Reportajes

Grecia, una caótica entrada a Europa para los emigrantes sirios

2015-01-04

Pero ahora que la frontera con Turquía ha sido sellada con verja de alambre de espino,...

Por Christine Pirovolakis

Atenas, 4 ene (dpa) - Como muchos otros antes que él, Jowan Akkash creyó que sus problemas terminarían pronto si alcanzaba las seguras costas europeas. Pero tras sobrevivir la peligrosa travesía de Siria a Grecia, este periodista que afirma haber sido torturado y encarcelado por el régimen de Bashar al Assad afirma ahora que su llegada sólo es el principio de una nueva odisea.

"Desde el primer momento en que llegué, quería ir a un país más al norte, quizá Bélgica o Alemania, y que luego vinieran mi mujer y mi hijo", cuenta Akkash, que llegó a Grecia en julio de 2012. Sin embargo, tras cinco intentos fallidos de subirse a un avión o un barco rumbo a Italia con pasaportes europeos falsos, Akkash se vio obligado a solicitar asilo precisamente en el país en que no quería quedarse: Grecia.

Desde que comenzó la guerra civil, hace ya casi cuatro años, más de tres millones de sirios han abandonado su país. Muchos de ellos se encuentran en campamentos de refugiados en los vecinos Líbano, Jordania y Turquía, donde se unen a otras decenas de miles de emigrantes que huyen de los conflictos en Libia, Irak o la Franja de Gaza.

Pero ahora que la frontera con Turquía ha sido sellada con verja de alambre de espino, muchos de quienes ansían llegar a Europa optan por Grecia, siguiendo rutas marítimas mucho más peligrosas. Sólo en los primeros ocho meses de 2014 más de 17,000 indocumentados -de los que más de la mitad eran sirios- fueron detenidos por la guardia costera griega, lo que supone un incremento del 55 por ciento frente al mismo periodo de 2013. Las últimas estimaciones apuntan a que la cifra total para el pasado año será de 40,000.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unos 3,000 solicitantes de asilo murieron intentando cruzar el Mediterráneo en 2014, pues los contrabandistas llenan las precarias embarcaciones con cada vez más emigrantes hasta abarrotarlos. Según grupos defensores de los derechos humanos, la mayoría de los que logran sobrevivir son detenidos, se les niega el asilo e incluso acaban siendo deportados.

El pasado mes, el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) amonestó a Grecia por fracasar en su intento de mejorar las condiciones de sus saturados centros de detención de inmigrantes a lo largo de sus fronteras por tierra y mar. Según el informe, se experimenta un aumento en el maltrato a inmigrantes por parte de la policía.

"En uno de mis intentos de llegar a Italia en barco fui arrestado antes de embarcar y, de camino al centro de detención de Corinto, fui golpeado por la policía. Durante los 50 días restantes que estuve detenido, vi como otros inmigrantes eran golpeados despiadadamente", afirma Akkash, y añade que no recibían atención médica por las heridas sufridas.

Sin otra opción, Akkash solicitó refugio en 2013 después de esperar en largas colas durante semanas junto a otros centenares de inmigrantes en Atenas. Aunque se le concedió asilo político, pasó mucho tiempo hasta que recibió los documentos necesarios, pues los sobrecargados funcionarios griegos tienen que lidiar con unas 40,000 solicitudes pendientes.

"Grecia lanzó un servicio independiente diseñado específicamente para gestionar las demandas de asilo en mayo de 2013, pero aunque el nuevo sistema supone una mejora respecto al anterior, sigue habiendo problemas de acceso", afirma Elina Saratou, portavoz de prensa de del Consejo Griego para los Refugiados.

En respuesta al llamamiento de Naciones Unidas para acoger a emigrantes sirios, Grecia comenzó recientemente a conceder una moratoria de seis meses a todas las deportaciones. Pero ese permiso temporal no da derecho a los afectados a recibir asistencia sanitaria, prestaciones sociales, alojamiento o empleo, señala el Consejo Griego para los Refugiados.

"El carné provisional que tengo no me garantiza protección alguna frente a la policía y no me permite viajar", señala Akkash. Por eso, añade, con frecuencia es detenido en redadas policiales.

Aunque los datos oficiales ponen de manifiesto que el 99,1 por ciento de los sirios solicitantes de asilo lo lograron, son muy pocos los que lo piden. Según Ashraf Hasno, presidente de la comunidad siria local, la mayoría opta por tomar la ruta ilegal rumbo al norte de Europa.

"La mayoría de sirios paga entre 5,000 y 6,000 euros (7,000-8,000 dólares) para conseguir un pasaporte falso", afirma Hasno. "Por ese precio, se les garantiza llegar a los países más al norte de Europa, aunque para ello necesiten decenas de intentos".



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