Nacional - Economía

Pemex, una petrolera que explora su futuro

2014-03-16

Pemex se enfrenta a su próxima transformación ante una reforma energética que...

SONIA CORONA, El País

Petróleos Mexicanos (Pemex) tiene desde 2006 cuatro plataformas que buscan gas y petróleo en las aguas profundas del Golfo de México, un terreno poco explorado si se considera que la petrolera estatal posee cientos de estructuras que explotan hidrocarburos en aguas someras de la costa de Campeche. Pemex se enfrenta a su próxima transformación ante una reforma energética que permitirá la inversión privada en un área dominada solo por la petrolera mexicana y también en medio de dificultades financieras reflejadas en su último informe.

La petrolera mexicana ha registrado una pérdida neta de 12.900 millones de dólares en 2013, que se ha concentrado principalmente en su división Pemex Exploración y Producción (PEP), la más productiva de la empresa. Mario Alberto Beauregard, director de Finanzas de Pemex, ha explicado que los números negativos se deben a "la disminución en precios internacionales de referencia del crudo y sus derivados así como menores volúmenes comercializados". Las ventas de hidrocarburos de la mexicana cayeron un 2,4 % en el último año.

En PEP, Pemex concentra la mayoría de su actividad con la extracción de petróleo y gas, principalmente de las aguas del Golfo de México. Esta división sufrió, según el mismo informe, pérdidas por 3.100 millones de dólares en 2013. La producción de crudo – en franca caída desde 2004—ha sido de 2.522 millones de barriles de petróleo diarios frente a los 2.548 millones de barriles que se producían diariamente en 2012. La petrolera ha señalado que son tres factores los que han perjudicado económicamente a la empresa: los bajos precios del petróleo durante 2013 -el barril de la mezcla mexicana de exportación se mantuvo entre los 95 y los 100 dólares--, la caída de la producción de crudo y un incremento en los costos internos de producción.

A los números negativos de la petrolera estatal se le suma la dimisión, en febrero, de Carlos Morales Gil, director de la división PEP. Morales Gil encabezó durante nueve años esta vital área de la petrolera y desarrolló durante 30 años su carrera a bordo de Pemex. La empresa se ha limitado a anunciar la salida de Morales sin explicar las razones de que abandone la compañía a unos meses de su histórica transformación.

Pemex ha anunciado que invertirá en 2014 la suma más grande toda su historia: unos 28.000 millones de dólares, el 85% irá a PEP. Aún muy lejos de los 60.000 millones de dólares que la petrolera mexicana necesita para echar a andar su ambicioso proyecto en aguas profundas, según ha insistido el director de Pemex, Emilio Lozoya. Los directivos de la compañía estatal tendrán la tarea de transformar la petrolera estatal en una empresa productiva del Estado, como lo manda la reforma energética aprobada en diciembre. Lozoya ha asegurado que con la reforma Pemex conseguirá tener autonomía de presupuesto y gestión, así como una reorganización de su estructura. La Hacienda mexicana ha anunciado que modificará el régimen fiscal de la petrolera para evitar que la compañía siga entregando el 67% de sus ganancias al fisco.

A pesar de los números rojos, Pemex ha anunciado que a finales de 2014 podría comenzar a comercializar el petróleo encontrado en el campo Lakash, en las aguas profundas del Golfo de México. Desde 2006, la petrolera estatal ha realizado tareas únicamente de exploración y construcción de pozos en esa zona. A 50 kilómetros de las costas de Alvarado (Estado de Veracruz, este de México) opera en este campo la plataforma Centenario, una estructura fija de un kilómetro cuadrado que también es un barco que con ayuda de aparatos de geolocalización y motores se mantiene flotando estable sobre el pozo. Desde octubre, trabaja en el pozo Lakash 2, un yacimiento de gas natural de aproximadamente 25 millones de pies cúbicos.

Unas 180 personas trabajan en la estructura, entre trabajadores de Pemex y empleados de compañías contratistas, y a diferencia de las plataformas ubicadas frente a las costas de Campeche, la Centenario permanece solitaria en el mar. Llegada desde Corea del Sur, la plataforma tiene la capacidad para construir pozos que recorren hasta 3.000 metros hasta el lecho marino y perforan el suelo hasta en 11.000 metros de profundidad. Esta es la clase de herramientas por las que el Gobierno mexicano ha impulsado la reforma energética, ya que cada una de estas plataformas requiere nueve veces la inversión que regularmente se hace en una estructura convencional para aguas someras.

Los trabajadores en la plataforma Centenario son optimistas sobre la capacidad que Pemex tiene en el manejo de nuevas tecnologías para la exploración y explotación de yacimientos de petróleo. Aunque la compañía se ha concentrado en la producción de hidrocarburos en aguas someras, parte de la experiencia de los petroleros es aprovechada en los nuevos proyectos. "Ya me hubiera gustado que existiese todo esto cuando yo era joven, tal vez tendría menos arrugas", bromea Raúl Ortiz, superintendente de la plataforma que ha trabajado 30 años para Pemex. Tanto su padre como él, petroleros ambos, vivieron el boom petrolero en México durante la década de los 80 y Ortiz asegura que hasta ahora comienza a verse un cambio en la dirección de Pemex que resulta más ambiciosa.

Pemex deberá medir su capacidad para explotar yacimientos en aguas profundas tan pronto como el 20 marzo, fecha en la que la compañía está obligada a presentar ante la Secretaría de Energía su propuesta de los campos de hidrocarburos que retendrá para dejar el resto a la inversión privada y extranjera. A finales de enero, la petrolera mexicana anunció el descubrimiento de crudo ligero en el pozo Exploratus 1 en el norte del Golfo de México a una profundidad total de 6.000 metros, un hallazgo que mantiene el entusiasmo dentro de Pemex por impulsar los proyectos con mayor grado de dificultad y también mayor inversión. En los próximos días, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto hará pública su propuesta de leyes secundarias para la reforma energética, que sentará las bases para la celebración de contratos con la iniciativa privada.



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