Reportajes

«Lobos solitarios», la pesadilla de quienes luchan contra terrorismo

2014-12-16

Reino Unido hace claramente más que muchos otros para evitar más atentados como los...

Por Michael Donhauser

Londres, 16 dic (dpa) - "¡Sospechosos de terrorismo detenidos!". Este título puede leerse casi a diario en los canales de noticias británicos. Cada semana son apresados en el Reino Unido presuntos sospechosos de terrorismo, y en gran parte son liberados poco después.

Reino Unido hace claramente más que muchos otros para evitar más atentados como los que sufrió en 2005 en el sistema de transporte londinense. Mientras los más críticos creen que se traspasó el límite con la paranoia, para los promotores de la mano dura es una cuestión de "seguridad nacional".

Londres hizo mucho para ganarle al terrorismo. Todo el país está sembrado de millones de cámaras de vigilancia. La protección de los datos privados y la esfera personal fue prácticamente sacrificada: la policía no necesita siquiera una orden judicial para intervenir teléfonos y ordenadores. La mayor parte de las tareas del servicio secreto GCHQ quedaron bastante claras gracias a las revelaciones del informante estadounidense Edward Snowden.

¿Pero ayuda todo esto a combatir a los "lobos solitarios", a los terroristas que actúan sin relación aparente con la red terrorista Al Qaeda? "Sí", dice el profesor Peter Neumann, director del Centro para Estudios sobre la Radicalización y la Violencia Política en el renombrado King's College. "La mayoría de los 'lobos solitarios' no son ni siquiera tan solitarios", subrayó. En la mayoría de los casos hay algunos indicios en las redes sociales, los teléfonos y los ordenadores. "Muchos de ellos son conocidos por la policía", añade Neumann.

La cuota de agresores con enfermedades mentales es en estos casos llamativamente mayor que en el de otros terroristas. La policía y los servicios secretos están analizando actualmente con detenimiento un estudio que presentó el sociólogo australiano Ramon Spaaij por encargo del Departamento de Justicia estadounidense. En él concluye que las enfermedades psíquicas son claramente subvaloradas en el caso de la mayoría de los "lobos solitarios", aunque en líneas generales no son la única causa de los brotes de violencia. El investigador australiano habla de un "cóctel mortal" de ideología y enfermedad mental.

Ese fue el caso del secuestrador de Sydney, que ya estaba acusado de delitos graves, era considerado fantasioso y perturbado psíquicamente. También el de los hombres que el 22 de mayo de 2013 mataron a cuchilladas al soldado británico Lee Rigby en plena calle. En los dos casos, los agresores estaban en el radar de las fuerzas de seguridad. Y en las dos ocasiones, éstas llegaron demasiado tarde.

Las autoridades británicas saben que deben observar más de cerca a los "lobos solitarios". El jefe de la policía londinense, Bernard Hogan-Howe, dejó en claro hace poco las dificultades en la BBC. "Tenemos muy poco tiempo para actuar", dijo. Y eso lleva al problema siguiente. "La cuota de error es especialmente alta en el caso de los lobos soliarios", añade el profesor Neumann.

El arte de los investigadores reside en actuar en el momento justo. Si se reacciona demasiado rápido, lo más posible es errar el blanco o no contar con pruebas suficientes. Si se espera demasiado, el hecho ya estará consumado. El experto en terrorismo holandés Edwin Bakker, director del Centro de Terrorismo y Lucha contra el Terrorismo de la Universidad de Leiden, en Holanda, describe a los "lobos solitarios" como una "pesadilla" para quienes luchan contra el terrorismo. "Son muy difíciles de frenar", explica.



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