Mujeres

Ni un millón de cámaras garantiza seguridad de las mujeres en India

2015-03-08

El entrevistado es Mukesh Singh, condenado por la violación en grupo de una estudiante de 23...

Por Doreen Fiedler

Nueva Delhi, 7 mar (dpa) - India se revuelve al verse reflejada en el espejo de un documental centrado en un violador condenado a muerte, que encuentra en la cinta espacio suficiente para dar rienda suelta a sus pensamientos misóginos. "En una violación una mujer tiene mayor responsabilidad que un hombre", asegura. Y es que su víctima no debería haberse resistido a la violación en un autobús. En ese caso, seguiría con vida.

El entrevistado es Mukesh Singh, condenado por la violación en grupo de una estudiante de 23 años en un autobús de Nueva Delhi que conmocionó al país en 2012.

Ante el documental "La hija de India", el país ha vuelto hacer lo que tanto le gusta: prohibir la cinta que iba a estrenarse precisamente mañana domingo con motivo del Día Internacional de la mujer, tanto en India como en otros países.

La censura es una actitud cómoda, pero no ayuda a nadie, opina la abogada defensora de los derechos de las mujeres Vrinda Grover. "En la película, hombres indios de bajos recursos son retratados como típicos violadores", cuenta. Pero violadores hay en todas las capas sociales y en todas las castas. El problema está en el sistema, asegura.

A muchas mujeres y hombres de India, que pese a la prohibición han podido ver el documental en Internet, la entrevista al violador les recuerda a comentarios demasiado habituales en el país: de bocas de incluso alcaldes o incluso diputados del Parlamento oyen comentarios del tipo que la mujeres se visten de forma equivocada y por eso despiertan el deseo de los hombres. O que cuando empieza la noche deben quedarse en casa. O que tras una violación el honor queda mancillado, pero no el del agresor, sino el de la víctima.

"Ese documental obliga a las personas a reconocer que en cada uno de ellos se esconde un poco de esas bestias", explica Sahil Kili, una joven de 29 años de Bangalore. Hay demasiada gente que cree que la víctima tiene parte de la culpa.

La comentarista Shobhaa De opina que la película debería exhibirse en las escuelas, según escribe en la web de la televisión NDTV. "Si una sociedad quiere llamarse ilustrada no puede cerrarse ante la verdad".

Sin embargo ese ejercicio de instrospección podría quedarse en un simple deseo: India ha hecho algo desde la violación grupal mortal en el autobús que en diciembre de 2012 sacó a miles de personas a las calles para protestar.

Pero la respuesta institucional se ha limitado sobre todo a endurecer las leyes y ampliar la presencia policial en las calles, así como las cámaras de vigilancia, los cursos de autodefensa para las mujeres y botones de alarma en taxis y autobuses.

Sin embargo apenas nadie asume la raíz del problema, es decir, cómo los hombres se convierten en violadores.

"¿Cómo podemos proteger a nuestras hijas si no decimos a nuestros hijos lo que está mal y lo que no deben hacer?", se pregunta el padre de la víctima en una entrevista con el diario indio "Economic Times". El documental pone a la sociedad ante un espejo, pero muchos no quieren mirarse. Pero el gobierno no puede cerrar los ojos antes ellos. "Para desenterrar la verdad hay que quitar también la suciedad", opina.

Pero muchos políticos parecen opinar que no hay suciedad. El nuevo partido anticorrupción ganó las elecciones en Nueva Delhi entre otras cosas con la promesa de colocar un millón de cámaras de video en las calles y no con la de aumentar el porcentaje de mujeres que trabajan en la capital, que actualmente es del nueve por ciento.

A la mayoría de indias las cámaras les da una sensación de seguridad que antes no tenían. Según una encuesta del diario "Hindsutan Times", el 97 por ciento de las mujeres de Delhi han sufrido en alguna ocasión acoso sexual en la calle o en el transporte público.

El Día de la Mujer, "La hija de India" apunta con dedo acusador al país de violadores. "Decir que las violaciones son un problema de India es racista", se defiende sin embargo la famosa activista feminista india Kavita Krishnan.

Las violaciones son un problema global. Hay millones de agresores sexuales, también en India. "Y a la lucha por la igualdad de la mujer no le ayuda un sensacionalismo superficial".



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