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Un experimento muestra prejuicios contra los hispanoparlantes en EU

2014-08-12

Luego, los mismos primeros pasajeros, sin saber del experimento, llenaron un segundo cuestionario...

Robert M. Sapolsky, The Wall Street Journal

Los humanos tienen una tendencia extraordinariamente fuerte a dividir el mundo entre Ellos y Nosotros, y a no ser amigables con los segundos. Esto se manifiesta de forma más trágica en nuestra historia bañada en sangre de violencia religiosa, étnica y racial. Filósofos, autoridades, neurobiólogos y muchos otros han meditado en lo inevitable y maleable que son las dicotomías Nosotros y Ellos. ¿No sería fantástico si pudiéramos pensar en todos los humanos como Nosotros y canalizar nuestra antipatía hacia los demás de otra forma?

Gran parte de la investigación sobre este tema se ha centrado en el contacto entre grupos: ¿cuándo es que más interacciones con "Ellos" disminuyen o empeoran el conflicto? Un estudio reciente de Ryan Enos de la Universidad de Harvard publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences explora de forma ingeniosa esta pregunta.

Enos hizo algo poco inusual en su campo: un experimento. Identificó estaciones de tren en el sistema ferroviario de Boston que llegaban a localidades con pequeñísimas poblaciones hispanas, y les pidió a personas en las estaciones que viajaban habitualmente en la hora pico que llenaran un cuestionario sobre sus orígenes étnicos y sus opiniones políticas.

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Luego les indicó a un par de mexicanos jóvenes que se pararan en la plataforma entre los anglosajones y tomaran el tren todos los días durante dos semanas.

Luego, los mismos primeros pasajeros, sin saber del experimento, llenaron un segundo cuestionario sobre sus reacciones. Como grupo de control, Enos usó pasajeros de estaciones de tren donde no había realizado esta sutil manipulación étnica.

Los resultados fueron sorprendentes. Que dos personas que hablaban en español tomaran el tren todos los días durante dos semanas hizo que las opiniones de la gente fueran más excluyentes. Específicamente, se hicieron más propensas a apoyar una reducción en la inmigración legal de México, se mostraron menos a favor de programas de amnistía para inmigrantes ilegales, y se inclinaron más a que el inglés fuera declarado el idioma oficial de Estados Unidos.

Enos extrajo más datos. El efecto no dependía del nivel de ingresos. Era más pronunciado entre los encuestados con menos amigos latinos y no se registraba entre quienes tenían más amigos de este grupo. El efecto se percibió menos entre quienes se describían a sí mismos como conservadores, porque todos tenían tendencias tan excluyentes antes del experimento que no había mucho margen para que sus opiniones se volvieran más pronunciadas.

El estudio se realizó con mucho cuidado. Los hispanoparlantes (en su mayoría hombres) habían ido a la universidad. Simplemente estaban parados charlando entre ellos. Se vistieron de forma conservadora. Otro grupo de voluntarios tomó fotos de los hispanoparlantes y de anglosajones de la misma edad y sexo, y los evaluó: calificaron las caras de ambos grupos como igualmente inteligentes, accesibles, amigables y exitosas. Y los efectos del experimento fueron selectivos: la manipulación no cambió actitudes hacia los asiático-estadounidenses, negros ni personas de Medio Oriente.

Lo que descubre el estudio es realmente notable. Los habitantes blancos de los suburbios no se volvieron más excluyentes tras leer un informe sobre el impacto económico de la inmigración ni tras asistir a un feroz debate entre expertos sobre el tema. El experimento simplemente provocó un cambio modesto en su entorno social, ofreciendo una demostración contundente del poder inconsciente de la psicología del Nosotros versus Ellos y de las amenazas percibidas de otros grupos. Francamente, este resultado es bastante deprimente.

Pero hubo algo positivo. En otro grupo, Enos analizó el efecto de los hispanoparlantes insertados luego de tres días, y no 10, de la manipulación experimental. Luego de tres días, el efecto era más fuerte y para el décimo día, se iba desvaneciendo. Esto sugiere, en palabras de Enos, que "un contacto más prolongado o más interacción interpersonal pueden disminuir la tendencia excluyente inicial".

Sin dudas sería algo bueno en un país como EE.UU., cuya población consiste mayoritariamente de inmigrantes, sus descendientes y otros potenciales extraños.

 



EEM

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