Diagnóstico Político

El fin de las corbatas amarillas

2012-12-06

Y aunque muchos aún portaban el lazo amarillo ajustado al cuello de la camisa, en poco...

Miguel Ángel Velázquez, La Jornada

Para bien o para mal, ayer concluyó la era de las corbatas amarillas en la ciudad de México. Miguel Ángel Mancera le puso fin al tomar posesión como jefe de Gobierno, y al presentar un gabinete en el que casi desaparecieron las tribus, se conformó un nuevo núcleo de poder que parecería que Mancera comparte con Marcelo Ebrard.

Y aunque muchos aún portaban el lazo amarillo ajustado al cuello de la camisa, en poco tiempo se dieron cuenta de que ese color, que esas corbatas tendrán que pasar, cuando menos los próximos seis años, en la parte más oscura del clóset, porque Miguel Ángel Mancera, que hasta los últimos eventos públicos la portaba, la cambió por otra de un gris a rayas que en el escenario lució como algo diferente, como el rompimiento con lo tradicional.

Si hacemos caso a eso de que la política también son símbolos y mensajes cifrados, y si el nuevo jefe de Gobierno algo trató de decir con ese nuevo look a todos sus seguidores, fuera de los discursos, es que el cambio va en serio, y que empieza desde la fachada, aunque existan quienes no lo vean tan claro. Al principio, a eso de las 8:30 de la mañana en el edificio de la Asamblea Legislativa del DF, los que no llevaban el color clásico entre el saco y la camisa miraban con cierto recelo a los que llegaban con alguna seda, poliéster en la mayoría de los casos, de un color diferente al que marcaban los usos y costumbres perredistas, pero horas después, en el Auditorio Nacional, los de amarillo no sabían dónde esconder el pedazo de tela, y prefirieron hacer bromas sobre él, con la promesa de no volverlo a exhibir.

Pero si alguna cara mostraba una mezcla desconcierto, desesperación y enojo era la del perversor René Bejarano, que sentía cómo parte del poder que todos suponían tendría en sus manos, con cuando menos dos secretarías más de las tres que le fueron otorgadas durante el gobierno de Marcelo Ebrard, se esfumaba. Para su tribu solo obtenía la de Desarrollo Rural. Por eso instruía a sus fieles para darle una vuelta a la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa y destituir de ese cargo al mancerista Manuel Granados. "Creo que ya es hora", comentó.

Y más que sorpresa, lo que causó indignación fue el nombramiento de Carlos Navarrete, única cuota de los chuchos en el gabinete, donde seis lugares ostentan la divisa de Marcelo Ebrard. La lectura de ese dato advierte que ya existe en serio una nueva formación dentro de la izquierda de la ciudad que será jefaturada por el ahora ex jefe de Gobierno.

Hubo más, los discursos del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa, con la solemnidad que impone la casona de Donceles, donde los gobernadores de casi medio país, 14 para ser exactos, el cuerpo diplomático, y el jefe de gobierno de Buenos Aires, Argentina, se dieron cita para presenciar, entre otros muchos, la toma de protesta del nuevo gobernante de una de las ciudades más importantes del mundo.

El otro fue frente a los electores, gente de las delegaciones, de la iniciativa privada en gran número –allí estuvieron Carlos Slim, Olegario Vázquez, Raúl Salinas, pero no se vio a nadie de Televisa– y personajes de la política a quienes agradeció el voto, y con quienes hizo el compromiso de llevar a mejores puertos la capital del país: No les vamos a fallar, aseguró.

Total, Miguel Ángel Mancera, todo hace suponer, rompió con las cadenas de dependencia que le imponían los tratos con las tribus perredistas, y seguramente entrará a un estado de conflicto con esas mismas tribus, que con toda seguridad tratarán de defender no su ideología, perdida ya hace algunos ayeres en las mieles de los intereses privados, sino eso mismo, los lugares desde donde ejercieron a sus anchas un poder que no les correspondía. Vamos a esperar el estallido.

De pasadita

Ya es un hecho, como le habíamos comentado: resulta que en el PRD-DF ya se están poniendo de acuerdo para que el nuevo jefe del partido en la ciudad sea Raúl Flores, el ex delegado de Coyoacán a quien todos ubicaban en el puesto que anunció Miguel Ángel Mancera y que sería una especie de vigilante de las acciones en las delegaciones del DF, pero ahora las cosas cambiaron y Raúl ya sacó boleto.

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