Religión

El Espíritu nos da esa sabiduría que va más allá de la ciencia: Papa Francisco

2014-10-06

El «sueño» de Dios es su pueblo: E´l lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y...

CIUDAD DEL VATICANO,(Zenit.org) - A las 10.00 de este domingo, el santo padre Francisco ha presidido la celebración de la misa en la Basílica Vaticana con ocasión de la apertura de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema: 'Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la evangelización'

Ha concelebrado con el Papa cardenales, patriarcas, arzobispos, obispos y presbíteros miembros del Sínodo.

Publicamos a continuación la homilía del papa Francisco:

El profeta Isai´as y el Evangelio de hoy usan la imagen de la vin~a del Sen~or. La vin~a del Sen~or es su «suen~o», el proyecto que e´l cultiva con todo su amor, como un campesino cuida su vin~a. La vid es una planta que requiere muchos cuidados.

El «suen~o» de Dios es su pueblo: E´l lo ha plantado y lo cultiva con amor paciente y fiel, para que se convierta en un pueblo santo, un pueblo que de´ muchos frutos buenos de justicia.

Sin embargo, tanto en la antigua profeci´a como en la para´bola de Jesu´s, este suen~o de Dios queda frustrado. Isai´as dice que la vin~a, tan amada y cuidada, en vez de uva «dio agrazones» ; Dios «esperaba derecho, y ahi´ tene´is: asesinatos; esperaba justicia, y ahi´ tene´is: lamentos». En el Evangelio, en cambio, son los labradores quienes desbaratan el plan del Sen~or: no hacen su trabajo, sino que piensan en sus propios intereses.

Con su para´bola, Jesu´s se dirige a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo, es decir, a los «sabios», a la clase dirigente. A ellos ha encomendado Dios de manera especial su «suen~o», es decir, a su pueblo, para que lo cultiven, se cuiden de e´l, lo protejan de los animales salvajes. El cometido de los jefes del pueblo es e´ste: cultivar la vin~a con libertad, creatividad y laboriosidad.

Pero Jesu´s dice que aquellos labradores se apoderaron de la vin~a; por su codicia y soberbia, quieren disponer de ella como quieran, quitando asi´ a Dios la posibilidad de realizar su suen~o sobre el pueblo que se ha elegido.

La tentacio´n de la codicia siempre esta´ presente. Tambie´n la encontramos en la gran profeci´a de Ezequiel sobre los pastores, comentada por san Agusti´n en su ce´lebre discurso que acabamos de leer en la Liturgia de las Horas. La codicia del dinero y del poder. Y para satisfacer esta codicia, los malos pastores cargan sobre los hombros de las personas fardos insoportables, que ellos mismos ni siquiera tocan con un dedo.

También nosotros estamos llamados en el Si´nodo de los Obispos a trabajar por la vin~a del Sen~or. Las Asambleas sinodales no sirven para discutir ideas brillantes y originales, o para ver quie´n es ma´s inteligente... Sirven para cultivar y guardar mejor la vin~a del Sen~or, para cooperar en su suen~o, su proyecto de amor por su pueblo. En este caso, el Sen~or nos pide que cuidemos de la familia, que desde los ori´genes es parte integral de su designio de amor por la humanidad. Todos somos pecadores. Tambie´n nosotros podemos tener la tentacio´n de «apoderarnos» de la vin~a, a causa de la codicia que nunca falta en nosotros, seres humanos. El suen~o de Dios siempre se enfrenta con la hipocresi´a de algunos servidores suyos. Podemos «frustrar» el suen~o de Dios si no nos dejamos guiar por el Espi´ritu Santo. El Espi´ritu nos da esa sabiduri´a que va ma´s alla´ de la ciencia, para trabajar generosamente con verdadera libertad y humilde creatividad. Hermanos, para cultivar y guardar bien la vin~a, es preciso que nuestro corazo´n y nuestra mente este´n custodiados en Jesucristo por la «paz de Dios, que supera todo juicio», como dice san Pablo. De este modo, nuestros pensamientos y nuestros proyectos sera´n conformes al suen~o de Dios: formar un pueblo santo que le pertenezca y que produzca los frutos del Reino de Dios.



EEM

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