Ciencia y Tecnología

El cerebro posee un sistema de navegación y orientación propio

2014-10-06

Los resultados de las investigaciones de los premiados con el Nobel también son...

Por Annett Stein

Berlín, 6 oct (dpa) - Con frecuencia es un indicio temprano de Alzheimer: las personas afectadas se pierden y no encuentran el camino a su casa. Son las neuronas del sistema de navegación propio del cerebro las que en general mueren primero en los pacientes que sufren esta enfermedad.

El sistema brinda mapas mentales para la orientación en el espacio físico. La forma en que esto ocurre exactamente fue descifrada sobre todo por John O'Keefe, junto con el matrimonio May-Britt y Edvard Moser, quienes fueron galardonados hoy con el Premio Nobel de Medicina 2014.

El descubrimiento es "de mucha utilidad", destacó Juleen Zierath, presidenta del Comité Nobel.

A partir de estos conocimientos, los científicos esperan poder mejorar en el futuro el limitado sentido de la orientación que tienen los pacientes con Alzheimer. "Pero aún no llegamos a ese punto. Eso necesitará tiempo", advirtió Göran Hansson, secretario del Comité en Estocolmo.

Los resultados de las investigaciones de los premiados con el Nobel también son significativos para otras enfermedades neurológicas, añadió.

El pionero en este ámbito fue John O'Keefe, quien descubrió en 1971 células de orientación en el hipocampo de ratas. Electrodos finos colocados en el cerebro mostraron que las neuronas emitían señales cuando el roedor se acercaba a un punto de orientación almacenado en el cerebro. Para el investigador estaba claro que esto no podía ser el sistema de navegación completo. Para ello, el diminuto hipocampo de la rata parecía ser demasiado pequeño.

"El cerebro de una rata tiene el tamaño aproximado de una uva y el hipocampo es más pequeño que una semilla de uva", fue citado Edvard Moser por la Fundación Körber de Alemania, que le otorgó recientemente un premio a él y a su esposa.

Los Moser se conocieron a comienzos de la década de 1980 en la Universidad de Oslo y desde entonces realizan investigaciones juntos. Desde el principio se dedicaron a la orientación espacial de las ratas.

"Durante horas" insistieron entonces al neurocientífico Oskar Andersen en Oslo para poder investigar en esa área, relató una vez May-Britt Moser al diario "The New York Times". "No podía sacarnos de su oficina".

La investigadora reaccionó con emoción al enterarse de que había sido ganadora del Nobel. Primero se encerró en su oficina y lloró de alegría, escribió el diario noruego "Aftenposten". Y también bailó en el vestíbulo de la universidad.

En 1995 los Moser trabajaron durante algunos meses con O'Keefe en el University College en Londres. Con el tiempo, consideraron esa experiencia como el "período más instructivo" de sus vidas.

Finalmente hallaron la prueba de que el hipocampo no realiza por sí mismo los cálculos de orientación necesarios. Más bien es una especie de monitor para la verdadera calculadora de navegación que se encuentra en el vecino córtex entorrinal.

Se trata del descubrimiento neurobiológico más importante en más de 20 años, dijo entonces James Knierim de la Universidad de Texas, según fue citado por la revista "Science".

May-Britt y Edvard Moser colocaron electrodos finos en los cerebros de ratones y los dejaron caminar libremente en una pista.

Hicieron un descubrimiento que los asombró: determinadas neuronas se activaban sólo en puntos nodales virtuales distribuidos regularmente sobre la superficie.

Estas "células en red" descubiertas en 2005 cubren el espacio con un patrón de triángulos virtuales, de manera similar a un sistema de coordinación.

Estas células también fueron halladas en seres humanos. En 2008 los Moser encontraron además "células de frontera", que emiten señales cuando una rata se acerca a un gran obstáculo.

Además hay una especie de brújula formada por células que captan la dirección de la cabeza, a la que comparan con el mapa interno.

Pero no sólo se almacenan mapas. También se guardan recuerdos de experiencias junto con las informaciones sobre el lugar, explicó una vez May-Britt Moser.

Esto explicaría un fenómeno conocido por muchos: en la cocina uno decide buscar algo del sótano, pero una vez allí se olvidó qué era lo que se quería buscar. Existe una alta probabilidad de que el recuerdo resurja en el lugar en que se tomó la decisión, es decir cuando uno vuelve a la cocina.



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