Derechos Humanos

Intimidar a disidentes, meta de la vigilancia del Estado

2014-03-02

De hecho, puntualizó, "lo que los mercadólogos llaman marketing yo lo llamo...

Arturo Sánchez Jiménez, Periódico La Jornada

La vigilancia ejercida por el Estado con el argumento de defender la seguridad nacional, como demostró el ex agente de la CIA Edward Snowden con sus revelaciones, es global y masiva, además de que tiene como efecto la intimidación y persecución de los disidentes, sostuvo el sociólogo canadiense David Lyon.

Durante la conferencia Vigilancia, democracia y derechos humanos, efectuada esta semana en la sede mexicana de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, señaló que el concepto de espiar no es aplicable sólo a los gobiernos, sino que es mucho más amplio. "Hay una cultura de vigilancia en muchos países, y es parte del modo en que imaginamos el mundo", pues en la actualidad lo hacemos no sólo para conocer y clasificar a los enemigos del Estado, sino que, por ejemplo, las corporaciones lo hacen para estar atentas a sus competidores y mercados o, más aún, en la vida cotidiana usamos cámaras para observar a los vecinos, y empleamos aplicaciones en los teléfonos para monitorear nuestro desempeño al correr o hacer una dieta, lo cual, dijo, no es más que autovigilancia.

De hecho, puntualizó, "lo que los mercadólogos llaman marketing yo lo llamo vigilancia", pues no es sino conocer a los consumidores y clasificarlos para conseguir un objetivo: vender.

El director del Centro de Estudios de Vigilancia de la Queen's University de Canadá definió vigilancia como "cualquier actividad destinada a indagar detalles personales con el objetivo de controlar o conocer nuestras vidas".

Sobre la que se realiza desde el Estado, señaló que las revelaciones de Edward Snowden –que en junio pasado hizo públicos los programas de espionaje masivo Prism y Xkeyscore– "son fascinantes, pues tienen implicaciones globales", al aportar nueva y muy clara evidencia de que muchas naciones han sido infiltradas por agencias estadunidenses.

Explicó que actualmente los disidentes, informantes, periodistas y escritores "no están a salvo de la vigilancia, especialmente en Estados Unidos, pero no únicamente ahí". Esta vigilancia está afectando el modo en que funciona la democracia, pues los gobiernos usan el secreto para ocultar sus actividades a los ojos de los ciudadanos, cuando se supone que en la democracia éstos deben tener información para vigilar a los gobiernos. El problema está en que los informantes, periodistas y escritores se saben vigilados y corren riesgo al realizar su labor de llevar la información a los ciudadanos y están dejando de escribir sobre ciertos temas muy sensibles.

Señaló que por ello la discusión no debe estar en si Snowden es un héroe o un traidor, pues "más allá de esas discusiones superficiales de tabloide, creo que sus revelaciones sirven para ver que hay una transformación en los gobiernos de las sociedades avanzadas".



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