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Contratista estadounidense espera fallo en medio de "ciberguerra" Cuba-EU

2011-03-08

Washington reconoce a Gross, de 61 años, como empleado de una empresa subcontratada por la...

Isabel Sánchez / AFP

LA HABANA - Cuba arreció sus acusaciones contra Washington de crear redes clandestinas en internet para fomentar la "subversión", en momentos en que el contratista estadounidense Alan Gross, enjuiciado bajo cargos de participar en el supuesto plan, espera sentencia.

Para contraatacar y denunciar una "ciberguerra" de Washington, La Habana retomó estas semanas una táctica que no usaba desde hace casi una década: destapar a sus agentes infiltrados en las filas del "enemigo".

El gobierno presentó el martes en los periódicos y la noche del lunes en un documental de televisión al "agente Raúl", un ingeniero de comunicaciones que -dijo- fue reclutado por la CIA para la "operación subversiva".

El agente, que se identificó en el programa como Dalexi González, dijo haber recibido en marzo de 2008 sofisticados medios de comunicación para crear redes de "conexiones inalámbricas y satelitales" que "no fueran detectadas por las autoridades cubanas".

Según González, los equipos le fueron enviados ilegalmente por un hombre que conoció en La Habana, a quien Cuba identificó como Robert Guerra, "jefe del plan de agresión cibernética de Freedom House", organización que señaló como "vinculada con la CIA y financiada" por la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), del Departamento de Estado norteamericano.

El documental fue emitido dos días después de que concluyera en La Habana el juicio contra Gross, arrestado el 3 de diciembre de 2009 cuando, según la fiscalía cubana, distribuía equipos satelitales "para crear redes clandestinas de infocomunicaciones por fuera del control de las autoridades cubanas para alimentar provocaciones contrarrevolucionarias".

La fiscalía acusó a Gross, según una nota oficial, de "la introducción y desarrollo" de un "proyecto subversivo para intentar derrocar la revolución que tenía como blancos esenciales el sector juvenil, centros universitarios, culturales, religiosos, grupos femeninos y raciales".

Washington reconoce a Gross, de 61 años, como empleado de una empresa subcontratada por la USAID, pero afirma que ayudaba a judíos en Cuba a comunicarse con el exterior dándoles celulares y computadoras, aunque los representantes de esa comunidad lo niegan.

Según el texto oficial, el contratista, que enfrenta una petición fiscal inicial de 20 años de cárcel y está acusado formalmente de "actos contra la independencia o integridad territorial del Estado", reconoció ante el tribunal que fue "utilizado y engañado" por su empresa.

Hace una semana, otro programa mostró a otros dos agentes que Cuba infiltró en la disidencia, uno como periodista independiente próximo a las Damas de Blanco, y otro cercano a Elizardo Sánchez y su comisión de derechos humanos, con la intención de probar el financiamiento desde Estados Unidos a la oposición interna.

La saga sobre la "ciberguerra" comenzó hace tres semanas cuando apareció en internet un video, supuestamente filtrado, en el que un experto de Seguridad menciona a Gross como encargado de "crear una plataforma tecnológica" para "articular una red virtual de mercenarios" que no son los tradicionales.

Cuba afirma que Gross es parte de esa nueva estrategia de Washington de impulsar a esos "nuevos mercenarios", entre los que destaca a blogeros como Yoani Sánchez, y contra quienes surgieron decenas de blogs defensores de la revolución.

El caso de Gross frenó el acercamiento que habían iniciado Cuba y Estados Unidos, sin relaciones diplomáticas desde 1961, con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca a inicios 2009.

Washington, que pide a La Habana la liberación incondicional e inmediata de Gross, ha advertido que no habrá avances en la normalización de las relaciones mientras el estadounidense continúe preso.



KC

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