Migración

Obama tiene la sartén por el mango en la feroz lucha por la inmigración

2014-11-23

Por DAVID ESPO

WASHINGTON (AP) — El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, tiene la sartén por el mango en la feroz lucha por la inmigración que está tomando forma, con el bolígrafo dispuesto a vetar cualquier movimiento republicano para dar marcha atrás a sus acciones ejecutivas, el respaldo de los demócratas unidos y los líderes republicanos de las cámaras desesperados por evitar hablar de un cierre del gobierno o incluso de un juicio político.

Con la gente a favor de los cambios en el actual sistema migratorio, la mejor respuesta de los republicanos en el corto plazo parece ser puramente retórica: lo que el presidente está concediendo es una amnistía a millones de personas, y excediendo su autoridad constitucional en el proceso. Más allá de eso, sus esperanzas de revertir sus políticas parecen estar en una demanda que se prolongaría años o en las elecciones presidenciales de 2016

Ninguna de estas opciones satisfaría a los partidarios del Tea Party en el Congreso — o a los aspirantes a convertirse en el candidato republicano a la presidencia que compiten por el apoyo de los activistas del partido que jugarán un papel importante en las primarias y las asambleas electorales a poco más de un año vista.

"Nosotros, sólo nosotros, lo digo abiertamente, nosotros, el Senado, estamos esperando en nuestra labor de frenar a este gobierno sin ley y esta amnistía inconstitucional", dijo uno de ellos, el senador por Texas Ted Cruz. En sus comentarios en el pleno del Senado, según su oficina, estaba invocando al antiguo orador romano Cicerón.

En una parte del discurso que Cruz no mencionó, Cicerón se refería un decreto del senado romano que pedía que a un conspirador contra la república "se le de muerte en este instante".

Más de 2.000 años después, un juicio político en la Cámara de Representante y un juicio en el Senado parecen los únicos recursos legales disponibles contra altos crímenes y las faltas menores cometidos por cualquier presidente.

El presidente de la Cámara, John Boehner, y el líder del Senado, Mitch McConnell, no quieren ninguna de esas opciones. Ni están interesados en provocar un cierre del gobierno como medida para bloquear el gasto necesario para ejecutar los mandatos de Obama, considerando que es una mala forma de iniciar un nueva era de dominio republicano de las cámaras.

"Estamos considerando variedad de opciones. Pero no nos engañemos. Cuando los representantes recién elegidos por el pueblo asuman sus escaños, emprenderán acciones", dijo McConnell, que se convertirá en el líder de la mayoría cuando su partido asuma el control de Senado en enero.

Liderados por Boehner, los republicanos de la Cámara de Representantes presentaron el viernes una demanda en la que acusan a Obama de abusar de su autoridad en la aplicación de la ley de atención sanitaria. Funcionarios dijeron que podrían haber añadido sus acciones ejecutivas sobre inmigración, pero no está claro cuánto se demoraría el juicio o quién estará sentado en el Despacho Oval cuando se celebre.

Mientras tanto, los demócratas dejaron a un lado sus disputas por el fracaso en las elecciones de mitad de legislatura. "Las dos últimas semanas no han sido grandes semanas para nosotros", dijo el congresista por Nueva York Joe Crowley. "El presidente está a punto de cambiar eso".

El debate político está en marcha, aunque los dos bandos implicados parecen apelar a diferentes segmentos del electorado. Las encuestas muestran que el país en su conjunto y especialmente los hispanos están a favor de que los inmigrantes permanezcan en el país y trabajen aunque sea de forma ilegal. Los conservadores tienden a preferir la deportación.

"Los críticos van a llamarlo amnistía", predijo con acierto el senador Dick Durbin, demócrata de Illinois, el jueves antes del discurso de Obama. "Pero como nos ha recordado el senador Rubio, no hacer nada — dejar el sistema actual como está — es una amnistía".

Se refería al senador por Florida Marco Rubio, posible aspirante republicano a la presidencia que lideró la aprobación de un proyecto de ley de inmigración bipartidista que superó el Senado, por 68 votos frente a 32, en 2013. La medida incluía una vía para nacionalizar a millones de inmigrantes que viven ilegalmente en el país.

El mandato de Obama no va tan lejos. Hace un llamado para suspender la deportación de millones de personas, pero sin la promesa de una 'green card' que otorga el estatus legal permanente, y mucho menos la ciudadanía.

Los republicanos también dicen que Obama está renunciando a trabajar con el Congreso para lograr una reforma migratoria.

Los demócratas replican que han pasado unos 17 meses desde que el Senado aprobó la norma bipartidista.

Desde entonces, los contrarios al proyecto en la Cámara de Representantes han presionado con éxito a Boehner para impedir que llegue a votarse. También le arrancaron la promesa de que no permitiría negociaciones que pudiesen suponer compromisos con el Senado sobre cualquier otra medida que aliviase las restricciones que pesan actualmente sobre los inmigrantes.

En las horas previas al anuncio de Obama, los republicanos predecían un mal resultado.

"Esto es (...) una ayuda importante para los cárteles y otras organizaciones que controlan las redes de contrabando de México. Y casi con toda seguridad hará que miles de personas que han cometido delitos en este país obtengan un estatus de legalidad", dijo el senador por Texas John Cornyn.

El líder de la mayoría en el Senado, el demócrata de Nevada Harry Reid, visualizó un resultado diferente cuando se le preguntó si un futuro presidente republicano podría revertir las acciones de Obama, que potencialmente haría que los millones de personas que den un paso adelante ahora para obtener un permiso de trabajo sean deportados en el futuro.

"Me gustaría desearle suerte a esa persona", dijo Reid.



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