Internacional - Economía

La desaceleración pone en duda el modelo de crecimiento brasileño

2012-07-12

Los economistas han reducido sus proyecciones para el crecimiento en 2012 a menos de la mitad de la...

Por JOHN LYONS y LUCIANA MAGALHÃES, WSJ

SÃO PAULO—En los últimos años, Brasil diseñó un salto a la prosperidad basado en un crecimiento acelerado alimentado por sus inmensos recursos naturales. Ahora, numerosos economistas opinan que tales planes deben replantearse en momentos en que la economía pierde vigor y los esfuerzos por reactivarla no surten efecto.

El banco central recortó anoche las tasas de interés por octava vez consecutiva, de 8,5% a 8%.

Los economistas han reducido sus proyecciones para el crecimiento en 2012 a menos de la mitad de la meta de 4% puesta por el gobierno a inicios de año. El banco de inversión suizo Credit Suisse revisó a la baja su vaticinio a 1,5%, un giro inesperado para un país que hasta hace poco era sinónimo del alto crecimiento característico de los mercados emergentes.

Trabajadores junto a los buques petroleros Rómulo Almeida y José de Alencar, ambos de Petrobras, en Niterol, Brasil.

Brasil se ha desacelerado a pesar de que el gobierno lleva un año anunciado medidas de estímulo, como incentivos para industrias clave, iniciativas para debilitar el real y, de este modo, apuntalar las exportaciones y recortes de tasas de interés. "A corto plazo, no hay mucho que el gobierno puede hacer. De hecho, intentar hacer más podría empeorar la situación", advierte Paulo Vieira da Cunha, ex director del banco central y actual socio de la firma neoyorquina de inversión Tandem Global Partners. "Brasil necesita sentarse en la banca y rediseñar ciertos aspectos de la economía".

La desaceleración tomó por sorpresa a un país rico en hierro, petróleo, soya y otras materias primas, que ostentó una expansión de 7,5% en 2010. El crecimiento cayó a 2,7% en 2011.

El enfriamiento económico podría generar interrogantes acerca de la inclusión de Brasil en el club de mercados emergentes conocido como BRIC dice Jim O'Neill, el economista que acuñó el término en Goldman Sachs hace una década. BRIC hace referencia a Brasil, Rusia, India y China.

"Tiene que por lo menos cumplir con nuestras expectativas" de un crecimiento anual promedio de más de 3,5% esta década, dijo O'Neill a través de correos electrónicos.

Brasil es un caso extremo en una tendencia global. Los grandes países emergentes que impulsaron la economía mundial tras el colapso de Lehman Brothers pierden fuerza. Eso reduce su capacidad de proveer un antídoto en momentos en que la crisis de deuda de Europa arrastra el crecimiento. China se ha desacelerado en los últimos cinco trimestres (ver nota relacionada). La expansión de 5,3% de India en los primeros tres meses de 2012 fue la menor en nueve años.

Autoridades brasileñas atribuyen el menor crecimiento al bajón global y confían en que las medidas de estímulo ya empiezan a dar fruto. Dicen que la economía se acelerará en el segundo semestre, aunque los datos preliminares no muestran una tendencia clara. Las ventas de automóviles subieron en junio en respuesta a un programa de reembolsos de impuestos. Pero las ventas minoristas descendieron 0,8% en mayo frente a abril.

Brasil es, en parte, víctima de su propio éxito. El real se ha fortalecido en la última década a medida que los inversionistas inyectaron miles de millones de dólares a la economía. Ahora, los bienes se han vuelto tan caros que los fabricantes locales tienen problemas para competir. El real se ha depreciado 23% este año, pero aún no lo suficiente. La producción industrial cayó en mayo por tercer mes consecutivo.

El tema de fondo, dicen los analistas, es que el modelo brasileño de crecimiento, que combina exportaciones de materias primas, protección de ciertas industrias y un consumo interno alentado por el crédito, se está agotando.

Es improbable que los precios de las materias primas, que se triplicaron en la última década, sigan creciendo al mismo ritmo. La clase media ha acumulado una deuda importante después de una seguidilla de compras de autos, electrónicos y paquetes de vacaciones. Los proyectos financiados por el gobierno para renovar puertos y otra infraestructura están retrasados en medio de líos burocráticos, acusaciones de corrupción y otros obstáculos.

Para revivir el crecimiento, dicen algunos expertos, Brasil debe tomar medidas severas, como reformar el sistema de impuestos, donde el gobierno recauda 36% del Producto Interno Bruto, y ayudar a que las industrias compitan a pesar de la fortaleza del real. "Los años de crecimiento fácil quedaron atrás", dice Gray Newman, economista senior de Morgan Stanley para América Latina.

El hecho de que la producción petrolera de Brasil se está decayendo en vez de elevarse cinco años después de que el país realizó algunos de los hallazgos más grandes de crudo en las aguas profundas ayuda a entender los problemas del país.

Para sacarle el mayor provecho al petróleo, Brasil aprobó leyes que le otorgan a la estatal Petrobas una mayor participación en nuevos yacimientos y que requieren que las empresas que los explotan compren la mayoría de las plataformas y buques en Brasil. Sin embargo, desarrollar estos costosos proyectos en altamar en su mayor parte con tecnología local ha resultado más caro y lento de lo previsto.

En una entrevista reciente, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, defendió el llamado modelo "desarrollista" de Brasil, que involucra el uso de empresas estatales y préstamos subsidiados por los contribuyentes para apoyar industrias protegidas por altos aranceles de importación. "El modelo brasileño será adoptado por más países", asegura Mantega.

Pero la percepción entre muchos inversionistas es que Brasil no puede crecer más rápido. De hecho, más inversiones nuevas están siendo dirigidas a países como México, Chile, Colombia y Perú, que apostaron al libre comercio, en vez del modelo proteccionista brasileño. Los cuatro crecen hoy más rápido que Brasil.



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