Reportajes

¿Se convertirá Libia en el próximo bastión del Estado Islámico?

2015-02-25

Según el experto estadounidense en Libia Andrew Engel, el EI orquesta en el país una...

Por Marc Röhlig

EL CAIRO (dpa) - A comienzos de febrero, la embajadora de Estados Unidos para Libia, Deborah Jones, tuiteaba desde su sede en Malta una pregunta muy simple: "¿Puede una Libia dividida resistir ante el Estado Islámico?" Ocho días después recibía la respuesta, y ésta se la daba la propia milicia terrorista.

Miembros del Estado Islámico (EI) en Libia mostraron en un video la decapitación de varios cristianos coptos procedentes de Egipto. Al parecer, se trata de 21 trabajadores que habían sido secuestrados pocas semanas atrás. El EI calificó el metraje de "Una noticia escrita en sangre a la nación de las cruces". Y en él se ve cómo los extremistas se equipan en una playa mediterránea, "al sur de Roma".

El video, realizado de manera profesional, se considera el primer "golpe" de la célula libia del EI. Ésta se fundó ya a finales de octubre en la localidad de Derna y, desde entonces, además de conquistar la importante ciudad portuaria de Sirte habría puesto un pie en Trípoli, Bengasi y algunas ciudades de menor tamaño. No obstante, se cree que la influencia real de la milia en Libia es aún pequeña, pero sus comienzos apuntan peligrosos paralelismos con lo ocurrido en Irak y Siria.

"No hay ningún tipo de autoridad en todo el país", afirma a dpa el observador Mattia Toaldo, del think tank European Council of Foreign Relations. Y eso permite al EI afianzarse en un Estado debilitado por la guerra civil, añade. "El EI ya ha reivindicado atentados en Tobruk y en Trípoli". Y "eso nos demuestra el poco poder que poseen aún las autoridades".

En Libia, rica en petróleo, se enfrentan las milicias de dos gobiernos: uno reconocido internacionalmente y que tiene su sede en Tobruk, en el este del país, y otro islamista en Trípoli, en el oeste. La lucha ha paralizado las estructuras estatales hasta el punto de que apenas se cubre un aprovisionamiento básico para la población y las fronteras no se vigilan lo suficiente.

El EI gestó su ascenso en un Irak debilitado primero por la invasión estadounidense y después por una sangrienta guerra civil. Su mayor crecimiento lo vivió gracias a su expansión en una Siria hundida por la guerra. En ambos países, los yihadistas se aprovecharon de la debilidad de las instituciones estatales, como hacen ahora en Libia.

Según el experto estadounidense en Libia Andrew Engel, el EI orquesta en el país una rivalidad entre las muchas partes en conflicto. "Esta lucha parece reflejar las dinámicas de Siria e Irak", señala. Y es que allí también los miembros del EI actuaron de manera más dura y brutal que el resto de combatientes, de modo que sus rivales o se aliaban con ellos, o eran eliminados.

No obstante, en el caso de Libia hay una diferencia clara: el EI, de fe sunita, logró construir tanto en Siria como en Irak una fuerte división religiosa entre sunitas y chiitas. En ambos países, los sunitas eran marginados por el gobierno, pero en Libia no existe esa grieta confesional. Y justamente por eso, el vecino Egipto podría involuntariamente generar una brecha de otro tipo.

En El Cairo gobierna el ex general Abdel Fattah al Sisi. Para desviar los problemas internos y cimentar su Estado militar, metió a su país en una dura batalla contra los islamistas: en el verano (boreal) de 2013 derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi y, desde entonces, toda oposición se califica de "terrorista".

El general Jalifa Haftar, que combate para el gobierno del este de Libia, está actuando de manera similar, apuntan los analistas Wolfram Lacher y Stephan Roll, de la fundación alemana Wissenchaft und Politik (Ciencia y Política). El mapa político del país no se polarizó hasta la actuación militar de Haftar, que como Al Sisi tiene un concepto "flexible" de los que son sus enemigos.

Tras el asesinato de los coptos por la célula libia del EI, El Cairo respondió con ataques aéreos contra las presuntas posiciones de la milicia en el país. El Ministerio del Exterior habló de ataques selectivos, pero defensores de los derechos humanos sostienen que fallecieron al menos seis civiles. Y en definitiva, eso ayuda a que el ruido de sables entre Egipto y el general Haftar cree nuevos frentes en el ya de por sí desmembrado país. Y deja en los brazos del EI a los otrora moderados rivales de Haftar.



Notas Relacionadas

No hay notas relacionadas ...



Utilidades Para Usted de El Periódico de México