Reportajes

La escurridiza posición de Turquía en la lucha contra el EI

2014-10-20

De forma completamente inesperada, el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlüt Cavusoglu,...

Por Can Merey

Estambul, 20 oct (dpa) - Las nuevas armas destinadas a los combatientes kurdos en Siria llegan de los kurdos en Irak y los estadounidenses son los encargados de transportarlas. Los primeros envíos destinados a las Unidades de Protección Popular (YPG) en Kobane son una buena noticia para los defensores de esta ciudad kurda en el norte de Siria que lucha contra la milicia terrorista Estado Islámico (EI).

Pero que Estados Unidos tenga que hacer llegar los tan ansiados envíos en una misión nocturna, lanzándolos desde el aire, en lugar de enviarlos a través Turquía arroja luz sobre el papel de Ankara en la lucha contra EI: el socio de la OTAN está poniendo su reputación en juego con su postura poco clara.

El fin de semana, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se manifestó en contra de un envío internacional de armas para los kurdos sirios, según señaló la agencia de noticias local Anadolu.

El Partido de la Unión Democrática (PYD) kurdo-sirio, a cuyo brazo armado pertenecen las YPG, exige desde hace dos semanas la apertura de un corredor desde Turquía a Kobane para sus combatientes y el envío de suministros. Erdogan no sólo se ha cerrado en banda a ello, sino que ataca, aunque sea de forma retórica a los combatientes kurdos en Siria, que han conseguido ganarse el respeto de la comunidad internacional por haber defendido su bastión en Kobane contra los ataques de EI.

Erdogan dijo que el PYD es una "organización terrorista" igual que el partido de los trabajadores kurdos PKK, prohibido en Turquía (así como en la Unión Europea y en Estados Unidos). Hace ya dos semanas equiparó al PKK con EI y con ello indignó a los muchos kurdos en Turquía. "Así como Turquía hace frente a la organización terrorista ISIS (EI), también hace frente a la organización terrorista PKK".

De seguir esa lógica, en Kobane no son mejores los combatientes kurdos que los yihadistas. La actitud de Ankara ha desconcertado a hasta los analistas más curtidos, pues no saben qué es lo que espera conseguir con su agresiva política Erdogan, quien en teoría aspira a un proceso de paz con el PKK en Turquía.

De forma completamente inesperada, el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlüt Cavusoglu, pidió hoy ayuda para Kobane. Aunque Turquía insiste en no abrir un corredor para las Unidades de Protección Popular que en el enclave sirio controlan el este y el oeste de la ciudad, sí se permitirá, sin embargo, que los combatientes kurdos peshmerga del norte de Irak pasen por Turquía para llegar a Kobane.

Ellos tienen capacidad para combatir, dijo el ministro, ya que acaban de recibir armas del extranjero. Cavusoglu señaló, no obstante, que no habrá ayuda directa turca para los kurdos sirios, a quienes los estadounidenses han comenzado a enviar armas de forma vacilante.

Ankara tampoco ha accedido hasta el momento a una de las peticiones principales de Estados Unidos, la de abrir bases turcas como la de Incirlik para los ataques aéreos de la alianza internacional contra el EI.

El anuncio que hizo la asesora estadounidense en materia de seguridad nacional, Susan Rice, de que Turquía había dado luz verde al uso de las bases fue desmentido la semana pasada. El gobierno turco comunicó que todavía se estaba conversando sobre el tema y hasta el momento no se ha anunciado resultado alguno.

Representantes del gobierno estadounidense critican duramente de forma anónima y en los medios estadounidenses a Turquía, socio de la OTAN. Desde el punto de vista oficial, Washington se muestra extraordinariamente diplomático con la esperanza de que Ankara todavía se sume a coalición.

"Turquía es un socio preciado de la coalición", dijo el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, a pesar de que Ankara había desmentido la información sobre la base de Incirlik. Kerry dijo que hasta donde sabía "no había ningún tipo de discrepancia" con los socios de la OTAN.

El domingo, la Casa Blanca informó que el presidente de Estads Unidos, Barack Obama conversó por teléfono con Erdogan y ambos acordaron "seguir trabajando de forma estrecha para reforzar la cooperación contra el EI".

Pero hace tiempo que Ankara ha dejado de tener la imagen de socio colaborador. Pero su fama no sólo se resiente desde lo de Kobane. La represión de las manifestaciones en la plaza Gezi hace más de un año, las acusaciones de corrupción contra el gobierno y el estilo autoritario de la cúpula política han perjudicado su imagen.

Sus reparos en la lucha contra el IS pudo haber desempeñado también un papel en la dolorosa derrota de Turquía en el Consejo de Seguridad de la ONU la semana pasada. A la hora de elegir cinco nuevos miembros para el gremio más poderoso de la ONU, Turquía apenas recibió 80 votos y después 60, con lo que no consiguió el asiento (que fue a España).



EEM

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