Internacional - Política

Gobierno da a camisas rojas hasta el lunes para salir de su base en Bangkok

2010-05-16

Desde que el pasado 12 de marzo comenzaron las protestas, al menos 53 personas han muerto y unas...

Miguel F Rovira

Bangkok, (EFE).- El Gobierno tailandés avisó hoy al frente de los llamados camisas rojas que tiene de plazo hasta el lunes para disolver a sus manifestantes, a pesar de haber renunciado al plan de imponer el toque de queda en la zona central de Bangkok tras la violencia que ha causado al menos 30 muertos, en cuatro días.

A pocas horas de que entrase en vigor la medida anunciada poco antes por el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, y el Ejército, un jefe militar comunicó que el centro de mando de operaciones para la seguridad, había considerado innecesario imponer el toque de queda.

"No es necesario por ahora emplear esta medida, porque tememos que puede tener un impacto adverso", dijo el secretario del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Aksara Kerdhpol, en rueda de prensa.

La indecisión en el seno Gobierno surgió un día después de que la televisión estatal difundiera imágenes de todos los altos mandos reunidos, para dar una deliberada señal de unidad en una institución proclive a las divisiones.

La reacción pública de los cabecillas de los camisas rojas, que el día antes pidieron un alto el fuego, fue reiterar sus disposición a retomar la negociación con el Gobierno bajo la condición de que retirara las tropas que cercan la zona de unos tres kilómetros en la que se atrincheran desde hace cinco semanas.

"No ponemos ninguna otra condición. No más perdidas de vidas humanas", anunció a los manifestantes Natthawut Sakua, uno de los 24 líderes del frente.

También el dirigente de los camisas rojas sugirió que en el caso de que el Gobierno acceda a retomar el diálogo, en éste tendrá que participar Naciones Unidas en calidad de mediador.

Pero en respuesta la oferta de los camisas rojas, el Gobierno insistió en que las tropas continuarán en las calles de la capital para restablecer el orden e intensificar el cerco al campamento de los camisas rojas.

"Si de verdad quieren hablar, no deben imponer condiciones" dijo Korbsak Sabhavasu, secretario general de la jefatura de Gobierno.

Antes, el frente antigubernamental comunicó a los manifestantes que tenían libertad para abandonar o continuar en el campamento, de unos tres kilómetros cuadrados y en el que las provisiones escasean desde que las tropas empezaron a limitan la entrada de víveres.

Saikua precisó que el frente había dado ordenes a los servicios de seguridad de la base roja de permitir la salida por cualquiera de los accesos, y recomendó a las familias con hijos que se cobijen en los monasterios y templos budistas de los alrededores.

Según el Gobierno, tras las barricadas y empalizadas levantadas por los manifestantes para protegerse de una eventual carga de las fuerzas de seguridad hay unas 6,000 personas, una cifra que los cabecillas del frente elevan por encima de 10,000.

Los disturbios han causado también unos 215 heridos desde que el Ejército emprendió el pasado jueves una amplia operación para cercar a los miles de camisas rojas que se atrincheran desde hace cinco semanas.

A lo largo del día, los francotiradores del Ejército abatieron al menos a dos manifestantes cuando varios cientos se concentraban en la inmediaciones de la zona bajo el control de los camisas rojas, dijeron testigos y fuentes médicas.

El centro de emergencias, que coordina la asistencia sanitaria, indicó que un manifestante recibió un balazo en la cabeza y que falleció cuando era trasladado al hospital, mientras que la otra persona se trataba de una mujer de unos 30 años.

Los soldados tienen la orden de disparar contra cualquier camisa roja que esté a menos de 36 metros de una posición militar, indicó el portavoz de Ejército, coronel Sansern Kaewkamnerd

Cerca de otras 200 personas han resultado heridas desde que el pasado jueves el Ejército emprendió una amplia operación para cercar a los partidarios del frente antigubernamental atrincherados en un área del corazón comercial de la capital, y de unos tres kilómetros cuadrados de extensión.

Desde que el pasado 12 de marzo comenzaron las protestas, al menos 53 personas han muerto y unas 1,600 han resultado heridas en explosiones de granadas, otros artefactos y enfrentamientos entre las tropas y los manifestantes que persiguen la caída del Ejecutivo.



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