Reportajes

Niños inmigrantes ponen a prueba a Europa mientras recrudece crisis en el Mediterráneo

2015-04-21

Hoy, Bangura vive en un refugio de este pueblo siciliano. Es parte de un creciente ejército...

Por Steve Scherer

CALTAGIRONE, Italia (Reuters) - Ishamel Bangura, un huérfano de 16 años, huyó de Sierra Leona en julio cuando el virus del ébola causó la muerte de ocho miembros de su hogar.

En su camino a Italia desde Libia meses después, la embarcación en que viajaba naufragó. El adolescente sobrevivió al asirse a una cuerda arrojada por un barco de rescate mientras decenas de personas se ahogaban a su alrededor.

Hoy, Bangura vive en un refugio de este pueblo siciliano. Es parte de un creciente ejército de niños inmigrantes sin padres que alcanzan las costas europeas, dándole a la crisis de inmigración del continente un nuevo y trágico rostro.

"Estoy contento de estar vivo", dijo Bangura días atrás conversando en el patio delantero del refugio.

El número de inmigrantes que llegará a las costas de Italia por mar este año superaría el récord de 170,000 del año pasado, dijo la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Sólo en la segunda semana de abril arribaron 10,000 personas. Otras 400 se ahogaron antes de llegar a la costa, dijeron sobrevivientes.

El domingo, más de 900 personas habrían perdido la vida cuando naufragó la embarcación que los llevaba hacia Italia. La mayoría, incluidos mujeres y niños, habían sido encerrados bajo la cubierta del barco, cuyo capitán fue arrestado y acusado por los fiscales de ser el culpable de la tragedia.

El número de menores que viaja solo en esta migración masiva se ha disparado y la cifra que llega a Italia se triplicó en el 2014 desde el año previo.

Esto representa un problema particular para países como Italia, España y Grecia. Por ley, Italia no puede repatriar a menores y debe brindar asistencia médica y educación.

Los países que reciben a estos inmigrantes ya están bajo presión. En Italia, 13,000 adolescentes, en su mayoría hombres jóvenes que huyen de conflictos, la pobreza o la persecución, ahora viven en centros de inmigración ubicados junto a refugios para adultos cuya capacidad ya está desbordada con unas 80,000 personas.

Se espera que la cifra aumente debido al auge demográfico mundial. Actualmente hay más personas con edades comprendidas entre los 10 y 24 años que nunca antes en la historia humana, y en su mayoría viven en países pobres, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por su sigla en inglés).

"El Mediterráneo continuará siendo un espacio mortal y densamente utilizado por los traficantes", dijo Maurizio Albahari, profesor de la Universidad Notre Dame en South Bend, Indiana, y autor del libro de próxima publicación "Crimes of Peace: Mediterranean Migrations and the Worlds Deadliest Border".

Con esta perspectiva, Italia está intentando implementar un sistema a largo plazo para refugiar e integrar a olas de próximos menores inmigrantes. Destinará fondos de la Unión Europea para abrir nuevos albergues supervisados por grupos humanitarios que buscan integrar a los jóvenes.

Pero existe resistencia. Algunos políticos de derecha, en particular en el rico norte del país, están presionando contra la apertura de refugios en sus regiones.

La semana pasada, Lombardía y Véneto, regiones norteñas gobernadas por el partido contra la inmigración Liga del Norte, dijeron que no aceptarían nuevos inmigrantes.

REFUGIOS ITALIANOS

El aumento de este año en los migrantes que viajan por el Mediterráneo se debe en mayor parte a la inestabilidad política en Somalia y Eritrea y la lucha por el poder el Libia, además de la guerra civil que azota Siria desde hace años.

Las preocupaciones financieras llevaron a Italia el año pasado a poner fin a una misión de búsqueda y rescate llamada Mare Nostrum. Pero la guardia costera y la Armada en el sur del país aún rescatan migrantes diariamente.

Italia separa a menores sin acompañantes de los adultos en sus refugios. Pero muchos de los albergues para menores tienen falta de personal especializado, como intérpretes o profesores. Brindan poco más que una cama, una comida y algo de ropa barata.

"La manera en que recibimos a más de 14,000 menores el año pasado me hace avergonzarme de ser italiano", dijo Mario Morcone, el administrador de inmigración en el Ministerio del Interior, a un comité parlamentario el mes pasado.

Italia está intentando revertir la situación. En marzo, el estado completó una licitación de 13 millones de euros para 10 nuevos "primeros refugios", donde se albergará a un máximo de 50 menores que recibirán atención sanitaria y clases de idioma hasta por 90 días.

Se está llevando a cabo otra licitación para otros 10 centros.

Tras permanecer en ese "primer refugio", los menores serán trasladados a una "comunidad" de 12 niños en la que asistirán a la escuela y participarán en actividades como el fútbol.

Las cortes italianas designarán tutores para los niños, que estarán obligados legalmente a quedarse en la comunidad hasta que cumplan los 18 años.

"Estamos construyendo el futuro de nuestro país porque tenemos ante nosotros una mezcla de personas que ahora viven aquí, que quieren vivir aquí, y que quieren contribuir", dijo Daniele Cutugno, un psicólogo que dirige el albergue donde vive Bangura.

Domenico Manzione, vicesecretario para inmigración del Ministerio del Interior, dijo que se establecerán nuevas comunidades para unos 1,000 menores, aunque señaló que se necesitarán más.

"No podemos negar el hecho de que enfrentamos una tarea que está lejos de ser simple porque el número de llegadas está presionando las estructuras ya desbordadas", dijo Manzione a Reuters.

CONSTRUYENDO UN FUTURO

El refugio donde viven Bangura y otros 55 jóvenes africanos se encuentra en las afueras de Caltagirone, una localidad de poco más de 40,000 habitantes conocida por su industria de la cerámica. Es un edificio de piedra de dos pisos reformado y con terrenos adyacentes.

La mayoría de los chicos no planeaban viajar a Italia y cada uno tiene una trágica razón para buscar un futuro lejos de casa en una edad en la que los adolescentes occidentales están ocupados con los videojuegos o lecciones de conducir.

Abubacarr Dibba, de 17 años, dijo que abandonó Gambia cuando su padre murió y su familia perdió su tierra. Mustapha Kanteh, ahora de 18 años, también dejó Gambia cuando su padre falleció y el jefe tribal local lo golpeó con un caño de metal y amenazó con matarlo.

Cada uno de los jóvenes dijo que había sido golpeado y encarcelado. Bangura afirmó que aún sufre de dolores de cabeza por haber sido golpeado con la culata de una pistola en Libia.

Bangura contó que cuando llegó a Libia fue secuestrado por dos semanas, mientras su captor intentaba pedir rescate a supuestos familiares. Luego fue enviado a prisión, antes de que lo subieran en una embarcación hacia Italia. Dijo que ahora ayuna, reza y espera.

"No sabía nada sobre Italia antes de venir. Ahora quiere pasar mi vida aquí. Estoy aquí pidiendo ayuda. Cualquier cosa que hagan los italianos, yo seré paciente hasta que puedan ayudarme", afirmó.



ROW

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