Internacional - Finanzas

Los colegas que aniquilan las juntas de trabajo

2012-05-19

Ante estas actitudes, incluso los mejores líderes deben recurrir a medidas desesperadas para...

SUE SHELLENBARGER, WSJ

En las reuniones de trabajo, los compañeros pueden ser mortales. Acaparan las conversaciones, bombardean con malas ideas y matan las buenas por asfixia. Se salen del tema en discusión, envían mensajes de texto, entorpecen la toma de decisiones o se comportan de otras formas disfuncionales.

Ante estas actitudes, incluso los mejores líderes deben recurrir a medidas desesperadas para mantener encaminada la discusión: chocolates de premio, muñecos y salas con temperaturas gélidas.

Realizar varias tareas a la vez durante una reunión se da tan por sentado que a no ser que un jefe prohíba el uso de aparatos electrónicos, casi todos envían mensajes de texto o echan una mirada a su e-mail durante las juntas. Sin embargo, eso no es nada comparado con un sabotaje real.

Los elementos negativos se oponen a todo, afirma Dana Brownlee, fundadora de Professionalism Matters, una empresa de capacitación corporativa en Atlanta. Una de sus estrategias es llevar a almorzar a los escépticos seriales antes de las reuniones para permitirles desahogarse e intentar llegar a un acuerdo. Una vez que comienza la reunión, exige que quien se queje también proponga una solución.

Otra personalidad problemática es el conspirador silencioso, dice Brownlee. "Quizás son personas tranquilas que se sientan al fondo, pero ni bien termina la reunión, están planeando tu hundimiento", sostiene. ¿Su respuesta? Hacer que los conspiradores participen durante las reuniones para saber lo que piensan.

Y para los de peor conducta, Bronwlee a veces coloca un muñeco en el centro de la mesa de reuniones y les dice a los participantes: "Si alguien cree que nos estamos saliendo del tema, tome el muñeco". Esto les permite a los trabajadores expresar su frustración sin interrumpir la discusión, afirma.

Brenna Smith recuerda su gran victoria en una reunión. Estaba haciendo una presentación con diapositivas ante su nuevo jefe y 10 colegas hace varios años cuando, en la mitad de una oración, un compañero se paró y yendo donde ella dijo que sus ideas no funcionarían.

Para mostrar que podía defenderse, dice Smith, ella contraatacó: "Creo que lo que dices tiene mucho sentido", le respondió a quien la interrumpió, "pero primero quiero terminar lo que estoy diciendo para poder hablar de mis ideas, y luego, si queda tiempo, podemos hablar de las tuyas".

Hubo un silencio sepulcral. El colega volvió a su asiento, no tuvo tiempo de explicar su postura y la propuesta de Smith fue adoptada, relata la fundadora y presidenta ejecutiva de SheNow.org, un sitio web para mujeres.

Las personas que hablan sin una idea fija pueden ser igual de problemáticas. Samir Penkar, consultor de gerencia de proyectos de Minneapolis, dirigía reuniones diarias con 20 empleados en una compañía de seguros el año pasado donde dos participantes desviaban la conversación una y otra vez. Así que comenzó a llevar chocolates. Cuando alguno de los dos "comenzaba a irse del tema, les daba un chocolate", afirma.

Repitió la táctica seis veces en dos semanas hasta que los empleados aprendieron a enfocarse.

Para que la reunión sea ágil, los líderes a veces dedican tiempo al comienzo de la junta para que los escépticos expresen sus objeciones, y luego cambian el ritmo de la discusión para concentrarse en tomar decisiones, señala Patti Johnson, presidenta ejecutiva de PeopleResults, una firma de consultoría laboral con sede en Texas.

En una reunión a la que asistió hace varios años, los colegas estaban a punto de alcanzar un consenso sobre un proyecto nuevo, cuenta Johnson, cuando una gerenta de alto cargo lo arruinó todo.

"Hizo una pregunta que era casi imposible de contestar", afirma Johnson. "Descolocó al orador". Varios de los 15 colegas frustrados de la gerenta preguntaron: "¿Por qué sacas este tema en este momento? ¿No deberías haberlo planteado antes?", cuenta. Pero la objeción de la mujer fue suficiente para estancar el proyecto, un desenlace que pareció complacerla.

Con los avances tecnológicos y un énfasis en la eficiencia, la oficina debería funcionar de forma más fluida que nunca. Se supone que las reuniones deben ser un momento de resolución creativa de los problemas, donde emerjan las mejores ideas. Sin embargo, algunos de los mejores gerentes parecen incapaces de dirigirlas.



gilberto
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