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Wowereit, la cara del nuevo Berlín "pobre pero sexy"

2014-08-26

Nacido en una humilde familia de Berlín, hijo de una mujer de la limpieza y único de...

Por Pablo Sanguinetti (dpa)

Berlín, 26 ago (dpa) - Pocas ciudades del mundo vivieron en los últimos años una transformación tan vertiginosa como la de Berlín. Y pocas figuras encarnaron ese cambio y el nuevo espíritu de la capital alemana mejor que el alcalde Klaus Wowereit.

Carismático, liberal y abiertamente gay, el socialdemócrata de 60 años anunció hoy que en diciembre dejará el cargo que ocupó 13 años y puso así fecha al fin de una era en la historia de la Berlín cosmopolita, efervescente y tecno surgida tras la caída del Muro.

"Berlín cambió mucho en los últimos años. En parte por mi trabajo y en parte por el de muchos otros", señaló en una entrevista con la agencia dpa al cumplir una década como alcalde. "Berlín es ahora más internacional, más abierta, más diversa, joven y llena de vida".

Nacido en una humilde familia de Berlín, hijo de una mujer de la limpieza y único de cinco hermanos con una carrera universitaria, el abogado de formación entró a los 20 años en el partido socialdemócrata (SPD).

Cuando en 2001 fue elegido por primera vez alcalde de Berlín, rompió el tabú de formar una coalición con el PSD, sucesor del partido oficial de la Alemania comunista (RDA). Toda una novedad en un país con la mentalidad aún dividida en este y oeste.

Ese mismo año se convirtió en el primer político del país en declararse abiertamente homosexual con una de las frases más célebres de la Alemania reunificada: "Soy gay y está bien que sea así". "No fue preparado, me salió de adentro", contó años después a dpa.

En sus primeros años en el cargo dejó también la definición más famosa de una Berlín en la que la creatividad, la fiesta y la juventud explotaban al mismo ritmo que las deudas y el desempleo: "Berlín es pobre pero sexy".

Incluso sus críticos reconocen hoy que con su espontaneidad, su rechazo sin paliativos a cualquier forma de racismo y su talento para conectar con personas de cualquier edad y origen, Wowereit contribuyó a convertir a Berlín en una de las ciudades más populares del mundo.

Así lo consideró también la revista estadounidense "Time", que le dedicó una portada en 2005 como uno de los alcaldes europeos que estaba "aportando una nueva visión a la vida urbana".

Ese año ganó su segundo mandato también en coalición con la izquierda y con una comodidad que lo hizo coquetear con el salto a la política nacional. "¿Está Alemania lista para un canciller gay?", se preguntaban los medios. "¿Por qué no?", respondía "Wowi".

En su segundo mandato y en el tercero y actual, que ganó en 2011 en coalición con los conservadores, su gobierno logró también mejorar uno de los tantos aspectos en los que Berlín se diferencia del resto de Alemania: el económico.

La ciudad creó decenas de miles de puestos de trabajo (aunque en julio registraba un desempleo del 11,1 por ciento, la tasa más alta del país) y con un estricto plan de ahorro frenó el crecimiento estratosférico de su deuda.

Wowereit soñaba culminar su era con la inauguración del nuevo aeropuerto internacional de Berlín, una de las mayores obras de infraestructura desde la reunificación alemana en 1990. Pero el proyecto, que él mismo consideraba su "mayor éxito", terminó por enterrar su carrera.

Cuando el 6 de enero de 2013 se anunció el cuarto retraso en la fecha prevista de apertura -hasta hoy incierta- el alcalde dejó la presidencia del consejo de vigilancia del aeropuerto y se vio cada vez más tocado por el desastre.

El nombre de Wowereit, durante una década sinónimo de vanguardia y éxito político, se hundió en mar de burlas pegado a la vergüenza del aeropuerto. Y el alcalde decidió hoy que no quería seguir gobernando tras haber perdido su principal arma durante años: su popularidad.

"Fue un duro revés y lo sigue siendo", admitió hoy al anunciar su renuncia.

El fin de la era Wowereit deja una ciudad posicionada como una de las grandes capitales culturales y jóvenes del mundo, pero con un aeropuerto a medio construir, nuevos desafíos sin resolver y el SPD por debajo de los conservadores en las encuestas.



EEM

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