De Protestas a Propuestas

México necesita una ciudadanía de alta intensidad

2013-04-04

Éste es un ejercicio democrático, que refleja la voluntad ciudadana de transformar a...

Enrique Peña Nieto

Para mover y transformar a México se necesita una ciudadanía de alta intensidad, que se exprese libremente, que proponga y, sobre todo, participe en los asuntos públicos.

Por eso, desde el primer día de mi mandato, me comprometí a ejercer un Gobierno abierto, sensible y cercano a la sociedad.

Y, en congruencia con ello, el pasado 28 de febrero iniciamos el proceso de consultas ciudadanas para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018. A través de foros de consulta y medios digitales, estamos recibiendo las propuestas de especialistas, académicos, empresarios, líderes sociales y ciudadanos en general.

Quiero destacar el gran número de personas que han respondido a este llamado. Tan sólo en las líneas de consulta, van más de 96 mil mexicanos que han expresado ideas y propuestas para mover y transformar a nuestro país.

Éste es un ejercicio democrático, que refleja la voluntad ciudadana de transformar a México y el compromiso de contribuir a un profundo proceso de cambio para nuestro país.

Para encauzar el esfuerzo nacional, el Gobierno de la República estableció cinco grandes metas nacionales. Estamos trabajando para mantener un México es paz, un México incluyente, un México con educación de calidad para todos, que es precisamente uno de los objetivos relevante y trascendente que hoy nos convoca.

Estamos decididos a construir un México próspero, que se inscriba en una nueva dinámica de crecimiento económico y de mayores oportunidades para los mexicanos, y hacer de nuestro país, también, un actor con responsabilidad global.

Con ello se demuestra que para este Gobierno la educación es una prioridad explícita y no sólo un instrumento más de desarrollo social.

Elevar la calidad de la enseñanza es un objetivo central de esta Administración. Porque en la era del conocimiento no puede ser de otra manera.

Aquí lo hemos escuchado ya de quienes me han antecedido en el uso de la palabra y si hay una constante en todas estas participaciones, está muy claro: Tenemos que trabajar por la calidad, reconociendo esfuerzos que se hayan hecho en el pasado, quizá o sin cuestionar si fueron importantes o deficientes.

Lo que hoy tenemos en los ámbitos educativos, especialmente en el nivel básico de educación, ahora ampliado, precisamente a la cobertura de nivel medio superior, que significa en sí mismo un importante reto y desafío, encontramos una mayor cobertura.

Pero, hoy, la orientación, el enfoque y donde centraremos el esfuerzo del Gobierno y convocando a la participación de todos los sectores de la sociedad y de manera muy particular de las maestras y maestros de México, tiene que ver con la calidad de la educación.

Para las familias, la educación también tiene especial relevancia. Pocas imágenes ilustran tan nítidamente la esperanza de un país, que la de una mañana cualquiera, en cualquier parte de México, en la que miles de padres, mamás o papás, llevan a sus hijos a la escuela.

Ellos saben que ese es el mejor camino para salir adelante en la vida; saben que para superar rezagos sociales o condiciones adversas, lo mejor que pueden dejar a sus hijos es una buena educación.

La educación es la mejor herencia que puedan darles a quienes habrán de sucederles en una participación protagónica dentro de nuestra sociedad.

La formación de nuestros niños y jóvenes mejora la calidad de vida de las familias y es la base. Y eso lo sabemos todos, porque aquí está la representación de quienes conocen mejor de esta materia, de quienes participan en la educación y saben que es la educación la mejor palanca.

Yo diría, no puedo decir que la única, pero la de mayor relevancia para impulsar el desarrollo de cualquier nación.

Y esto es lo que hoy debe ocuparnos, precisamente no sólo administrarnos en la inercia de lo que ha sido el proceso educativo del país, sino imprimirle cambios profundos, de gran calado que nos permitan poner el sistema educativo del país, a la altura de los retos que tiene México en su competencia con el mundo y en su participación en el orden global.

Es necesario preparar a nuestros jóvenes, como aquí ya lo escuchamos, en los campos de la ciencia, la tecnología, la innovación. Dotarlos de herramientas necesarias para elevar la productividad de nuestro país, para democratizar la productividad; es decir, que realmente ésta se ubique a lo largo y ancho del territorio nacional, y no sólo sea privativo de algunas grandes empresas o de algunos espacios, sino que llegue a todos los lugares más recónditos de la geografía nacional.

Es imperativo formar alumnos con una cultura universal y una clara conciencia sobre el cuidado ambiental, el respeto a los derechos humanos y la defensa de los valores democráticos.

Es imprescindible preparar a los estudiantes para lograr una convivencia armónica, basada en el trabajo, la honestidad, la inclusión, la legalidad, la tolerancia y, sobre todo, mantener el clima de paz que queremos todos los mexicanos.

Es necesario inculcar a las nuevas generaciones estilos de vida saludables, que consideren una buena alimentación, la práctica habitual del deporte, no sólo como una manera de entretenerse, sino como un aspecto necesario de la vida cotidiana que debe tener cualquier ser humano.

Pero, sobre todo, es preciso formar individuos libres, responsables y comprometidos. Ciudadanos de México y del mundo que no sólo actúen para alcanzar historias individuales de éxito, sino, también, con plena conciencia de la solidaridad que debe de tener para con sus comunidades.

Y en este sentido, este foro de consulta es el espacio idóneo para presentar sus propuestas e iniciativas de cada uno de estos retos.

Estamos listos para enriquecer la agenda pública con sus aportaciones en este ámbito educativo, y en los otros a los que ya hemos convocado, que nos permitan lograr las cinco grandes metas nacionales a las que ya he hecho referencia.

El compromiso que compartimos todos es hacer de la educación el movimiento colectivo más trascendente y decisivo para el futuro de México.

Precisamente por ello, una de las primeras decisiones de mi Administración fue impulsar una iniciativa de Reforma Constitucional en Materia Educativa, a partir del consenso, también, logrado y alcanzado en el Pacto por México.

Gracias al apoyo de los Legisladores, de Gobernadores, de líderes políticos y ciudadanos, esta reforma fue aprobada y promulgada en sólo tres meses.

Y con esta reforma, el Estado retoma la rectoría y la función reguladora que le corresponde, a fin de acelerar la transformación educativa del país.

Así, damos un paso firme. Éste es un paso firme para hacer realidad el derecho humano a la educación de calidad de todos los mexicanos.

Los ejes de acción de esta Reforma Constitucional son tres, fundamentalmente:

Primero. Que los alumnos sean educados por los mejores maestros. Con el nuevo servicio profesional docente, ahora el mérito es la única forma de ingresar y ascender en el servicio educativo del país.

Segundo. Que la evaluación sea un instrumento para elevar la calidad de la enseñanza. Para ello, se otorgó plena autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y se crea un sistema de evaluación.

Y tercero. Que la educación se convierta en una responsabilidad compartida.

Ahora, como aquí también se expresó de forma sistemática y reiterada, directivos, maestros, alumnos, padres de familia, pueden tomar decisiones conjuntas para mejorar el proceso educativo en cada plantel. Significa darle autonomía de gestión al espacio donde se imparte educación, a la escuela.

Lo que sigue es adecuar ahora la legislación secundaria, particularmente la Ley General de Educación, y expedir la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

La Reforma Educativa marcará, para bien, el rumbo de México en las siguientes décadas. El Gobierno de la República no va a permitir retrocesos en su aplicación. Ningún intento de presión  pondrá en riesgo la formación y desarrollo de las nuevas generaciones.

Con el apoyo de todos los sectores sociales, cumpliremos los mandatos de este ordenamiento y llevaremos adelante la transformación educativa que exigen y merecen todos los mexicanos.

Todos los maestros que estén comprometidos con su noble profesión formadora, tendrán, invariablemente, la atención y el respaldo del Presidente de la República y de todo el Gobierno. En sus manos, en las aulas, se está construyendo, día a día, un mejor país.

El futuro de México depende en gran medida de lo que hagamos hoy por la educación de nuestros niños y jóvenes. Es por ello momento de mirar alto y lejos. 

Aprovechemos estos foros de consulta para dar mayor contenido y profundidad al cambio educativo que ya estamos impulsando.

Los mexicanos tenemos el conocimiento, la capacidad, el talento para conseguirlo.

Con una educación de calidad, vamos a mover a México para llevarlo al destino que se merece. A ese destino en el que sabemos y confiamos México merece estar, que es en la condición de dar oportunidad de desarrollo individual y colectivo a todos los mexicanos.

Trabajemos para alcanzar este gran propósito.



JMRS
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