Reportajes

Francisco no es un mago

2014-05-26

Nadie en mejor situación que el papa Francisco. Aunque Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron...

Por Rafael Navarro-Valls

Tres días, tres países, tres religiones. Los términos del desafío del viaje que este sábado 24 de mayo comenzó es cómo equilibrar factores tan distintos en la balanza de la comprensión, cuando el trasfondo de la tierra que pisa Francisco ha sido históricamente de incomprensión y hasta de odio. Y aunque el Obispo de Roma ha insistido en que su viaje es "religioso", el contexto es peligrosamente político y hasta bélico, con un proceso de paz prácticamente en coma. El problema consiste, sin negar el pasado, en construir unas bases de tolerancia a partir de él.

Entre el pueblo hebreo y el palestino

Nadie en mejor situación que el papa Francisco. Aunque Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron grandes amigos del pueblo hebreo, en algunos sionistas podía quedar la desconfianza de que uno era polaco y el otro alemán. Francisco es un latinoamericano y uno de sus mejores amigos es un rabino judío. De modo que él --por decirlo con palabras del cardenal Jean-Louis Tauran-- supone la oferta de la amistad después del diálogo por la paz de Juan Pablo II y el de la caridad en la verdad de Benedicto XVI". Tal vez por eso, el papa Bergoglio, aparte de su visita al Muro de las Lamentaciones y al Memorial deYad Vashem --que también hicieron sus dos antecesores-- planea la inédita parada en la tumba de Theodor Herzl, fundador del sionismo.

Desde luego este gesto ha alarmado a algunos radicales islámicos. Pero la gran mayoría de los palestinos no olvidan que, poco después de su elección, Francisco envió --con motivo de la celebración del ´Id al-Fitr, que concluye el mes del Ramadán-- un saludo personal con sus felicitaciones a los musulmanes del mundo entero, con una llamada al respeto mutuo y la amistad. Tampoco hay que olvidar que Francisco visitará --con cierta inquietud hebrea-- dos campos de refugiados sirios y palestinos en Jordania y en Cisjordania. Como respuesta, hace unos díasel emir de Bahreïn, Hamed ben Issa al-Khalifa, mostraba al Papa la maqueta de una futura gran iglesia para los católicos de la Arabia septentrional. Un comienzo esperanzador.

Viaje interreligioso

Acabo de mencionar que el papa ha subrayado el carácter "religioso "de su viaje. Más bien "interreligioso". El motivo del mismo es el aniversario de un acontecimiento inédito que protagonizaron hace 50 años (1964) Pablo VIy el patriarca Atenágoras. El abrazo entre los dos quiso subrayarel final de un clima de enfrentamiento entre ortodoxos y católicos, desde el cisma del 1054. Otro abrazo se repetirá entre el obispo de Roma, Francisco y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I. Poca cosa parece un abrazo. Pero no lo es si a él se añade una visita colectiva a la Basílica del Santo Sepulcro para una ceremonia sin precedentes: la oración conjunta de las tres comunidades –ortodoxa, armenia y católica- presentes en los Santos Lugares. Tierra Santa es el símbolo gráfico más patente de la fractura de las iglesias y confesiones cristianas. Se trata de una piedra de escándalo y un reto de primer orden: construir el ecumenismo y la unidad sobre una historia milenaria de división y reparto de los Santos Lugares. Francisco y Bartolomé darán un paso de gigante para recomponer un pasado lleno de incomprensiones.

La visita de Francisco --si miramos al propio Estado de Israel-- supone un desafío también jurídico. En 1993 el Estado de Israel firmó el Acuerdo Fundamental con la Santa Sede, que supuso una revolución jurídica y política. Como consecuencia , en 1997 se firmó un nuevo acuerdo (no ratificado por el parlamento israelí) sobre la personalidad jurídica de la Iglesia católica y sus instituciones en Israel. Pero todavía sigue pendiente (¡han pasado ya más de veinte años!) la firma de un acuerdo sobre asuntos económicos, patrimoniales y fiscales que garantice que las instituciones católicas tengan un normal desenvolvimiento en Israel, sin depender de la buena voluntad (cambiante) de las autoridades municipales y fiscales. Se pretende que la visita de Francisco acelere la normalización jurídica de las relaciones "concordatarias" Santa Sede /Israel.

Los cristianos de Tierra Santa

Pero el desafío para Francisco es especialmente delicado con la Autoridad Nacional Palestina, con la que la Santa Sede firmó en el año 2000 un acuerdo, que aspira a ser una especie de paraguas protector jurídico de la actividad de la Iglesia en particular y de la libertad religiosa en general, cara al futuro Estado palestino. No obstante, en el complejo mundo palestino las cosas parecen cambiar de año en año. ¿Será el Papa un simple convidado de piedra en medio de las tensiones y distensiones entre Al-Fatah y Hamas, de la progresiva islamización de la causa palestina, de las consolidadas enemistades del Pueblo Palestino y el Judío? Más allá de esto, la actividad asistencial y educativa inspirada por la Iglesia católica entre los palestinos sigue siendo un factor de esperanza.

En fin, la principal destinataria de la visita son los fieles católicos de la zona. Otro dolor de cabeza para el Obispo de Roma. Los cristianos árabes se encuentran sometidos a dos presiones: la presión social y cultural judía y la creciente islamización de la causa palestina. Neutralizarlas y, además, atender adecuadamente al incipiente grupo de fieles de lengua hebrea, no es tarea menor . A lo que se une la urgencia de frenar la sangría de la emigración cristiana a otros países, problema especialmente grave en lugares tan evocadores como Nazaret o Belén.

Y lo más importante: Tierra Santa ha sido considerada, no sin razón, como escenario paradigmático de la religión como factor de violencia: la conquista judía veterotestamentaria, las ocupación militar islámica, las cruzadas cristianas, etc. Todo un ejemplo, según el laicismo, de que las religiones monoteístas son un grave factor de desequilibrio y conflicto en el escenario internacional. ¿Conseguirá el "efecto Francisco" romper con esta idea --tan arraigada como imprecisa-- del imaginario social de nuestro siglo XXI?

Demasiadas bolas en el aire. Francisco no es un mago. Pero si consigue en el viaje que ha empezado ayer que los desafíos se atenúen, será otro paso en la ingente tarea de convertir un dédalo de intereses divergentes en un punto de partida para la paz. Rafael Navarro-Valls, catedrático, académico y premio internacional Jemolo de relaciones Iglesias/Estado.



EEM

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