Reportajes

"México, me dueles mucho. ¿Qué cosechas sembrando cadáveres?"

2014-11-09

La banda blanca se mantenía en el medio, con el escudo del águila devorando una...

Pablo de Llano, El País

Este sábado al anochecer, un día después de que el Gobierno haya dado por asesinados a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, una manifestación ha arrancado a las ocho y media para recorrer el centro de México DF hasta el Zócalo, plaza principal de la capital y centro simbólico de la República. Durante el camino la marcha ha ido ganando volumen hasta convertirse en una larga columna de miles de personas que han acudido a una convocatoria no partidista levantada en una sola jornada a través de redes sociales, con la indignación colectiva como palanca.

El transcurso de la manifestación ha sido pacífico, pero al llegar al Zócalo un grupúsculo violento ha aprovechado la ausencia de despliegue policial para echarse contra la puerta de madera del viejo Palacio Nacional, sede del presidente del Gobierno, pintando sobre ella con aerosol, golpeándola y llegando a tratar de incendiarla. Las llamas incluso han prendido en la madera. Los radicales, alrededor de una docena de jóvenes que pusieron un broche de caos a una multitudinaria manifestación cívica, estuvieron más de una hora cebándose con la puerta sin fuerzas de seguridad a la vista, hasta que unos 50 guardias salieron del Palacio y lograron dispersar a los radicales y establecer un perímetro de seguridad en torno a la puerta.

Cuando arrancó la marcha, dos horas antes, al frente iba una bandera de México de 15 metros de largo cuyas bandas laterales, en vez de rojas y verdes, como en el emblema de verdad, son negras. La banda blanca se mantenía en el medio, con el escudo del águila devorando una serpiente, pero sobre la representación del origen del imperio azteca no ponía ‘Estados Unidos Mexicanos' sino ‘El Estado ha muerto'. La bandera era obra del "contingente de la comunidad artística", según ha explicado uno de sus miembros, que prefiere no dar su nombre. Es un actor de teatro de 28 años con la voz rascada de gritar.

Dice que la concentración se ha organizado a través de las redes de manera espontánea, y espera que ese siga siendo el modo de movilización hasta alcanzar el mayor volumen posible: "No buscamos que nadie tome el control, sino que todos nos unamos a la propuesta de quién sea. No queremos que se cree un caudillismo. ¡Y tenemos que lograr ser muchos más, al menos 100.000 o 200.000!".

La manifestación de esta noche ha partido de delante de la sede de la Procuraduría General de la República, responsable de la investigación de la matanza. En un cartel se leía: "Murillo, ¿estás cansado? Pues nosotros estamos hasta la madre. Renuncia", en referencia al procurador general Jesús Murillo Karam, que este viernes, en la rueda de prensa en la que informó del fatal testimonio de tres sicarios -que los 43 habían sido asesinados y quemados en un basurero-, casi al final, tras responder durante media hora a preguntas de reporteros, dijo ante el micrófono: "Ya me cansé". Un resbalón en la prórroga de una comparecencia que durante una hora había sido sólida y que justo cuando acababa dejó esas tres palabras que en las redes sociales se ha convertido en un lema de hartazgo ciudadano: #YaMeCansé.

Más carteles: "¿Y si tu hijo fuera el 44?". "Ya me cansé del miedo. De las redes a las calles". "México, me dueles mucho. ¿Qué cosechas sembrando cadáveres?". "Fuera todos los partidos, ni PRI, ni PAN ni PRD". "La conciencia del pueblo no cabe en la cabeza del Estado".

Y además de los carteles, los lemas coreados, sobre todo uno que ya ha resonado otras veces en el México de los 30.000 desaparecidos: "¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!". Y otro que ha ido resonando cada vez más de manifestación en manifestación y que alude a la mafia narco-municipal (alcalde y policiales locales incluidos) que estuvo detrás de la masacre de Iguala: "¡Fue el Estado! ¡Fue el Estado!".

Esta es la cuarta manifestación desde el día de los hechos, 26 de septiembre. La penúltima fue el miércoles pasado y convocó a decenas de miles de ciudadanos, más de 100.000 según los organizadores y 20.000 según el Gobierno del DF. La mayoría eran estudiantes veinteañeros, dado que la marcha había sido convocada por las principales universidades de la capital. La de este sábado no tenía otro motor que la indignación por los hechos tétricos conocidos el viernes y la fuerza de agregación exponencial de las redes. Para el jueves 20 de noviembre se está convocado un paro nacional, también a través de esos medios y sin aparentes liderazgos sectoriales.



EEM

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