Internacional - Población

Sin un alto el fuego, ni Gaza ni Israel pueden volver a la normalidad

2014-08-19

Los habitantes de la estrecha y densamente poblada franja costera a orillas del Mediterráneo...

Por Sara Lemel y Saud Abu Ramadan (dpa)

Gaza/Tel Aviv, 19 ago (dpa) - En el balcón de una casa destrozada por una bomba ondea al viento ropa recién lavada: una imagen muy gráfica de la situación en la Franja de Gaza, donde, pese a que calles enteras están reducidas a escombros y cenizas, la vida debe continuar.

Los habitantes de la estrecha y densamente poblada franja costera a orillas del Mediterráneo se consideran auténticos artistas de la supervivencia, incluso en las circunstancias más difíciles.

Unas 65.000 personas se han quedado sin un techo durante la última ofensiva israelí que comenzó el 8 de julio, según datos de la ONU. Algunos de ellos han levantado tiendas de campaña provisionales con pañuelos y alfombras en medio de las pilas de escombros, que parecen pequeñas islas de tranquilidad en un enorme mar de destrucción.

Mientras Israel y las organizaciones radicales palestinas no acuerden un alto el fuego permanente, no podrá comenzar la reconstrucción de Gaza.

Desde el 10 de agosto las hostilidades armadas han cesado, pero la gente de los dos lados de la frontera no confía en la calma y teme que en cualquier momento pueda volver a brotar la violencia.

Aiman Habush, de 35 años, del barrio de Rimal en la Franja de Gaza, teme una inminente guerra de desgaste de los milicianos palestinos con Israel. "Estamos muy preocupados de que los combates puedan reanudarse si las dos partes no logran acordar una tregua de largo plazo" en sus conversaciones en el El Cairo.

En la medianoche del lunes venció una tregua de cinco días sin acuerdo, pero las partes se comprometieron a respetar un alto el fuego de otras 24 horas.

El padre de cuatro hijos tiene especialmente miedo de una nueva ofensiva terrestre israelí, pues otra operación de soldados terrestres en la zona densamente poblada sería "extremadamente peligrosa y mortal", cuenta.
  
Seis semanas después del inicio de la ofensiva israelí en la Franja de Gaza, unas 238.000 personas se encuentran alojadas en 80 escuelas de la ONU, dijo el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Chris Gunness.

"La mitad de los refugiados en las instituciones de protección de la UNRWA son menores de 18 años, y muchos están profundamente traumatizados", explica. "Los niños de Gaza sufrieron mucho dolor psíquico y necesitan ayuda porque han vivido una brutal violencia". Psicólogos de la ONU trabajan sin descanso para atenderlos.

El 1 de septiembre comienza el nuevo año escolar, tanto en Israel como en los territorios palestinos. En las escuelas de la ONU en la Franja de Gaza, convertidas en albergues de refugiados, es prácticamente imposible la impartición de clases normales.

Pero también en Israel los padres temen enviar a sus hijos a la escuela mientras los milicianos palestinos puedan seguir lanzando desde Gaza cohetes en cualquier momento.

Más de 3.500 cohetes fueron disparados en este último conflicto contra Israel y en las zonas fronterizas con la Franja la situación es para las familias especialmente insoportable, en vista de la amenaza continua de los ataques con mortero y el cortísimo tiempo que media entre la alerta y la caída de los proyectiles.

En las primeras dos semanas del nuevo año escolar los profesores israelíes tendrán que ayudar a sus alumnos a asimilar sus vivencias durante las frustradas vacaciones escolares.

Pero la pesadilla podría continuar: Hamas llamó el lunes a los habitantes de la Franja a armarse y enfrentarse a Israel si fracasan las negociaciones en El Cairo.

"Ya no queremos prolongar más la tregua en tres días, en cinco días, queremos una solución definitiva", dijo Ahmed al Madhun, empleado de Hamas en la Franja, sobre las conversaciones con Israel.

El joven de 25 años ya no recibe su salario desde hace tres meses. "En lugar de una muerte lenta, con los pasos fronterizos cerrados, sin electricidad, agua y dinero, preferimos luchar hasta el final", señala. "Es mejor morir con dignidad que vivir esta miserable vida".

 



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