Valores Morales

Sobre las dudas de fe

2014-03-02

Mediante nuestros sentidos materiales ojos, oído, tacto gusto y olfato, podemos captar la...

Autor: Juan del Carmelo

Son varias las formas..,  en que podemos dudar de Dios, pero detrás de todas ellas, está siempre el maligno. Se puede dudar de Dios de una forma relativa o de una forma absoluta. Nosotros como bien sabemos, estamos compuestos de cuerpo o parte material nuestra y de alma o parte espiritual de la persona humana. Este principio básico de la composición de la persona, tiene una gran transcendencia en cuanto al funcionamiento de esta. Tanto nuestra materia, es decir nuestro cuerpo como nuestra alma, es decir nuestra parte espiritual, tienen ambas partes, unos sentidos distintos, para relacionarse con el exterior a no mismo. Materialmente, nos relacionamos con el exterior, sea este semejante a nosotros, es decir animado de vida sea esta humana, animal o vegetal, o carente de animación sea por ejemplo la tierra el agua, o el aire.

Mediante nuestros sentidos materiales ojos, oído, tacto gusto y olfato, podemos captar la existencia de realidades ajenas a nosotros y a esto lo llamamos evidencias, porque no tenemos dudas acerca de su existencia. Nuestra razón nos dice que no hay duda alguna de que existe lo que vemos oímos, tocamos, gustamos u olemos. Son realidades materiales que son captadas por el uso de nuestros sentidos, también materiales. Pero en el orden material, son muchas también las veces en que damos carta de existencia, aun cuando, ninguno de nuestros cinco sentidos han certificado la evidencia de la realidad de que se trate. Es el caso en que aceptamos las evidencias que otros nos proporcionan, basándonos en la autoridad y seriedad de quien nos asegura la existencia de esa realidad. Por ejemplo quien no haya estado en China o en Nueva Zelanda, no pone en duda de que china o Nueva Zelanda existe y que ellos, son países de este mundo. Esto es un ejemplo de lo que podemos llamar fe material humana

Pero existen otras realidades distintas de la materiales, que son las espirituales, que no pueden ser captadas por nuestros sentidos materiales, sino solo por nuestros sentidos espirituales. Porque lo que corresponde al mundo del espíritu solo puede ser captado por el espíritu, nunca por la materialidad de nuestro cuerpo. A Dios nadie los ha visto ni lo verá jamás, con los ojos materiales de nuestra cara. Son los sentidos espirituales de nuestra alma los únicos que están capacitados para captar las realidades espirituales.

Pero es el caso, de que aunque todos tenemos almas y estas tienen sentidos sensoriales, nosotros para captar las realidades espirituales, necesitamos el desarrollo de esto sentidos sensoriales de nuestra alma. No son muchos los que se ocupan de este desarrollo, y menos aun los que se ocupan a fondo. Pero además del desarrollo de estos sentidos espirituales de nuestras almas, necesitamos algo más. Necesitamos obtener la Luz divina que ilumine estos ojos de nuestra alma. De la misma forma que los ojos materiales de nuestra cara, no nos sirven de nada si carecemos de luz natural o material para iluminar lo que queremos ver, también los ojos espirituales de nuestra alma necesitan de una luz sobrenatural o divina para poder captar las realidades espirituales, porque son ellos los que las captan y cuanto más desarrollados los tenemos mejor captamos lo que tenemos que captar, la existencia de un Dios que nos ama tremendamente y que está deseando qe pasemos con éxito esta prueba de amor, que es para lo que hemos venido a este mundo.

De la falta de desarrollo de los sentidos espirituales de nuestra alma y de la falta de la divina luz  sobrenatural para poder ver con claridad las realidades espirituales, nace el tema, de las llamadas dudas de fe que son dudas acerca de Dios. Antes ya hemos escrito que estas dudas, pueden ser de carácter absoluto o relativo. Son dudas de carácter absoluto, las que se tienen acerca de la existencia de Dios. El culmen de esta clase de dudas es el ateísmo, es decir la negación de la existencia de Dios. Las de carácter relativo, son aquellas que ponen en duda la existencia de alguna de los atributos o cualidades de Dios, siendo por ejemplo, el dudar de la omnipotencia, la omnisciencia, la bondad o la justicia de Dios. 

Es más fácil llegar al conocimiento de la existencia de Dios, empleando los sentidos espirituales de nuestras almas, tal como ya antes hemos escrito sobre ello. Pero tampoco es imposible llegar a la adquisición del conocimiento de Dios por oros medios incluidos los materiales.          Si miramos a nuestra alrededor, toda la naturaleza que vemos nos habla de Dios nos habla de su Creador, que no es otro que nuestro propio Creador, pues nada existe que no haya sido creado por Dios.

Los sentidos materiales de nuestro cuerpo, sobre todo los ojos de nuestra cara y la razón nos permiten llegar  al conocimiento de todas las realidades materiales, pero también nos ayudad a comprender la existencia de las realidades espirituales y sus verdades. Pero más allá de los límites  hasta donde se puede llegar con los sentidos materiales de nuestro cuerpo, hay otro mundo de realidades espirituales, para cuyo conocimiento se necesita una luz sobrenatural, es decir, la luz de la fe, tal como ya antes hemos expuesto. Pero también a los sentidos espirituales de nuestra alma les ayudan los sentidos materiales de nuestro cuerpo. Así tenemos por ejemplo el tema de las Revelaciones divinas. De diversas formas y maneras y en todos los tiempos, Dios ha hablado a los hombres revelando sus misterios.

El hombre aunque no todos, se abre a la revelación y la acepta con la mente y el corazón, los misterios revelados por Dios. A esta respuesta del hombre a esta apertura del hombre a su Creador  acepando totalmente la Palabra de Dios,  es lo que llamamos fe. La fe nos vincula con nuestro Padre celestial y  nos hace entrar en comunión con Él, conocer su verdad y ver todas las cosas desde Él, con una visión divina. Es aquí donde entran en funcionamiento los sentidos de nuestra alma y mejor conoceremos la Verdad cuanto mayor sea el desarrollo de los sentidos de nuestra alma y lo cual nos traerá consigo una mayor Luz sobrenatural para alimentar los ojos de nuestra alma.

La falta de fe en el hombre tiene una gran transcendencia y no solo en el orden espiritual, en el cual la falta de fe lleva consigo una falta de amor  y esa alta de amor es decisiva en el último momento de su vida pues le lleva  a no aceptar el amor divino que el Señor le ofrece, con las tremendas consecuencias que este rechazo del amor de Dios tiene para el destino final del hombre. Pero es que también en el orden material humano en este mundo se dan también consecuencias. Todo hombre sufre pero hay una diferencia entre el dolor del hombre que tiene fe y el dolor del que carece de ella. Así como hay diferencia entre la lluvia que cae en el desierto que se desperdicia y a ninguna planta ayuda y la que cae en tierra fértil.

El dolor puede ser el mismo, pero ¡cuán diferentes sus efectos! Para el hombre de fe, el dolor es purificación, mérito, nuevos títulos de gloria; para el que no tiene fe, el dolor es desesperación, queja, desafío, protesta.
 
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.



EEM