Reportajes

Las fosas de Ángel Aguirre

2014-10-16

El mapa de las nuevas fosas señala un camino por el que hay que seguir cerro arriba al dar...

Por: Sanjuana Martínez

"En la colonia Guadalupe en Cerro Grande hay más fosas llenas de cadáveres", así lo han declarado nuevos testigos ante la Procuraduría General de la República de acuerdo al expediente judicial abierto en la causa del asesinato de tres luchadores sociales en el municipio de Iguala que involucra directamente al alcalde con licencia y prófugo de la justicia, José Luis Abarca Velázquez.

 ¿Cuántas fosas clandestinas existen en el tristemente Cerro Grande de Iguala donde se han encontrado hasta ahora 28 y 15 cadáveres, algunos completamente calcinados?

El mapa de las nuevas fosas señala un camino por el que hay que seguir cerro arriba al dar la vuelta en un Oxxo. Allí los mismos lugareños comentan que la zona es conocida desde hace más de un año como un cementerio clandestino.

La PGR está recibiendo testimonios estremecedores sobre los crímenes cometidos en Iguala, un narcomunicipio como tantos otros en el estado de Guerrero, un narcoestado gobernado por el perredista Ángel Aguirre y su familia.

Uno de las hipótesis manejadas por las autoridades, es que a los normalistas los quemaron vivos. Según estos testimonios, fueron desnudados, agrupados en fila con madera y pasto encima, luego les rociaron diesel y les prendieron fuego.

Si esto se confirma, imaginen ustedes el sufrimiento de estos muchachos, imaginan la angustia mientras eran conducidos al matadero, imaginen la indefensión al ser despojados de sus ropas, al recibir las amenazas, la certeza de que sus vidas acabarían de esta forma espantosa.

¿A qué nivel de barbarie hemos llegado en México?

Las autoridades investigan el móvil.

¿Cuál es el móvil? El móvil es que no hay móvil, solo maldad. Perversidad. Delirio.

Cualquiera de las hipótesis que se manejan son terribles. Si son o no son los normalistas es igualmente terrible. Pero mientras no haya certezas con datos genéticos, los familiares de los normalistas saben que sus hijos han sido víctimas de desaparición forzada. Y para ello esperan los resultados de los análisis de ADN. Sorprende que el gobernador Ángel Aguirre diga que no todos los cuerpos encontrados hasta ahora sean de los normalistas. ¿Cómo lo sabe? O mejor dicho, ¿Qué tanto sabe? ¿Por qué no informa cabalmente a la ciudadanía sobre los sucedido el 26 de septiembre?

Las fosas clandestinas de Guerrero, son las fosas de Ángel Aguirre.

¿Durante cuánto tiempo se han ido encontrando decenas de cadáveres en estas fosas distribuidas en el estado?

¿Desde cuando sabía el gobernador que se estaban enterrando clandestinamente a civiles? ¿Cuántas fosas faltan por descubrir?

Los habitantes de la colonia Ignacio Manuel Altamirano en Cerro Grande saben que hay muchas fosas en esa montaña sembrada de tortura y los más execrables crímenes. Es una colonia localizada a cinco kilómetros del centro de Iguala.

También lo saben los habitantes de las colonias Lomas del Zapatero y 27 de septiembre, acostumbrados al hallazgo de fosas clandestinas. Hay recapitular e intentar entender lo sucedido. Una de las hipótesis de Gobernación, porque hasta ahora las autoridades solo se atreven a dar hipótesis, es que el ERPI ya funciona como una guerrilla del tipo de las colombianas FARC. Es decir, un grupo guerrillero infiltrado por el narcotráfico en este caso de Los Rojos, cuyo líder Antonio Reina Castillo, alias "La Borrega", fue detenido el pasado mes de abril.

Si esto es así, aunque hay que tener sus reservas porque se trata de información de Gobernación y del Cisen, el vínculo directo con la normal rural de Ayotzinapa explicaría la detención y desaparición de los estudiantes. La normal, semillero de lucha social, de jóvenes ávidos de conocimiento, con firmes convicciones de izquierda, tiene entre sus filas estudiantiles simpatizantes del ERPI. Y posiblemente esa vía fue suficiente para que se infiltraran los Rojos.

¿Es posible que los Guerreros Unidos considerarán a los propios normalistas rivales por su supuesta cercanía con el ERPI y por eso el secuestro masivo con ayuda de la policía y el alcalde de Iguala? Aún no lo sabemos. Habrá que seguir esperando. Hasta que la olla exprés baje de presión y el gobierno de Enrique Peña Nieto, cumpla finalmente con su deber de aportar la verdad y solo la verdad a sus ciudadanos. Lo que nos ha quedado claro es que el gobernador Ángel Aguirre no quiere renunciar.

Algo que no sorprende porque en este país ningún gobernador o funcionario de alto nivel renuncia a pesar de sus delitos. En cualquier otro país el gobernador de un estado sembrado de fosas clandestinas con decenas de cadáveres tendría que haber renunciado hace rato. Peor aún, el gobernador de un estado, donde es la propia policía la que secuestra a un grupo de 43 estudiantes y asesina a otros, debería estar bajo proceso de investigación judicial.

Pero en México las cosas se arreglan de otro manera. Aquí falta un verdadero Estado de derecho. El PRI aprovecha la tragedia de Ayotzinapa para sacar raja política. Y está negociando con el gobernador Aguirre. Quieren Guerrero. Los priístas quieren terminar con el feudo del PRD en ese estado. Por eso, el dirigente nacional del PRI, César Camacho Quiroz considera que el gobernador debe mantenerse en el cargo. En este momento lo que menos importa es detener al alcalde José Luis Abarca Velázquez. El señor es ya un "cadáver" político. Incluso corre riesgo de perder la vida. Tiene mucho que decir sobre sus protectores. Y esos poderosos políticos no lo van a permitir.

Así funciona la mafia. En este caso materializada por el PRI y el PRD. Finalmente Abarca Velázquez era solo un títere, un presunto asesino cuyas tropelías todos conocían y digo todos — los tres niveles de gobierno— pero en realidad quien mandaba, según los testimonios recabados en el expediente judicial, era su distinguida esposa. La señora María de los Ángeles Pineda, conocida también como "el demonio blanco de Iguala"  y sus honorables hermanos pertenecientes supuestamente al cártel de los Guerreros Unidos, eran quienes cortaban el bacalao en Iguala. Ella despreciaba a los campesinos y particularmente a los luchadores sociales a quienes públicamente llamaba "Mugrosos, vándalos, vividores". El gobernador Aguirre permitió que existiera este territorio sin ley, permitió la impunidad en sus presuntos crímenes.

Y seguimos esperando que nos diga sus razones, que hable al respecto, que nos cuente que le dieron a cambio los Pineda y los Abarca para mantenerse en el poder cometiendo todo tipo de tropelías. Mientras tanto, en el imaginario colectivo empiezan a verse de manera nítida los verdaderos responsables de estos atroces crímenes. Los mexicanos queremos las identidades de los responsables. Queremos sus nombres y apellidos. Si el gobierno de Enrique Peña Nieto decide cubrirlos con su manto de impunidad. Será la sociedad civil quien se encargue de sacarlos a flote.

El PRI y el PRD comandado por los Chuchos pueden seguir negociando. Los ejecutados extrajudicialmente por el Ejército de Tlatlaya, masacre del PRI y las desapariciones forzadas de los 43 normalistas, tragedia del PRD, se han quedado en el imaginario colectivo. La pérdida de legitimidad ante el electorado de ambos partidos que ahora parecen uno, se verá en las próximas elecciones. Los políticos responsables de estas matanzas y desapariciones no descansarán.

Los espíritus de quienes pueblan esas oscuras fosas clandestinas, los familiares de aquellos que fueron impunemente masacrados, los nombres y apellidos rescatados de la memoria histórica de quienes no debieron desaparecer ni morir, los perseguirán durante toda su miserable existencia.

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* Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/13-10-2014/28058.

 



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