Turismo

Preconceptos se ponen a prueba a medida que los visitantes conocen Brasil

2014-06-18

Y si bien no ha habido escasez de sol, carne a las brasas, cerveza y playa, los más de medio...

Por Nick Mulvenney

NATAL Brasil (Reuters) - Muchos hinchas llegaron a Brasil para el Mundial imaginando una fiesta de seis semanas con una embriagadora mezcla de fútbol de alta calidad, playas tropicales y cócteles de caipirinha con el ritmo de fondo de la samba.

Y si bien no ha habido escasez de sol, carne a las brasas, cerveza y playa, los más de medio millón de visitantes extranjeros han descubierto una nación más variada y compleja que la de la imagen estereotipada de las postales.

Lluvia torrencial, humedad sofocante, congestión en el tráfico, especulación de precios, delincuencia a escala menor y una población local a veces indiferente o incluso francamente hostil al torneo han sido parte de la experiencia para algunos.

Desde las extensas playas del norte, pasando por las repletas metrópolis del sur hasta llegar a las sedes del interior, los hinchas de las 12 ciudades anfitrionas están poniendo a prueba sus preconceptos, tanto los buenos como los malos.

Aquellos que viajaron a la ciudad turística costera de Natal previendo arena, mar y sol, por ejemplo, tuvieron que lidiar con 48 horas de lluvias torrenciales continuas esta semana.

Desafiando la llovizna con un grupo de amigos camino a la playa en la víspera del choque de su país con Ghana, el estadounidense Jonathan Ahn dijo que estaba sorprendido por el récord de lluvia, pero decidido a sacar el máximo provecho de su viaje.

"Esperaba sol y agua tibia, pero eso no nos va a impedir la diversión", dijo Ahn a Reuters.

"Tuvimos que tomar un taxi para ir una cuadra anoche", dijo.

Son problemas del primer mundo, quizás, y puestos en contexto por un deslizamiento de tierra en la favela Mae Luiza de la ciudad el domingo que arrastró más de 25 casas al Océano Atlántico y dejó unas 125 personas refugiadas en los pasillos de una escuela.

Tales incidentes siguen siendo moneda corriente y un recordatorio de que a pesar del crecimiento económico de la última década, Brasil tiene desigualdades flagrantes y problemas para financiar escuelas, hospitales y otros servicios básicos.

Fueron esos problemas los que generaron la chispa de las protestas callejeras contra el Mundial en muchas de las ciudades anfitrionas, protagonizadas por brasileños descontentos con los 11.000 millones de dólares gastados para albergar el torneo.

Muchos hinchas en Belo Horizonte, en el sureste de Brasil, fueron testigos con asombro y un poco de miedo, de disturbios en la jornada inaugural del torneo.

"Estas cosas son grandes, problemas serios", dijo el hincha griego Themis Lampropolous, un profesor de lengua de Olympia que vive en Viena con su novia brasileña.

"No pueden simplemente desaparecer a causa de fútbol. Los brasileños siempre pelean y siempre se quejan, pero luego, cuando el equipo nacional juega, de repente todos son uno nuevo", agregó.

A pesar de tener que luchar contra el esperado calor, hinchas en otras ciudades del interior como Cuiabá y Manaos, parecían estar entre los más gratamente sorprendidos por sus experiencias.

"Somos australianos así que nos gusta el clima y también estamos encantados con la hospitalidad de la gente de aquí", dijo David Fitzharris, un albañil de Sídney que estaba a punto de embarcarse en un viaje por el Amazonas en Manaos.

"Es nuestra tercera Copa del Mundo y la más agradable hasta el momento, hemos planeado desde hace un año", agregó.



EEM
Utilidades Para Usted de El Periódico de México