Vox Dei
"Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco"
Evangelio Marcos 1,7-11
"Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo"
En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: "Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo". Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fué bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco".
Reflexión
Mons. Salvador Cristau i Coll
Hoy, solemnidad del Bautismo del Señor, termina el ciclo de las fiestas de Navidad. Dice el Evangelio que Juan se había presentado en el desierto y "predicaba un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Mc 1,4). La gente iba a escucharlo, confesaban sus pecados y se hacían bautizar por él en el río Jordán. Y entre aquellas gentes se presentó también Jesús para ser bautizado.
En las fiestas de Navidad hemos visto como Jesús se manifestaba a los pastores y a los magos que, llegando desde Oriente, lo adoraron y le ofrecieron sus dones. De hecho, la venida de Jesús al mundo es para manifestar el amor de Dios que nos salva.
Y allí, en el Jordán, se produjo una nueva manifestación de la divinidad de Jesús: el cielo se abrió y el Espíritu Santo, en forma de paloma descendía hacia Él y se oyó la voz del Padre: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco". Es el Padre del cielo en este caso y el Espíritu Santo quienes lo manifiestan. Es Dios mismo que nos revela quién es Jesús, su Hijo amado.
Pero no era una revelación sólo para Juan y los judíos. Era también para nosotros. El mismo Jesús, el Hijo amado del Padre, manifestado a los judíos en el Jordán, se manifiesta continuamente a nosotros cada día. En la Iglesia, en la oración, en los hermanos, en el Bautismo que hemos recibido y que nos ha hecho hijos del mismo Padre.
Preguntémonos, pues: ¿Reconozco su presencia, su amor en mi vida? ¿Vivo una verdadera relación de amor filial con Dios? Dice el Papa Francisco: "Lo que Dios quiere del hombre es una relación "papá-hijo", acariciarlo, y le dice: Yo estoy contigo".
También a nosotros el Padre del cielo, en medio de nuestras luchas y dificultades, nos dice: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco".
JMRS