Reportajes

Plan del gobierno para salvar a Ciudad Juárez es insuficiente

2011-01-03

CIUDAD JUAREZ, México (AP) - En uno de los barrios más peligrosos de Ciudad Juárez, situado en la ladera de un cerro, un parque inmaculadamente reconstruido se extiende a lo largo de dos cuadras. Entre las casuchas de concreto se destaca un nuevo auditorio techado, una cancha de fútbol y un área de juegos.

"Todos Somos Juárez" está escrito en el laberinto de toboganes y balancines. Es el nombre del programa de 3.400 millones de pesos (274 millones de dólares) del gobierno federal de México para mejorar la educación, el empleo y la seguridad en esta violenta ciudad de la frontera con Estados Unidos, considerada una de las más peligrosas del mundo.

Poco después de que el parque fue inaugurado en septiembre, arrojaron un cadáver en la cancha de baloncesto.

"Es bueno tener un parque", dijo Teresa Almada, directora de la Casa de Promoción Juvenil. "Pero el tema es cómo la gente puede pasear en los parques con las balas".

Esos son los precarios éxitos de Todos Somos Juárez, un programa que el presidente Felipe Calderón promueve en cada esquina como prueba de que México libra una guerra contra las drogas con más que armas y soldados. Las inversiones diseñadas para combatir la pobreza y el desencanto que alimentan las filas de los cárteles están por toda la ciudad: parques y escuelas nuevas en algunos de los barrios más pobres, nuevos hospitales y clínicas, y más patrullas de la policía en distritos comerciales para detener la extorsión que ha devastado la economía local.

La tarea es enorme. Antes de que la violencia aumentara en el 2008, fruto de una guerra entre dos cárteles por controlar el lucrativo tráfico de estupefacientes en la ciudad, Juárez sufrió durante décadas la falta de inversión de los gobiernos estatal y federal. Por cada escuela que se construye por Todos Somos Juárez, hace falta otra. Los habitantes desconfían de las autoridades, quienes en el pasado parecían estar trabajando para las organizaciones criminales a las que se supone debían combatir.

Ahora la guerra contra las drogas ha hecho que miles huyan de la ciudad. Las patrullas han llegado ahora que las otrora prósperas zonas comerciales se han convertido en hileras de decrépitos edificios tapiados. Aunque hay nuevas instalaciones hospitalarias, los médicos han cerrado sus consultorios privados y protagonizaron protestas por los secuestros de 20 doctores desde el 2008 y por la muerte de tres el año pasado: uno en un ataque con carro bomba y otro después de que su familia pagó un rescate.

Desde que Calderón lanzó personalmente Todos Somos Juárez en febrero y formó mesas de trabajo con académicos, grupos civiles y líderes empresariales para revisar proyectos y dar seguimiento de su progreso, la ciudad ha tenido su año más violento con más de 3,000 asesinatos hasta mediados de diciembre.

"Estamos muy escépticos", dijo la doctora Leticia Chavarría, miembro del Comité Médico Ciudadano que participa en las mesas de trabajo. "Todos estos meses desde que vino el presidente Calderón e hizo mesas de trabajos, los resultados han sido al contrario, aumentaron los delitos".

Calderón responde alegando que el desarrollo social y económico no produce resultados de la noche a la mañana. Su gobierno ha estudiado a Colombia y a Palermo, Italia, lugares conocidos por el predominio del crimen organizado, y en ambos se requirieron años para lograr un cambio.

"Si nosotros estamos construyendo cinco preparatorias o tres universidades más, no me digan que no funciona cuando empezaron clases hace un mes", dijo Calderón en una entrevista con The Associated Press en octubre. "Se necesita que varias generaciones tengan oportunidades educativas, se necesita que se reinserten esas nuevas generaciones de estudiantes en la estructura productiva de Juárez. Es una labor de largo plazo".

Todos Somos Juárez se lanzó luego de una tragedia que pareció colmar a los ciudadanos de Juárez: 15 jóvenes, la mayoría de ellos estudiantes de secundaria, fueron masacrados en enero en una fiesta en un caso que se presume derivó de una confusión. Calderón llegó después de los homicidios a una comunidad furiosa, cuya profunda desconfianza fue exacerbada cuando el presidente inicialmente describió a las víctimas como pandilleros.

Si se le pregunta a los juarenses sobre la situación de su ciudad, es como si todos hubieran recibido el mismo guión: la ciudad que comparte frontera con El Paso, Texas, ha sido históricamente próspera y generadora de empleo y oportunidades para mexicanos de todo el país. Pero nunca recibió la justa retribución por los impuestos que esos empleos generaban.

"Hubo muchos gobiernos federales y algunos gobiernos estatales que ni quisieran (ayudar) a Juárez", dijo el presidente municipal juarense Héctor Murguía a la AP. "Juárez creció por su propia dinámica. Pero nos falta todo, nos falta pavimento, luz, centros comunitarios, centros de salud, parques, maestros, bibliotecas".

Como en muchas partes de México, el narcotráfico era una parte aceptada de la economía, siempre y cuando las cosas se mantuvieran relativamente tranquilas. Eso comenzó a cambiar con el cierre de la frontera tras el 11 de septiembre del 2001, lo que hizo que las drogas que debían llegar a Estados Unidos se vendieran en las calles locales.

Hoy se estima que hay 100,000 drogadictos en una ciudad de 1,4 millones de habitantes, donde jóvenes visiblemente drogados deambulan por las calles y ocurren tiroteos a plena luz del día.

En el 2008, comenzó la lucha de los cárteles de Sinaloa y Juárez por las lucrativas rutas de transporte hacia Estados Unidos, así como por el mercado local, lo que causó que la violencia se disparara y que partes de la ciudad se quedaran vacías. Los cálculos de cuánta gente ha salido de Juárez exceden los 200,000.

El desempleo en Ciudad Juárez es de 7%, cuando el promedio nacional es de 5,4%, de acuerdo con el economista local Miguel Angel Calderón.

Con ese panorama, Todos Somos Juárez se lanzó como una iniciativa conjunta entre gobiernos federal, estatal y local para reducir la violencia y mejorar la calidad de vida con 160 "acciones concretas", desde codificar los radios de la policía e incrementar el crédito para empresas locales, hasta darle a los alumnos clases de civismo.

Aun los detractores dicen que ha habido progresos. Además de las seis nuevas escuelas, el gobierno ha dado miles de becas para mantener a los estudiantes en las aulas y ha extendido el horario escolar hasta las 5 de la tarde en 32 colegios, lo que previene que los niños salgan a las calles y brinda una mayor flexibilidad a los padres que trabajan.

Más de 150,000 personas pobres se han incorporado al seguro popular de salud, el hospital general tiene 34 camas más y el hospital para mujeres finalmente fue concluido.

Los pobladores creen que otras de las mejoras son insuficientes y tardías.

Todos Somos Juárez comprometió 3,29 millones de pesos (267,000 dólares) para apoyar a organizaciones comunitarias que ayudan a los adictos y prometió instalar botones de pánico (alarmas silenciosas que llamarían a la policía en una emergencia) en 65 centros de rehabilitación. Pero el ingreso de adictos ha disminuido en muchos centros, donde bandas rivales han lanzado ataques y matado a decenas.

Oscar Chavarría, un adicto rehabilitado y gerente de la Asociación Nacional de Alcohólicos y Adictos en Recuperación, dijo que su centro ha recibido 50 kilos (110 libras) de frijol y cinco cajas de leche en polvo de Todos Somos Juárez, y que espera una donación de mantas. Pero sólo hay 35 personas en una instalación que puede albergar a 120.

"Hay temor en la ciudad", dijo Chavarría.

Todos Somos Juárez prometió nueve "corredores de seguridad" libres de delincuencia en los que sería seguro transitar las 24 horas del día, pero sólo ha completado tres a la fecha. En uno conocido como Gómez Morín, un largo tramo de bulevar comercial que incluye comercios como Starbucks y Chili's, hay docenas de fachadas cerradas o quemadas. Un conjunto de establecimientos _una casa de cambio y una de empeño contiguas a una tienda de licores_ depende no de las patrullas del programa, sino de guardias de seguridad privada luego de que la casa de cambio fuera asaltada e incendiada el año pasado.

El guardia de seguridad privado Alejandro García Veloz, de 31 años, dijo que la policía patrulla la zona, pero que sólo se detuvo una vez para saber si tenía permiso para el arma de choques eléctricos que porta. Su primo, un agente estatal, fue ejecutado la noche previa.

"No he visto cambios", dijo García.

En otra parte del centro de la ciudad, los patrullajes de la policía federal han reducido la extorsión y los asaltos a dueños de negocios casi a cero. Pero de 120 locales, 88 han cerrado en los últimos dos años.

Los miembros de la comunidad en las mesas de trabajo de Todos Somos Juárez dijeron que la inversión social no marcará la diferencia mientras la delincuencia y la impunidad continúe.

Menos de 5% de los crímenes en Juárez se investigan. Nadie ha sido arrestado en relación con los casos de los doctores secuestrados y asesinados.

Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria de México y el encargado de dirigir Todos Somos Juárez desde la Ciudad de México, dijo que con el programa se contrataron más agentes, pero que aún se necesita investigar mejor a los policías.

En la empobrecida colonia Plutarco Elías Calles, Mónica Ramos Escobedo observa desde su casa el nuevo parque, el cual dice es un cambio agradable respecto al sucio arroyo que había antes.

Como muchas de las casas de alrededor, la suya tiene una nueva ampliación _un dormitorio y medio baño_ construida por el gobierno federal.

"Siento como que nos ayudará", dijo la mujer de 33 años, mientras uno de sus cuatro hijos juega en el ejercitador del parque que está cruzando la calle.

Pero su nueva ampliación ya tiene goteras.



EEM

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