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Marina Silva, la líder ambientalista que encanta y asusta en Brasil

2014-10-01

Según los sondeos, Silva marcha segunda en la disputa hacia los comicios del día 5...

Por Diana Renée (dpa)

Río de Janeiro,(dpa) - A los 54 años, la ambientalista Marina Silva aspira a convertirse en octubre en la primera negra en ser elegida presidenta de Brasil.

Por su carisma y su origen pobre ha sido apodada de "Lula en faldas", en una referencia a Luiz Inacio Lula da Silva, el ex obrero y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) que gobernó Brasil entre 2003 y 2010 y es hasta hoy el presidente más popular de la historia del país.

Desde 2010, cuando sorprendió al conquistar casi 20 millones de votos como candidata a presidenta por el minúsculo Partido Verde (PV), Silva se presenta como una representante de una "tercera vía", alternativa al PT y al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, que desde 1995 son hegemónicos en Brasil.

Ahora, como candidata a la Presidencia por el Partido Socialista Brasileño (PSB), su principal proyecto es el de conducir el país hacia un sendero de desarrollo sostenible sin retroceder en las principales conquistas del país en las últimas dos décadas: la estabilidad económica y la reducción drástica de los índices de pobreza.

En su campaña, la candidata del PSB propone mantener los programas sociales iniciados por Lula y por su sucesora, la actual presidenta y candidata a la reelección Dilma Rousseff, pero al mismo tiempo aboga por una política de rigurosa disciplina fiscal para frenar la inflación en aumento y por la independencia del Banco Central.

Además, promete eliminar la posibilidad de reelección de los gobernantes vigente desde 1998 y poner fin también a la práctica de repartir cargos entre los partidos políticos para asegurar su apoyo al gobierno en el Congreso. Según Silva, sus alianzas se harán "en torno a programas" y "con los buenos" de todos los partidos.

La líder ambientalista ingresó en la disputa por la Presidencia de este año de la mano de la tragedia: la muerte en un accidente aéreo, el 13 de agosto, del candidato del PSB al gobierno, Eduardo Campos, cuya fórmula integraba como postulante a vicepresidenta.

Según los sondeos, Silva marcha segunda en la disputa hacia los comicios del día 5 próximo, y se perfila hoy como la principal amenaza a la reelección de Rousseff en la segunda vuelta.

Llegar a la Presidencia sería una hazaña inimaginable para una persona con la historia de vida de Maria Osmarina Silva de Souza -su nombre civil-, quien nació el 8 de febrero de 1958 en la amazónica ciudad de Río Branco y pasó la infancia en una "palafita" (favela) del estado de Acre, donde su padre trabajaba como cauchero.

A los seis años de edad estuvo a punto de morir a raíz de un caso grave de contaminación por mercurio, la sustancia utilizada por los mineros de oro y lanzada a los ríos de la región. Como consecuencia del envenenamiento la candidata enfrentó numerosos problemas de salud, como hepatitis, malaria y leishmaniasis.

Recién se alfabetizó a los 16 años, mientras trabajaba como mucama a cambio de comida y de una cama para dormir. Una década después se recibió en Historia en la Universidad Federal de Acre y realizó cursos de posgrado en teoría psicoanalítica y psicopedagogía.

El interés por la política surgió en la universidad, cuando se acercó al mítico líder cauchero Chico Mendes (asesinado en 1988) y también a Lula, quien la llevó a afiliarse al PT.

Tras ser elegida consecutivamente concejal de Río Branco y diputada estadual de Acre, a los 36 años se convirtió en la senadora más joven de la historia de Brasil y en 2003 fue nombrada por Lula como su ministra de Medio Ambiente.

Ocupó el cargo durante cinco años, pero en mayo de 2008 renunció al puesto y abandonó el PT, insatisfecha por la resistencia a sus esfuerzos de preservación ambiental por parte de los sectores "desarrollistas" del gobierno y del sector privado.

Para sus detractores, Silva es una "fundamentalista" en temas ambientales, y no tiene propuestas claras para gobernar el país y, por ser vinculada a la pentecostal Asamblea de Dios, tiene posiciones conservadoras frente a temas como aborto y casamiento gay.

Uno de los más duros ataques a la candidata del PSB surgió del senador y ex presidente brasileño José Sarney, quien sostuvo que Silva "es una incógnita" y que, como senadora, "ha dejado su marca como radical, fundamentalista, de capacidad limitada, prefiriendo siempre el enfrentamiento al diálogo y buscando la conversión y no el entendimiento".

"Es evangélica ortodoxa y cree que el mundo se divide entre destinados a la salvación y condenados a la perdición", agregó el ex presidente (1985-1990), en un artículo reciente.

Pese a los ataques que en las últimas semanas quitaron parte del apoyo popular a su candidatura, Silva confía en repetir en las próximas urnas la hazaña lograda por Lula, su primer mentor, quien en 2002 se convirtió en el primer obrero en ser elegido presidente de Brasil.

Ocho años más tarde, Lula logró convertir a Rousseff en la primera mujer en asumir el gobierno del país. Ahora, la ambientalista apuesta a avanzar a la segunda vuelta y emerger del balotaje del 26 de octubre como la primera presidenta negra del gigante sudamericano.



ROW

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