Internacional - Política

La metamorfosis del primer ministro griego

2012-10-13

En febrero, Samaras y su partido Nueva Democracia, como parte de la coalición, votaron a...

Por ALKMAN GRANITSAS y MARCUS WALKER, WSJ

ATENAS — El primer ministro griego, Antonis Samaras, atraviesa una de las mayores metamorfosis de su vida política: del opositor estridente al plan de rescate europeo para Grecia, al hombre que los líderes del continente ven ahora como la mejor opción para mantener al país en la zona euro.

Desde que asumió su cargo en junio, Samaras, de 61 años y miembro de una de las familias más prominentes de Grecia, ha tenido problemas para impulsar medidas de austeridad de 13.500 millones de euros (US$17.400 millones) para satisfacer a los acreedores internacionales a pesar de la oposición en las calles de Atenas y en el Parlamento.

Ello le ha representado el apoyo de otras capitales europeas. Sin embargo, los ánimos podrían cambiar rápidamente si Grecia no consigue los recortes prometidos en su presupuesto y los planes de reestructuración siguen retrasándose.

Los líderes europeos buscan por todos los medios evitar los costos de una nueva crisis con Grecia en su intento por proteger la moneda común y evitar que otras economías frágiles, tales como España e Italia, se debiliten aun más.

Samaras "es visto como difícil y es duro", señala un alto funcionario de la Comisión Europea en Bruselas. "Pero esos rasgos también significan que está en mejor posición de llevar a cabo los duros cambios que se necesitan", añade. "Es el mejor puerto que tenemos en esta tormenta. Pero eso no es mucho decir, dada la gran desconfianza que impera".

No hace mucho tiempo, Samaras era uno de los críticos más vociferantes de las duras condiciones asociadas a los rescates de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional. Como líder de la oposición en 2010, pidió que se votara en contra del plan, a pesar de los llamados de la canciller alemana Angela Merkel y otros líderes.

En el año que siguió a ello, Samaras mantuvo una postura combativa, ganándose la reputación de ser problemático. Más tarde, funcionarios de la UE le exigieron dos veces por escrito garantías de que apoyaría el programa de austeridad.

En noviembre, en medio de una crisis política que derrocó al ex primer ministro George Papandreou y sacudió a los mercados globales conforme aumentaban los temores de que Grecia caería en cesación de pagos, Samaras cambió de táctica y respaldó el segundo plan de rescate de Europa, de 173.000 millones de euros. Se unió a un nuevo gobierno de coalición para negociar el plan.

En ese momento, Samaras dijo que el liderazgo del gobierno socialista significaba una abierta amenaza a la membrecía del país al euro.

En febrero, Samaras y su partido Nueva Democracia, como parte de la coalición, votaron a favor del nuevo rescate, así como las medidas de austeridad atadas a ello.

Desde que asumió el poder, Samaras ha insistido en que el país debe tragar la amarga píldora de 10.500 millones de euros en recortes de costos y 3.000 millones de euros en nuevas medidas impositivas durante los siguientes dos años.

Tales medidas provocaron una reevaluación de Samaras por parte de otros líderes europeos. Otro factor fue el sorprendente desempeño del partido radical de izquierda Syriza, que repudia los términos del rescate, en las elecciones de mayo y junio, señaló un cercano asesor del primer ministro. "Los europeos vieron el peligro de una victoria de Syriza y se dieron cuenta de lo que sería la alternativa", sostuvo. "Antes había una frialdad definitiva, pero las cosas están mejor ahora".

En ningún lado, la transformación de Samaras de villano a socio ha sido más evidente que con Merkel, que en última instancia controla la billetera de la financiación de Grecia. Al principio de la crisis, Merkel culpó a Samaras de socavar el consenso político de un cambio en Atenas y de hacer la vida más difícil al gobierno anterior. Samaras enfureció todavía más a Merkel en 2011, al rechazar sus peticiones de apoyo bipartidista a las reformas.

Cuando Samaras se convirtió en primer ministro, Merkel decidió olvidar las disputas y darle la oportunidad de mostrar que podía dar un giro en la situación en Grecia.



gilberto
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