Reportajes

Christian Bale, sin tapujos

2014-12-05

Británico de nacimiento y casado desde hace 14 años con Sibi Blazik —con quien tiene...

Andrew Goldman, WSJ

Bale es Moisés en la nueva película de Ridley Scott. Camisa de Obrero y botas desgastadas con punta de acero de Melet Mercantile y jeans vintage de What Goes Around Comes Around. Foto de Mikael Jansson, estilo por George Cortina

MUCHAS COSAS pueden salir mal al adaptar historias bíblicas para el cine, pero quizás no haya peor error que darle una corona de espinas o un cayado de pastor a un actor que carece del peso requerido para el papel. Christian Bale, que es incapaz de tomarse cualquier cosa con liviandad o de comprometerse a medias, no tiene ese problema y podría personificar plausiblemente cualquier personaje de las Sagradas Escrituras, desde el Génesis al Apocalipsis. Quince años atrás encarnó a Jesús en una película para televisión y fue recompensado con meses de pesadillas mesiánicas. Bale fue, según se dijo, la primera elección de Darren Aronofsky para interpretar a su Noé, pero la oportunidad de protagonizar una película de Terrence Malick se interpuso y Aronofsky debió conformarse con Russell Crowe. Ridley Scott tuvo más suerte y se aseguró a Bale para el rol de Moisés en su película épica en 3-D, Éxodo: Dioses y Reyes, que se estrena a partir de este mes. Pocos actores podrían lograr que el público aceptara lo que hace Bale: un hombre, prácticamente enloquecido por la voz de Dios, que advierte sobre plagas que se avecinan y que divide las aguas del mar para permitir el paso de un pueblo de esclavos que huye. Pero Bale es bien conocido por ser un actor que se metamorfosea por completo en sus papeles. Para convertirse en Dicky Eklund, el ex boxeador drogadicto de The Fighter (que en América Latina se distribuyó como El peleador, El vencedor y El ganador) adelgazó hasta quedar prácticamente piel y huesos; esa actuación le permitió ganar un Oscar como mejor actor de reparto. Para ser Irving Rosenfeld, el inolvidable estafador barrigón que intentaba disimular su calva en Escándalo americano, engordó casi 20 kilos, pero perdió el Oscar a mejor actor frente a Matthew McConaughey.

Británico de nacimiento y casado desde hace 14 años con Sibi Blazik —con quien tiene una hija de 9 años y un bebé—, Bale creció actuando. A los 12 años protagonizó El imperio del sol y famosamente apuñaló una naranja con un bolígrafo para no responder preguntas durante una conferencia de prensa. Hoy, a los 40, no parece más cómodo con el escrutinio que acompaña a quienes son parte de esa pequeña fraternidad de actores que se han ganado la etiqueta de "el mejor actor de su generación". Como Bale aborrece esa frase en particular, diré en cambio que hace poco he tenido una animada conversación con un actor que interpreta a un profeta en forma muy convincente, y lo dejaré ahí.

Andrew Goldman: Pareces estar atravesando una fase judía en tu carrera. Primero interpretaste a Irv Rosenfeld en Escándalo Americano, ahora a Moisés.

Christian Bale: Es el mismo comentario que me hizo David [O. Russell]. Me dijo: "Pasas de hacer el papel de un judío a hacer el papel de el judío".

AG: Cuando Charlton Heston separó las aguas del Mar Rojo como Moisés en Los diez mandamientos, se veía un poco como Kenny Rogers, o como un Santa Claus muy enojado, con un cabello hermosamente peinado. Tú luces considerablemente más sucio.

CB: Pensamos que teníamos que hacer un intento. Quiero decir, no importaba lo que hiciéramos, todo iba a ser inexacto. ¡Por Dios, hablamos en inglés! O sea, todo esto, desde la base, es pura imprecisión pero estamos tratando de captar el sentimiento, la emoción, ojalá. Y sabiendo que no era una persona que hubiera podido acicalarse demasiado después de haber abandonado los palacios del faraón, era inevitable que luciese como alguien que ha vivido en la calle durante muchos años. Así que hubo momentos en los que mi cabello era una maraña andrajosa que uno tenía que cortar a hachazos.

AG: Eres famoso por sumergirte por completo en tus personajes. No puedo imaginar lo que implica internalizar la historia de Moisés.

CB: Bueno, al principio dije: "A ver, ¿podemos decir Moishe [una variante de Moisés en hebreo] tanto como se pueda?". Porque uno dice Moisés y piensa: "Dios, ¿cómo puedo hacer esto?". Hablar de Moishe me permitía encararlo desde una perspectiva humana: estaba buscando unas ovejas en la montaña hace poco y me golpeé la cabeza con una roca. Y cuando recobré la consciencia hablé con Dios. Y me dijo cosas. Y eso me cambió para siempre. Éste va a ser mi nuevo destino, este es mi llamado.

AG: Me impresionó enterarme de que creías que tu familia diría que el momento más agradable contigo fue cuando interpretaste a Trevor Reznik en El maquinista, un rol para el que perdiste unos 30 kilos.

Abrigo de cuero vintage de Melet Mercantile. Foto de Mikael Jansson, estilo por George Cortina

CB: Sabes, a mi esposa le gustaba bastante Irv en Escándalo americano porque ella se veía realmente delgada a mi lado. Eso es lo que ella decía. Le encantaba. Me decía: "Sigue engordando. Me veo fantástica y delgada".

AG: Recibiste mucha atención por haber ganado peso para ese rol. Si yo pudiera comer todo lo que quiero, sería tan grande como Orson Welles.

CB: Cierto, pero no tienes una fecha límite. Podrías hacerlo por tu propio placer. Yo tuve dos meses. No es divertido después de dos semanas. Comí toneladas de papas. Después de eso, tu cuerpo sólo te dice: "Por favor, por favor, por favor". Y luego de eso, comer se vuelve una actitud bastante desagradable, asquerosa, del estilo "engulle todo lo que puedas". No se disfruta mucho la comida.

AG: ¿Pero eras una buena compañía cuando te volviste literalmente famélico para El maquinista?

CB: Totalmente. Sólo que era un poco pesado. Bebía un whisky y me armaba mi propio cigarro cada noche, y físicamente sentía que no pasaba nada, pero mentalmente estaba afilado como nunca y sentía una tranquilidad absoluta. Dormía dos horas por noche y me sentaba a leer un libro durante ocho horas seguidas sin moverme, de comienzo a fin. No había ningún altibajo. Nada podía alterarme. Podía tomarme dos minutos para responder una pregunta, o simplemente mirar a través de la ventana durante cinco horas seguidas.

AG: Si eras así en tu versión más agradable, ¿cómo es vivir contigo habitualmente cuando no estás muriéndote de hambre?

CB: Disfruto de un poco de caos y confusión. Creo que es más divertido.

AG: Mis indicaciones para esta entrevista eran avanzar con cuidado y asegurarme de que no te marcharas echando humo por las orejas. ¿Te agrada tener esa reputación?

CB: Ese es siempre un buen potencial, ¿no? (Risas)

AG: ¿Alguna vez lo has hecho?

CB: Sí. Uno se encuentra con gente muy grosera. Cuando uno hace este tipo de ruedas de prensa, terminas haciendo un montón de entrevistas y sientes que empiezas a enloquecer un poco. Y algunas personas te provocan como si fueras un animal en un zoológico, esperando una reacción tuya. Si eres inteligente, no les das el gusto. Si eres tonto, ocasionalmente, como yo, lo haces. Y entonces básicamente obtienen lo que querían. En general, después lo lamento. Pero algunas personas ponen sobre la mesa cuestiones que simplemente son abismales, como lo que ocurrió en Aurora [el tiroteo de 2012, en el estado de Colorado, EE.UU.], de una forma que no logro comprender.

AG: ¿Te refieres a la insinuación de que la película de Batman era responsable de que un tipo imitara al Guasón y matara a todas esas personas que habían ido a ver la película?

Abrigo de cuero y camiseta vintage de Melet Mercantile y jeans vintage de What Goes Around Comes Around. Foto de Mikael Jansson, estilo por George Cortina

CB: Más allá de eso. Eso me persigue hasta el día de hoy, nos persigue a todos los que estuvimos involucrados [en la película]. Sé que también persigue a Chris [Nolan, el director], porque nosotros estábamos enclaustrados en un hotel en Francia cuando eso ocurrió. No quiero darles crédito repitiendo lo que se dijo. Simplemente te provocan y te provocan y te provocan como si fuera divertido o un juego y no significara nada. Yo no quiero cultivar eso que tantas figuras públicas hacen, que se vuelven básicamente insensibles, levantan un muro, porque toda esa gente está diciendo cosas desagradables o atacándolos. Y simplemente digo no, no. Ellos ganan si hago eso. Debo seguir siendo humano, y eso significa que a veces uno reacciona. Estuve durante un tiempo en Italia, que es la cuna de los paparazzi, ¿verdad? Estaba en Italia con mi esposa. Cuando iba a trabajar, ella salía del hotel y había un hombre parado fuera del hotel que le decía las cosas más obscenas imaginables. Eso ocurrió varias veces. Yo sabía qué buscaba, sabía que tenía una estrategia. ¿Puedo decir que no voy a darle la satisfacción de que un Christian Bale furioso lo encare? Pero, a la vez, está matando mi humanidad y mi dignidad como marido si no lo hago, y él lo sabe. De modo que tengo una sola opción.

AG: Es vil ir detrás de tu mujer para provocarte.

CB: Porque eso es lo más vulnerable, ¿o no? Realmente me importa una m… lo que diga sobre mí. ¿Entonces qué pasa? Un día salgo y lo veo. Voy tras él, y consigue todas esas fotos de mí persiguiéndolo. Bingo, encontró oro. Consigue exactamente lo que quiere, sonríe y se va. Me siento como un idiota porque le di lo que quería. Pero en mi mente, no tenía otra opción. ¿Cómo podía quedarme quieto y tolerar que alguien le hablara de esa forma a mi esposa? No podía.

AG: Después de que se difundió el audio en el que regañabas a un técnico en el set de Terminator: la salvación, te comunicaste con un programa de radio y le rogaste a la audiencia —en nombre del estudio, imagino— que no castigara a los involucrados por tu comportamiento y no dejara de ir a ver la película.

CB: No, lo hice en nombre del equipo, porque todos se rompen el lomo haciendo eso.

AG: Pero el equipo cobra, independientemente de que a la película le vaya bien o mal.

CB: Lo sé, pero los buenos equipos sienten orgullo de lo que hacen; y cuando hay una victoria, la sienten como propia. De todas formas no funcionó. Pero si iba a fracasar, yo quería que lo hiciera por sus propios méritos (risas) no porque la gente pensara que soy un idiota.

AG: Leí que cuando te reuniste por primera vez con el director de esa película, McG [Joseph McGinty Nichol], le dijiste que nada de lo que habías visto suyo indicaba que él tuviera lo que se necesitaba para hacer esa película.

Camiseta y Camisa de sarga de algodon de Ralph Lauren Double RL y pantalones de obrero vintage de Melet Mercantile. Foto de Mikael Jansson, estilo por George Cortina

CB: Cierto.

AG: Eso es brutal. Los directores tienen ego.

CB: Ah, sí. Sí. Pero él me dijo: "Dame una oportunidad. Todos necesitamos evolucionar y yo necesito dar vuelta a la nueva página. Y, por favor, tú mismo debes haber estado en esta situación antes, cuando alguien hizo un acto de fe en ti" —lo cual era cierto—, "por favor, haz eso por mí ahora; te lo aseguro, estoy listo para eso".

AG: ¿Y qué piensas acerca de haberle dado esa oportunidad?

CB: (Pausa) Hay mucho lugar para muchos enfoques y muchos personajes en la industria del cine. Yo no volveré a trabajar con él pero le deseo lo mejor. ¿Okay?

AG: Vas a aparecer en las dos próximas películas de Terrence Malick, que es considerado uno de los mejores cineastas vivos y casi nadie siquiera sabe cómo es su aspecto. Hay unas imágenes impresionantes de TMZ [sitio web y programa de televisión sobre farándula] de Benicio del Toro saliendo de un restaurante con Malick, y TMZ no tenía idea de quién era. ¿Envidias esa invisibilidad?

CB: Soy afortunado en ese sentido, también, porque ya no hay muchas personas a las que la gente considere estrellas de cine, ¿no? Gracias a Dios, porque de otro modo no conseguiría un papel, porque empezarían a hacer el casting y dirían: "No es realmente una estrella de cine pero, qué más da, démosle un protagónico".

AG: Lamento darte la primicia: eres una estrella de cine.

CB: No, no, lo digo en el sentido de que, ya sabes, existe esa habilidad maravillosa que tienen algunas personas que hace que uno sepa qué va a encontrar, qué tipo de personajes van a hacer y uno los ha visto muchas veces, pero los disfruta de todos modos porque son muy carismáticos. John Wayne va a ser John Wayne.

AG: ¿No es más bien una cuestión de taquilla en la actualidad? ¿Saber que si te incluyen en la franquicia de Batman el estudio no va a desperdiciar US$200 o US$300 millones en un tipo que no llena una sala de cine?

CB: No creo que puedan perder con eso. El personaje es rentable.

AG: Batman & Robin no fue un gran éxito financiero a pesar del personaje.

CB: Ah, ¿de verdad? No lo sabía.

AG: Y tenía una estrella de cine.

CB: Lo es. Él es una estrella de cine.

AG: Hablando de George Clooney, hace poco veía todas las fotografías de él y su nueva esposa en ese barco en Venecia y me di cuenta de que no tengo idea cuál es la apariencia de tu esposa, Sibi.

CB: Es que siento que yo debería tener la misma privacidad que cualquier otra persona.

AG: Pero también he escuchado a Clooney despotricar contra los tabloides y hablar de privacidad.

CB: Lo sé, pero es aburrido, ¿o no? ¿Sabes a qué me refiero? No importa que él hable de eso. Es como, bueno, muchachos, ya cállense. Superen todo eso de una vez y vivan sus vidas y dejen de quejarse al respecto. Yo prefiero no quejarme al respecto.

AG: Ahora insistes en hacer únicamente entrevistas de preguntas y respuestas porque has dicho que muchos novelistas frustrados han inventado cosas cuando escriben sobre ti. Estuve buscando las notas que podrían haberte molestado pero no pude encontrar ninguna.

CB: Quizás se te escaparon. Mi sensación es: mira, no hay nada de malo en ser un novelista frustrado pero ve a escribir tu novela. Hubo cosas que eran descaradamente falsas, cosas en las que insinuaban actitudes que yo tuve, y yo lo veía y decía: "Eso simplemente no es cierto". También tenía que ver con que cada persona a la que entrevistaban era el mejor en lo que sea que hiciera. Y yo pensaba: "Estoy harto de leer que cada persona sobre la que leo es el arquetipo absoluto, lo mejor en lo que sea, con el que se han cruzado". Me parecía algo demasiado indulgente y claramente de falso chupamedias.

AG: ¿Me estás diciendo que te hartaste de leer que eres el mejor actor de tu generación?

CB: Porque todo el mundo lo es. Todo el mundo lo es.

AG: Una vez escribí un perfil de Ashton Kutcher. No dije que Ashton Kutcher fuera el mejor actor de su generación. Dije que era un buen tipo.

CB: Casi todo el mundo lo es, ¿está bien? (Risas)

AG: He notado que siempre le dices a la gente que lo que haces para vivir no vale la pena o no es masculino, que en el fondo hay algo insustancial en lo que haces.

CB: Sí, sí. La mayoría de la gente cree que es importante y habla de ello sin parar, sobre cuán importante es. Yo sé a qué viene eso. Aunque había algunos antecedentes circenses en mi familia, la actuación no era mi ambiente. En la familia de mi padre los hombres eran militares. Eran más grandes que yo, físicamente. Yo comencé de muy chico, y mi familia estaba atravesando una situación difícil y me dijeron: "Es una oportunidad que no puedes dejar pasar. Necesitamos ese dinero". De modo que yo sentía un amor natural por esto, pero también desde muy temprano se me impuso la responsabilidad de "por favor toma eso que amas pero, ¿puedes asegurarte de seguir haciéndolo? Porque lo necesitamos". Así que siento un cierto odio a todo esto. Siempre paso por esto, en cada película me sucede que amo el rodaje y luego no puedo soportarlo.

AG: Estuviste en El imperio del sol cuando tenías 12 años y en Newsies poco después. Eres considerado el raro ejemplo de un niño actor que no se descarriló en la adultez. ¿Es justo decir que te consideras dañado por la experiencia?

CB: Todos estamos un poco dañados por algo, ¿no? No eres realmente un adulto hasta que has sido dañado por algo. Ahora, ¿dejaría yo que mis propios hijos pasen por eso? Ni aunque estuviera en el infierno, porque diría que son víctimas.

AG: Supongo que uno de los puntos más bajos de tu carrera fue cuando parecía que Leonardo DiCaprio haría el papel de Patrick Bateman en American Psycho y no tú.

CB: Bueno, yo había estado entrenándome para eso durante mucho tiempo.

AG: ¿Entonces fue devastador?

CB: Esto es lo que pasó. Simplemente fingí que no había ocurrido. Soy inglés, así que nunca voy a un gimnasio, pero para ese papel parte del arreglo fue que yo debía ir. Seguí yendo al gimnasio todos los días porque me decía: "Voy a hacer la película". Llamaba a Mary Harron [la directora de American Psycho] mientras ella tenía una linda cena con su familia y le decía: "Entonces, Mary, cuando hagamos esta escena…". Y ella me respondía: "Christian, Oliver Stone va a dirigirla, DiCaprio va a hacer tu papel". Yo le decía: "De acuerdo, pero dijiste eso, mi papel, ¿no es cierto? Va a volver a nosotros, así que sigamos hablando de esto porque va a volver". Y ella me decía: "Christian, ¿por favor puedes dejarme en paz?".

AG: ¿Era una charla simpática con Mary o en realidad ella se preguntaba por qué la llamabas a su casa?

CB: Una mezcla de ambas cosas. En ese momento yo tenía sólo 25 años, y ella era una mujer con familia, ¿sabes? Ahora lo entiendo. Era el momento de la cena. ¿Sí? Bien, sigamos hablando. Pero después, m…, volvió a nuestras manos. Y fue por puro desgaste. La primera vez que lo leí yo tenía 23 años; no lo hicimos hasta que tuve 25.

AG: ¿Tuviste fantasías homicidas con Leonardo DiCaprio u Oliver Stone en aquel momento?

CB: No, los dos me gustan mucho. Pero hubo miembros malvados de mi familia que me decían…

AG: Me has echado una mirada de reojo. Por Dios, ¿hubo gente que se ofreció a matar a personas?

CB: No a tal extremo.

AG: ¿Qué podrían haberles hecho?

CB: Sólo asegurarse de que ya no fueran aptos para hacer ese papel. (Risas) Hacer que la gente fuera menos bella.

AG: ¿De verdad lo consideraste?

CB: No, ni por un segundo. No, absolutamente no. Creo que son personas maravillosamente talentosas. Su único crimen es tener gustos similares a los míos. No, me reía, pero quería asegurarme. Tuve que decir: "Por favor, Dios, detén esta línea de pensamientos ya mismo. Inmediatamente".

AG: El año pasado estuviste nominado al Oscar a mejor actor por Escándalo americano. Me encantó que de verdad lucieras decepcionado cuando perdiste con Matthew McConaughey. Tú no te veías contento.

CB: ¿No? (Risas) ¿Cómo me veía? No lo he mirado.

AG: Todo tu cuerpo se hundió en el asiento.

CB: Hundí mi cabeza, ¿verdad? (Risas)

AG: Sí, y después todos se pusieron de pie para aplaudir a Matthew y tú también, pero estabas dando una especie de ovación con cara de piedra.

CB: Ha habido una cantidad de ocasiones en las que sentí: ah m…, soy el único sentado. Esto va a parecer una declaración de principios. No estoy tratando de hacer una declaración, así que más vale que me ponga de pie. Odio cuando hay que mostrarse emocionado por cada maldita cosa que sucede. Hay ciertos momentos en los que pienso: "Esto no significa mucho para mí". Odio sonar como un imbécil, pero estaba todo bien.

AG: Sé que tienes una política de no hablar de tu mujer y tus hijos, pero cuéntame sobre tus amigos.

CB: Una cosa que he escuchado a lo largo de mi vida es: "¿Sabes qué he notado en ti, Christian? Que odias estar cerca de los ganadores. Amas a los perdedores. Cuanto más perdedores, más los amas". (Risas) Odio el título de "perdedor" pero me doy cuenta de que hay algo de eso . Cuanto más exitoso es uno, más tiene que encajar en un cierto molde del éxito. La gente exitosa planifica sus días y no pierde el tiempo para nada. Los perdedores malgastan su tiempo. Las personas que han fracasado de forma miserable en sus vidas son mucho más divertidas.

AG: ¿Puedes darme un ejemplo de personas a las que amas que hayan tenido fracasos absolutos?

CB: Personas. Miembros de mi familia.

AG: ¿Quiénes son estas personas?

CB: Bueno, me he metido en un aprieto porque las he etiquetado como perdedoras, no en mi cabeza sino en la cabeza de otra gente. Así que no quiero nombrar a ningún amigo para que vaya por la vida diciendo: "Gracias, hermano. Soy un perdedor. Aprecio eso. Gran gesto".



LAL