a la escuela desde hace dos años.

"Nunca había trabajado como criada y nunca pensé que algún día haría este tipo de trabajo, pese a que mucho antes de casarme trabajé en la granja de mi padre. Pero ahora no tenía elección. Mi marido lleva un año en el paro", explica.

Vive con su familia en una casa de madera, con una sola habitación y techo metálico donde falta la electricidad y el agua corriente; los muebles son un puñado de colchones y viejas sillas de plástico rotas.

"Sufrimos mucho en invierno", dice.

Um Murad no es la única mujer que lucha por sacar adelante su familia en Gaza, en desafío de las arraigadas convenciones sociales que constriñen su rol al cuidado del hogar y la descendencia o a trabajos considerados "decentes", como maestra, enfermera o abogada.

Hasta 2007, cuando Israel endureció el bloqueo sobre Gaza, las mujeres suponían el 11,6% del mercado laboral en la franja y eran una fuente de ingresos en el 8% de los hogares, según datos oficiales recogidos por organizaciones feministas.

Recientemente, decenas de palestinas han comenzado a trabajar, en ocasiones contra la voluntad de sus familias, más interesadas en respetar la tradición que en afrontar los problemas económicos.

Una dinámica que aplaude Islah Hasaniya, una activista de la Asociación de Mujeres de Gaza muy crítica con la situación de su género en la franja, donde viven millón y medio de personas.

"Desafortunadamente, en nuestra sociedad las mujeres nos vemos obligadas a luchar por nuestros legítimos derechos", señala.

Hasaniya lamenta que los varones de la franja palestina crean firmemente que "criar y cuidar de los hijos es responsabilidad de la mujer y el mejor trabajo que ésta puede hacer".

Una sensación que Um Murad conoce de primera mano: "Al principio, la gente a mi alrededor, principalmente mi marido y allegados, no aceptaban la idea de que trabajara como criada en otras casas de la ciudad, pero el duro momento por el que pasábamos me obligó a hacerlo. Sí, mantengo a mi marido y a mis hijos... ¿qué hay de malo en ello?".

Zeinab al-Guneimi, abogada y presidenta del Centro Palestino de Defensa de la Mujer, denuncia que "las mujeres en Gaza son tratadas injustamente por los hombres en una sociedad tradicional y en medio de unas duras condiciones de vida resultado del bloqueo israelí".

Esta combinación de factores ha deteriorado la suerte de la mujer en Gaza, denunció hoy el Centro Palestino por los Derechos Humanos.

"El bloqueo ha supuesto la muerte de 17 mujeres por falta de acceso médico adecuado en Gaza o la negativa de Israel a permitirlas abandonar la franja para recibirlo. Sus consecuencias negativas han tenido además un impacto en los derechos de la mujer y empeorado sus condiciones de vida", apuntó en un comunicado.

"En estas circunstancias", añade Donia al-Amal Ismail, activista feminista palestina, "muchas mujeres en Gaza pasan la mayoría del tiempo buscando trabajo o cualquier otra forma de sustento, lo que las impide obtener una educación adecuada".

Para olvidar su suerte, Um Murad fantasea con una idea mientras limpia hogares ajenos.

"Mi único sueño es ver a mis hijos volver a la escuela, a mi marido con un trabajo y que una noche podamos ir a cenar a un restaurante" confiesa, y admite que "por desgracia no parece que mi sueño vaya a hacerse realidad nunca".



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