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Rituales de circuncisión matan a cientos de jóvenes en Sudáfrica

2014-08-26

Las ceremonias de la circuncisión recayeron entonces en manos de hombres jóvenes e...

Por Sinikka Tarvainen (dpa)

JOHANNESBURGO (dpa) - En Sudáfrica se sigue utilizando la circuncisión para marca la transición simbólica a la madurez, pero como gran parte del conocimiento ancestral se ha perdido, el ritual ha degenerado y las circuncisiones chapuceras han terminado causando la muerte a centenares de jóvenes.

Algo parecido le ocurrió a Percy, que cuando cumplió 20 años decidió mostrar a otros jóvenes de su aldea que él ya era un hombre de verdad. "Decían que yo parecía una niña y que era demasiado débil para ir al bosque", relató el joven, que procede de la aldea de Flagstaff, en el sureste del país, y que no quiso dar su apellido. "Quise demostrarles que se equivocaban".

Percy se marchó al bosque, donde tradicionalmente se efectúan las circuncisiones. Estaba "muy feliz y emocionado", acompañado de otros 23 que se iban también a iniciar, el ejecutor de la circuncisión, de 28 años, y sus ayudantes.

Sin embargo, el grupo étnico al que Percy pertenece, Mpondo (un subgrupo de los Xhosa, que aglutina a más de 7 millones de personas), dejó de practicar la circuncisión a mediados del siglo XIX, debido a que el jefe Faku decidió que los hombres que se estaban recuperando de la circuncisión estaban demasiado débiles para ir a la combatir en la guerra.

Cuando se reintrodujo la práctica con el resurgir del movimiento nacionalista Xhosa a principios del siglo XX, los ancianos que tradicionalmente supervisaban el proceso hacía tiempo que no lo practicaban y gran parte del conocimiento médico ancestral se había perdido.

Las ceremonias de la circuncisión recayeron entonces en manos de hombres jóvenes e inexpertos o matasanos. Ahora el debate es si permitirles seguir practicando la circuncisión o si cambiar a métodos modernos que proporciona la medicina.

En el caso de Percy, la circuncisión fue realmente mal en junio de 2013. "Todos fuimos circuncidados en el misma cabaña. Yo no lloré. A aquellos que lloraron los llamaban debiluchos y los golpeaban", relató el joven.

Tras la circuncisión le colocaron una hoja sobre el pene y se la ataron con una cuerda, contó. "Si te quejabas del dolor, apretaban más la cuerda".

A los iniciados los pintaron de blanco, un color que se cree que repele al diablo y los dejaron en la choza durante una semana. No se les permitió beber para impedir que orinasen, lo que podría afectar a la herida. Tampoco recibieron apenas mijo para comer.

En el quinto día, Percy sintió un dolor insufrible y se sentía demasiado débil para caminar. Fue trasladado a un hospital donde fue intervenido quirúrgicamente y ahora tendrá una cicatriz de por vida.

Cuando regresó a casa, no contó a los aldeanos lo que le había sucedido. "Supuestamente no tienes que contar los detalles de tu circuncisión", dijo. "Me podrían haber pegado", agregó. Se sacrificó una cabra por los ancestros para celebrar su circuncisión.

Este año, el primo de Percy de 16 años decidió que había llegado su momento de ser considerado adulto. Mientras su primo planeaba la circuncisión, Percy no se atrevía a hablarle de su experiencia. El primo, cuyo nombre no quiso revelar, murió este mes debido a complicaciones tras el ritual.

Percy y su primo no están solos. Desde 1995, unos 900 jóvenes han muerto de complicaciones similares en la provincia Oriental del Cabo, en el sureste del país, la región donde más se practica este ritual en Sudáfrica, según señala el doctor Dingeman Rijken, que trabaja en el área y ha emprendido una campaña de alerta e información.

Cuchillas sin esterilizar, hemorragias, heridas irregulares y la retirada excesiva o insuficiente de piel figuran entre las principales causas de las complicaciones.

El rito de la circuncisión con el que los hombres entran en la edad adulta en el África Subsahariana, independientemente de ser judíos o musulmanes, tiene como objetivo transmitir a los jóvenes el autocontrol, la integridad y el sentido de la responsabilidad.

Decenas de miles de jóvenes sudafricanos entre 16 y 30 años son circuncidados anualmente en ceremonias que pueden llegar a durar meses. La cifra de varones circuncidados se desconoce.

"Si se hace correctamente con el método tradicional se convierte en una señal externa de gran transformación interna", dijo Catherine Burns, una historiadora que ha estudiado la circuncisión en la universidad Witwatersrand de Johannesburgo.

Existen escasos estudios académicos sobre la circuncisión común y los problemas médicos relacionadas con ella en otros países africanos, dijo Burns. Pero sin duda alguna hay un elevado nivel de complicaciones en Sudáfrica, donde el régimen Apartheid (1948-94) minó la autoridad de los jefes de clanes tradicionales supervisando las ceremonias.

El prepucio es un terreno abonado para infecciones y el gobierno de Sudáfrica, un país con una de las mayores tasas de infección de HIV, aboga por la circuncisión, aun cuando las autoridades quieren que el procedimiento se realice con métodos modernos en centros hospitalarios.

Es por ello que ha liberado una partida de 20 millones de rand (1,9 millones de dólares) para que los jefes tradicionales de los clanes decidan qué doctores pueden llevar a cabo el ritual, dijo Joe Maila, un portavoz del Departamento de Salud.

Pero muchos tradicionalistas rechazan una circuncisión indolora y la presencia de mujeres enfermeras en el lugar de la circuncisión.

Más de 70.000 varones zulúes han sido circuncidados desde 2010 en un proceso que combina la medicina moderna con oraciones a los ancestros. Y apenas se han registrado contraindicaciones para la salud.



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