Reportajes

El peor enemigo de los migrantes es el mexicano

2014-08-18

Las violaciones a las garantías individuales que se cometen en México en contra de...

Publicado por: Mister Boris The Spider

El maltrato y la violación a los derechos humanos de los inmigrantes centroamericanos dentro de nuestro territorio, ha sido desde hace mucho tiempo motivo de denuncia calificada que nos exhibe y debiera avergonzarnos a todos los mexicanos.

Las violaciones a las garantías individuales que se cometen en México en contra de los indocumentados centroamericanos, son iguales o incluso peores a las que ocurren en contra de los indocumentados mexicanos en los Estados Unidos. No se de que nos quejamos tanto los mexicanos. Además, hay grave indiferencia de la sociedad civil mexicana hacia las violaciones a los derechos de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, así como también sobre las que sufren los centroamericanos que entran a México por la frontera sur con la intención de llegar a los Estados Unidos.

http://elfederalista.mx/f/2012/06/migrantes_2312.jpg

Mientras pensamos que somos las víctimas y que nuestros paisanos migrantes que buscan nuevas oportunidades en el norte del país son los únicos afectados. No nos damos cuenta que también somos victimarios.

Mientras que en Chiapas se trata de evitar que se continúe maltratando a migrantes que ingresan al país por la frontera sur de México, en Oaxaca agentes federales impiden con operativos violentos que los que viajan en el tren de carga lleguen a la frontera con Estados Unidos, y esto ha sido denunciado por Derechos Humanos, Amnistía Internacional y hasta por comisionados especiales de las Naciones Unidas.

El gobierno mexicano tener congruencia en relación con los controles migratorios que pide para los nacionales en la frontera con Estados Unidos y el trato que otorga a quienes desean ingresar al país por el sur. Si México quiere un trato digno para sus ciudadanos que cruzan al país vecino, está obligado a proporcionar la misma seguridad para los chinos, guatemaltecos y sudamericanos que entran a la República por la frontera sur.

https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRWkJaMmtzpJYSQVwXUXZmDvZQqZxKVGAFHonkbqvvCEDrCxUzZ

Los controles de migración que pide México a EU para la frontera norte, deben ser los mismos que implemente en el sur. Es necesario que haya congruencia entre lo que se pide y lo que se da, pues eso que acusa como violatorio, lo estamos aplicando en la frontera con Centroamérica".

El punto no es echar la culpa al gobierno actual, porque siempre ha sido así. México ha recibido críticas de diversas instancias, por el trato discriminatorio que da a los inmigrantes. Ese doble estándar en nuestra política de migración es permanente: exigir para la migración de mexicanos, pero no cumplir para quienes vienen de Centroamérica.

En un mundo globalizado no deberían existir controles migratorios, sino controles de flujo que prevengan aspectos como el terrorismo, el lavado de dinero o narcotráfico, como en la Unión europea, donde el tránsito de un país a otro es casi libre.

Además de todo, México se ha convertido en el principal violador de los derechos humanos de los connacionales que intentan cruzar la frontera Norte. Racismo, olvido y maltrato físico, entre otras, son prácticas que se comparten en la franja fronteriza de México y la Unión Americana.

Estados Unidos viola claramente los derechos humanos de los migrantes mexicanos, sin embargo, en México existe una visión racista hacia los que se van, sin documentos, a la Unión Americana.

Si el Gobierno no hace nada por el migrante mexicano, no pasa nada; en la sociedad mexicana no existe ningún tipo de sentimiento hacia el connacional que vive en Estados Unidos, y esto está relacionado con una visión que trata de desasociarse de ese fenómeno.

Elevar el nivel de seguridad en los tres mil kilómetros de frontera entre México y Estados Unidos, no significa que también crecerá el respeto de los derechos humanos del migrante, pues en territorio mexicano se violan las garantías individuales estrictamente en el sentido jurídico, en tanto que en territorio estadounidense, el maltrato radica más en lo físico.

Hay un problema de violación de los derechos humanos del migrante mexicano desde su origen, desde los factores que lo obligan a salir de su lugar, pero una vez que están en tránsito y llegan al lugar de destino, o que son deportados, sufren constantes y permanentes violaciones a sus derechos civiles, manifestados en extorsión, cohecho robo, detenciones arbitrarias e insultos, esto principalmente por parte de los policías municipales y preventivos de todas las ciudades de la franja fronteriza en México'

Pero en Estados Unidos, las violaciones son más severas en términos de que se ejerce mayor violencia en contra del migrante, pareciera que hay todo un marco conceptual de discriminación hacia el que quiere cruzar, sobre todo en ciertas zonas como Texas, en donde la gente de la Border Patrol (Patrulla Fronteriza), es de origen hispano, con apellido en español, pareciera un juego de valores muy perverso.

Juegan con el migrante como si fuera nintendo, eso lo permite el avance tecnológico, porque las personas ya son fácilmente visibles; los ven en las pantallas y van guiando a los agentes por radio, de tal manera que de repente desaparecen y el migrante cree que tiene el camino libre y no es así, porque la migra vuelve a aparecer.

Pero el problema de la migración y el respeto a los derechos humanos de ésta, es un asunto que deben resolver los dos países, porque al menos en los últimos nueve años, se registraron más de tres mil muertos en la frontera.

Transitar por México es para la mayoría de inmigrantes de América Central y del Sur vivir un infierno de robos, extorsión, amenazas y vejaciones de parte de particulares y autoridades. Aquí dejan de ser personas y pasan a ser una mercancía, una mina de ganancias. Las mafias y las autoridades vienen por ellos y abusan porque los ven como menos, por eso los llaman ‘cachuco', palabra que traducimos como centroamericano sucio.

Las autoridades reconocen el problema y responden que trabajan para solucionarlo, pero poco o nada cambia. La CNDH calcula que redes de tráfico de personas se disputan cada año un mercado de 500.000 inmigrantes latinoamericanos para traerlos a México y de aquí conducirlos a Estados Unidos. Se trata de un negocio millonario, pues cada inmigrante paga entre 4.000 dólares y 15.000 por el viaje. Según el organismo, tales cantidades sitúan al tráfico de personas en un nivel sólo comparable al del tráfico de armas, al de la trata de personas y al del narcotráfico.

El presidente de México, Felipe Calderón, quien asumió en diciembre de 2006, prometió que haría su máximo esfuerzo por garantizar los derechos de los viajeros centroamericanos, pero las denuncias sobre abusos no se han detenido. Activistas y políticos acusan a las autoridades mexicanas de aplicar el doble rasero, pues cuando se trata de los derechos de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos reclaman con vehemencia, pero hay poca acción cuando se trata de los centroamericanos en México.

México, que tiene carácter de observador en la Mercosur siempre ha rechazado cualquier política internacional o nacional que denigre o maltrate a los inmigrantes. Sin embargo, en casa tiene un problema mayúsculo en la materia.

En el marco de un foro sobre derechos humanos, los cónsules en México José Armando Pineda, de Honduras y Vilma Mendoza, El Salvador, exigieron a las autoridades mexicanas respeto hacia todos los inmigrantes. Ambos diplomáticos han denunciado que niños y niñas de 13 a 15 años, así como mujeres y madres de familia de su país han sido violadas sexualmente en su paso por territorio mexicano. Dos terceras partes de los inmigrantes centroamericanos que pasan por Oaxaca sufren asaltos y extorsiones. Denunció además que uno de cada 10 personas es violada sexualmente. A Ixtepec, Oaxaca, arriban vagones dos veces por semana y en ellos llegan en cada ocasión unos 250 inmigrantes.

Finalmente, cuando los inmigrantes mexicanos y sudamericanos deciden dejar sus países de origen para irse de ilegales, a los Estados Unidos en busca de mejores modos de vida, salarios justos o simplemente porque no tienen empleo en naciones se enfrentan a muchos peligros, los cuales pueden provocarla la muerte. Algunos de ellos, son: que sean "cazados" en la frontera por policias fronterizos o por algunos miembros de la sociedad civil norteamericana, cubierta obviamente por la migra; morir afixiados en el viaje en camión cuando son escondidos durante su trasladado; morir de frío o insolación al cruzar el desierto, morir ahogados al cruzar por el Río Bravo, opor el mal trato al cruzar la frontera; y finalmente que los descubra la patrulla fronteriza una vez estando en suelo norteamericano, y que sean deportados a sus lugares de origen sin haber logrado su sueño.

Estas acusaciones y señalamientos no se tratan de exageraciones y mucho menos de calumnias, sino de hechos reales que acusan y confirman la corrupción predominante en el sector público, así como la pérdida de valores como el de la solidaridad en nuestra sociedad.

Es por ello cierto que, por un lado, los migrantes centroamericanos son víctimas de extorsión, discriminación y racismo; mientras que por el otro, ni el gobierno ni la sociedad hacemos algo verdaderamente efectivo para neutralizar las redadas y la deportación masiva en los Estados Unidos, lo que se traduce en dramática separación de millares de familias mexicanas.

La multiplicación actual de agredidos, marginados y discriminados, parece hablar del regreso a los capítulos oscuros de la historia de América relativos a la existencia de la esclavitud y de otras situaciones de discriminación social, hecho por demás lamentable y que debe sacudir conciencias y suscitar voluntad de conversión hacia la solidaridad que no es otra cosa que la ayuda entre los desiguales.

No se debemos perder la esperanza social de una globalización de la solidaridad, la que, de lobos, nos reconvierta en hermanos del hombre, cualquiera que sea su raza, su credo, su condición económica y social.

 



EEM
Utilidades Para Usted de El Periódico de México