Internacional - Política

Para mejorar la relación con Venezuela deben desecharse falsas acusaciones

2013-03-08

El contacto iniciado por el Departamento de Estado ya había sido confirmado por el mismo...

DAVID BROOKS, La Jornada

El gobierno de Barack Obama contempla una mejoría de las relaciones con Venezuela si resulta que el sucesor de Hugo Chávez es más "pragmático", según el mensaje que filtró a medios aquí, mientras algunos críticos de la política de Washington hacia América Latina advierten que cuando se trata de petróleo, todo trato con Estados Unidos es peligroso.

A la vez, el Departamento de Estado anunció hoy que enviará una delegación oficial a los actos fúnebres del presidente Hugo Chávez, compuesta por los representantes federales demócratas Gregory Meeks y Bill Delahunt, así como el encargado de negocios de la embajada estadunidense en Caracas, James Derham (ambos países retiraron sus embajadores desde 2010).

Como se suele hacer aquí, el Departamento de Estado decidió recordar a algunos medios masivos, por conducto de altos funcionarios no identificados, sobre intentos cautelosos y discretos para establecer un diálogo con altos cargos del gobierno venezolano, sobre todo con el vicepresidente Nicolás Maduro, durante los últimos meses para evaluar condiciones tendientes a renovar las relaciones bilaterales.

The New York Times y Los Ángeles Times, entre otros, reportaron que el gobierno estadunidense entró en contacto con Maduro en noviembre de 2012 con el fin de evaluar el interés en mejorar la relación, y ante una respuesta positiva funcionarios de los dos países sostuvieron varias llamadas telefónicas y tres reuniones informales en Washington, la última de éstas cuando la salud de Chávez ya estaba muy deteriorada.

Pero el New York Times señala que poco después ese proceso se estancó dejando a funcionarios estadunidenses tratando de entender cuáles eran las intenciones reales de Maduro.

El contacto iniciado por el Departamento de Estado ya había sido confirmado por el mismo Maduro en enero. Sin embargo, ninguno de los medios estadunidenses explica qué interrumpió esas pláticas bilaterales.

Todo indica que el propio presidente estadunidense Barack Obama descarriló el proceso con comentarios en una entrevista con Univisión a mediados de diciembre, que fueron condenados por el gobierno de Chávez.

Obama respondió a una pregunta: "hemos visto de Chávez en el pasado políticas autoritarias y de represión a la disidencia". Agregó que la política estadunidense era de apoyo al pueblo venezolano y a su "libertad", justo cuando el mandatario criticado pasaba por una etapa delicada de su tratamiento.

Maduro, en un comunicado oficial, consideró "indignantes" esas declaraciones de Obama. A nombre del gobierno venezolano, el ahora presidente interino señaló que "con sus declaraciones infames en este momento tan delicado para Venezuela, el presidente de Estados Unidos asume la responsabilidad de conducir las relaciones bilaterales hacia un deterioro mayor, dejando en evidencia la continuidad de su política de agresión e irrespeto hacia nuestro país".

Pero esta semana, después de que Obama emitió una declaración ante la muerte de Chávez donde expresaba el deseo de desarrollar una "relación constructiva" con el gobierno venezolano, altos funcionarios estadunidenses reiteraron ante medios: "deseamos una relación productiva y funcional". Añadieron que aunque no se espera algún paso positivo antes de las elecciones, la ausencia de Chávez ofrecía el potencial para un giro en las relaciones bilaterales. Indicaron que se podía contemplar mayor cooperación en los rubros de la lucha antinarcóticos, el antiterrorismo y en intereses económicos, incluyendo energía, reportó Los Ángeles Times.

Sin embargo, en esta coyuntura inmediata no se vislumbra ningún cambio en la relación. Hoy, el gobierno estadunidense rechazó "categóricamente" una vez más las acusaciones de que Washington continúa obrando contra el régimen venezolano, por lo cual Maduro ordenó la expulsión de dos agregados militares.

La vocera del Departamento de Estado Victoria Nuland señaló que esas "falsas acusaciones" son parte de un guión "viejo" en el que se usan las denuncias de "intervención extranjera como un futbol político en la política interna de Venezuela".

Subrayó: "nos gustaría llegar a un lugar donde podamos mejorar nuestra relación bilateral", pero para lograrlo se tienen que superar las acusaciones contra Estados Unidos que se han dado en los últimos días.

Nuland agregó que su gobierno espera que los comicios se realicen bajo las reglas constitucionales –ya que "los venezolanos merecen la oportunidad de elegir a su próximo líder de manera democrática"–, que sus instituciones funcionen de forma apropiada, "que las ramas del gobierno sean independientes y exista un sistema electoral imparcial y transparente".

Demandó proteger la libertad de expresión y que "todos los candidatos tengan igualdad de oportunidades".

A su vez, expertos y analistas de asuntos interamericanos ofrecen un panorama en el cual es posible una renovación de las ya muy deterioradas relaciones diplomáticas bilaterales si Maduro es electo como sucesor de Hugo Chávez, algo que casi todos coinciden en que será lo más probable, ya que es considerado un político "pragmático", quien ha sido clave, cuando fue canciller, en negociar disputas en el plano internacional.

Otras voces preguntan más bien qué desea la Casa Blanca y cuáles son los intereses estadunidenses en este periodo de transición.

El veterano periodista de investigación Greg Palast señala que los grandes medios estadunidenses suelen no recordar que la ira y agresión de Washington y parte del empresariado de Venezuela fue provocada por los esfuerzos de Chávez de retomar el control de los recursos petroleros de su país y que los haya empleado para programas sociales, además de la redistribución de tierras y otras cosas poco bien vistas por la elite y la Casa Blanca.

"Presidentes electos que irritan al gran petróleo han acabado en el exilio o en ataúdes", escribe Palast, recordando ejemplos por todo el mundo.

Cuenta que el fallecido presidente le comentó: "esto es un juego de ajedrez (...) y yo soy muy buen jugador de ajedrez".

Palast concluye: "guerra de clases sobre un tablero de ajedrez. Aun muerto, yo no apostaría contra Hugo Chávez".



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