Sabias Que

El hombre necesita saber para qué...

2006-11-20

El hombre no está libre de circunstancias biológicas, psicológicas y...

Autor: Ana Cecilia Margalef

No se puede ser feliz por casualidad, o tener sentido en la vida sin buscarlo.

Si el hombre es esa pregunta, no puede no hacerla si quiere vivir, si se toma en serio. El hombre necesita saber para qué vive, de dónde viene, a dónde va, porque estas dudas le surgen en lo hondo cuando hay que sufrir, o tomar decisiones que afectan toda la vida, o entregarse al amor… Qué valor tiene sufrir, amar, morir… Esa búsqueda es intelectual y existencial, quiere saber y quiere saciar su necesidad de amar y ser amado. Es búsqueda de todo el hombre, de toda su humanidad, no sólo de su cabeza, ni de sus deseos…

No se puede ser feliz por casualidad, o tener sentido en la vida sin buscarlo. La felicidad sólo puede venir de plantearse conscientemente su búsqueda y conseguir las respuestas necesarias. Directas o indirectas, pero conseguirlas.

Una opinión importante, la de Viktor Frankl en una conferencia en Viena. 24 de febrero de 1980:

Como resulta que soy neurólogo y psiquiatra, qué más fácil que coger al vuelo un tema que satisfaga casi a todos: hablar de la neurosis colectiva actual. Quizá sabrán que nunca me canso de decir que, al contrario de lo que sucedía en tiempos de Sigmund Freud, la gente padece menos frustraciones sexuales y muchas más frustraciones existenciales. Lo que a la gente le atormenta, lo que le urge de verdad, no es éste o aquel problema sexual, sino el problema del sentido de la vida. En oposición a la psicología individual de Alfred Adler, la segunda gran orientación psicológica vienesa, hoy la gente ya no está atormentada por complejos de inferioridad, sino que éstos se han visto ampliamente superados por un profundo sentimiento de falta de sentido. En general, la gente se conforma con vivir de algo; sin embargo, apenas saben para qué pueden vivir. Podríamos hablar de nihilismo vivido para referirnos a este vacío con el que se enfrenta la gente, y lo más grave de este nihilismo es quizá el fatalismo que lo acompaña. El nihilista se dice a sí mismo que no sirve para nada dar la mano a la vida, controlar el destino, porque, al fin y al cabo, la vida no tiene ningún sentido. El fatalista se dice a sí mismo que eso no sólo es inútil, sino completamente imposible, porque no somos libres, ni siquiera responsables, sino que somos las víctimas de la coyuntura, del entorno, de las circunstancias. Pero los fatalistas no tienen en cuenta y olvidan que, en realidad somos nosotros quienes configuramos las circunstancias y los que podemos transformarlas allí donde haga falta.

¿Qué dice la ciencia frente a todo esto? ¿Hace frente tanto al fatalismo como al nihilismo? ¿O no será más bien, como nos advirtieron Einstein y Schrödinger, que la ciencia como tal no está en situación de dar un sentido a la vida? Una pseudociencia tratará y no podrá… El hombre no está libre de circunstancias biológicas, psicológicas y sociológicas, pero siempre es y será libre para adoptar una postura frente a todas estas condiciones y circunstancias, ya sea resignándose a ellas o ya sea superándolas, haciendo uso del «poder de obstinación de la mente» (13).

Frankl se refiere a la obstinación en buscar un sentido a su vida, y a continuación cuenta muchos casos analizados.

Notas
(13) V. FRANKL, En el principio era el sentido, Paidós, Barcelona, 1999 pp. 88-90.



AAG

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