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Vacas flacas: ¿crecer o estancarse?

2015-01-20

Los gobiernos de esos países a menudo desdeñan otras partes de la economía,...

Economist Intelligence Unit

Los productos primarios son como las sirenas: atrayentes, pero peligrosos. Cuando los precios son altos, los políticos de los países exportadores se regocijan. Los ingresos por la exportación de petróleo, gas y metales llenan las arcas estatales. La inversión extranjera fluye y se crean empleos bien remunerados. Los gobiernos de esos países a menudo desdeñan otras partes de la economía, creyendo que los buenos tiempos no tendrán fin. Pero siempre acaban.

Al tambalearse los precios, muchos países aprenden lo que ocurre cuando una economía depende demasiado de los recursos naturales. Venezuela, que cuenta con las reservas de petróleo más cuantiosas del mundo, está al borde del incumplimiento de pagos. Brasil y Noruega, grandes exportadores de petróleo, han visto recortar sus previsiones de crecimiento. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, verá encogerse esa economía 5 por ciento en 2015, según cálculos del banco central. Es probable que la deuda de su gobierno se degrade al estatus de "basura".

Cuando los precios de los productos primarios comenzaron a caer, en 2014, los economistas temieron lo peor para otros exportadores de esos bienes, pero hasta ahora muchos han superado las expectativas. Sólo un puñado de naciones latinoamericanas –Argentina, Venezuela y posiblemente Brasil– caerán en recesión en 2015. Otras han visto recortadas sus previsiones de crecimiento, pero su desempeño es bueno todavía. Chile, exportador de metales que alguna vez fue rehén de las fuerzas del mercado, se expandirá 3 por ciento este año. Perú, que depende mucho de las exportaciones de metales, tendrá un crecimiento de 5 por ciento. América Latina en conjunto crecerá 2 por ciento.

En 2015 no está previsto que algún exportador de petróleo de Medio Oriente caiga en recesión (aunque medir el crecimiento en países en guerra es casi imposible). Arabia Saudita utiliza sus grandes reservas de divisas para impulsar el gasto gubernamental y crecerá 4.5 por ciento este año.

Algunos países africanos sufren consecuencias. Nigeria, que apenas tiene exportaciones no petroleras, perdió 13 por ciento del valor de su divisa en 2014; Zambia, exportador de cobre, recurrió al FMI en junio. Pero las cosas ni de lejos son tan malas como algunos temían.

En comparación con periodos anteriores de descenso en los precios de los productos primarios, las divisas se han mantenido bastante fuertes. Sólo los países afectados por el ébola y la cleptocrática Guinea Ecuatorial verán encogerse su economía en 2015. Se prevé que África subsahariana crecerá 5 por ciento este año.

Ahorro y gasto

Dos factores explican por qué algunos exportadores de productos primarios enfrentan mejor que otros la caída de precios. Primero, muchos gobiernos han creado en sus países un mejor ambiente de negocios. Según el Banco Mundial, en años recientes África subsahariana ha tenido el mejor desempeño en este aspecto. Ruanda, que estaba en las garras de la guerra civil hace 20 años, ahora es un mejor lugar para hacer negocios que Italia.

Los ambientes benignos de negocios alientan la inversión extranjera directa (IED). En años recientes la inversión en África ha sido sostenida, pese a los altibajos mundiales. El dinero del exterior contribuye a la diversificación de las economías africanas. El reciente crecimiento fuerte de Nigeria se debe, no a su sector petrolero –que se ha estancado–, sino al sector financiero y otros servicios. Incluso en Chad, exportador de petróleo que es objeto de escarnio por su economía de una sola vía, la renta petrolera tiene una participación cada vez más pequeña. Rusia, en cambio, no ha reducido su dependencia del petróleo. Diversificar la economía rusa es hoy más difícil que nunca para el presidente Putin, a causa del bache en la IED que experimentó el país en 2014.

En segundo lugar, algunos gobiernos gastan su dinero con más prudencia. Antes de la década de 2000 casi todos despilfarraban cuando los precios eran altos y los impuestos fluían, sólo para recortar gastos cuando bajaban los precios. Rusia todavía hace esto. El Estado no tiene dinero para impulsar la demanda; lo que hace es recortar el gasto público, lo cual causa mayor daño.

Algunos países latinoamericanos y africanos, como Zambia y Chile, aplican ahora una política fiscal "contracíclica", ahorrando en los buenos tiempos y gastando en los malos. Otros, en particular en Medio Oriente, ensanchan sus bases impositivas para lidiar mejor con la caída de precios de productos primarios. Hace una década el presupuesto de Angola dependía casi por completo del petróleo, pero ahora la tercera parte viene de otras fuentes. Chile, donde el cobre constituye 60 por ciento de las exportaciones, fue conocido alguna vez por el manejo caprichoso de sus ingresos del cobre. Ahora un panel independiente revisa que el gobierno los emplee con responsabilidad.

Algunos exportadores de productos primarios enfrentan un sombrío 2015, pero otros pueden ser optimistas. África, durante décadas sinónimo de dependencia de los recursos naturales, será este año una de las regiones de mayor crecimiento en el mundo. Ya no está condenada a la montaña rusa de los productos primarios. Si Putin hubiera intentado bajarse de ella hace diez años, su pueblo no tendría un año tan duro frente a sí.



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