Internacional - Población

Los defensores del "no" al matrimonio gay en Irlanda se consideran atacados

2015-05-20

Paddy es una de las caras más conocidas de la campaña contraria a que el matrimonio...

Javier Aja

Dublín, 20 may (EFE).- El bloguero y comentarista político Patrick Manning, de 52 años y soltero, votará "no" a la legalización del matrimonio homosexual en Irlanda en el referéndum de este viernes, lo que le ha valido que le tachen de "homófobo", a pesar de que, de hecho, es "gay", según explica en una entrevista con Efe.

Paddy es una de las caras más conocidas de la campaña contraria a que el matrimonio civil entre personas del mismo sexo esté amparado por la Constitución irlandesa y se equipare al convencional, tal y como propone al electorado el Gobierno de Dublín, una coalición entre conservadores y laboristas.

"No estoy en contra de los derechos de los homosexuales, estoy en contra de que se redefina la institución del matrimonio. Yo he luchado durante años por lograr que se reconozcan las uniones civiles entre homosexuales en este país y me duele que me presenten como un antigay porque toda mi vida he defendido la igualdad", declara el activista.

Manning sostiene que el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB) opera ahora en un ambiente muy favorable, nada comparable al de "la Irlanda fría, hostil y peligrosa" de no hace tanto, donde la homosexualidad fue delito hasta 1993.

"En 1988 -recuerda- fui detenido por efectuar un acercamiento hacia otro hombre y esa fue una experiencia muy formativa desde el punto de vista emocional e intelectual. Desde entonces desconfío profundamente del Estado".

Irlanda promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, mayoritariamente católico, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de "matrimonio".

"Prefiero las uniones civiles que el matrimonio. Deberíamos haber dejado que se desarrollasen hasta convertirse en una institución puramente gay. ¿Para qué igualarla con el matrimonio convencional? Deberíamos tener la nuestra propia", arguye Paddy.

Por otra parte, advierte de que el Gobierno no ha evaluado las consecuencias que tendrá equiparar ambas uniones ante la Constitución de cara a asuntos relacionados con la maternidad subrogada, la adopción o el bienestar y derechos de los menores.

"En casos de adopción -indica-, siempre debería darse prioridad a matrimonios formados por un hombre y una mujer porque sabemos que es lo que funciona. Hay suficientes evidencias empíricas extraídas de estudios objetivos que demuestran a un menor le va mejor en la vida cuando es criado por un matrimonio heterosexual".

De acuerdo con la actual ley -explica-, los integrantes del mismo sexo en una unión civil ya pueden adoptar, pero las agencias que lo tramitan, algunas de ellas religiosas, tienen derecho a rechazar su solicitud si creen que el interés del menor está mejor servido por un matrimonio compuesto por un hombre y una mujer.

Con la Carta Magna de por medio, esas agencias tendrán las manos atadas y podrían ser acusadas de actuar con prejuicios y de manera anticonstitucional si se decantan por conceder la adopción de un menor a un matrimonio convencional, según Paddy.

Esa opinión es también compartida por otro compañero de campaña y miembro del grupo "Madres y Padres Importan", el español Luisón Lassala, quien añade que la introducción en la Constitución del matrimonio gay no traerá igualdad sino una vulneración de derechos fundamentales.

"Si un niño pierde a un padre o madre o los dos por circunstancias trágicas -plantea Lassala-, hay que arreglarlo, y si dos papás o dos mamás pueden adoptarlo me parece perfecto, no perfecto pero aceptable".

"Lo que no me parece aceptable es que antepongamos los deseos de dos adultos a la posibilidad de que ese niño no vaya a tener nunca la oportunidad de tener un padre y una madre", dice el activista español, de 50 años y veterano en Irlanda de otras campañas, como la contraria al aborto.

Aunque no puede votar, Luisón, quien reside desde hace 30 años en Dublín, se conforma con trabajar para que otros voten "no" este viernes.

Las últimas encuestas otorgan una cómoda victoria al "sí", pero al Gobierno le preocupa el llamado "voto silencioso", el de aquel que se decanta por el "no" pero lo oculta por temor a ser calificado de homófobo y, por tanto, no es detectado por los sondeos.

Según Manning, ese voto está escondido por culpa del comportamiento "fascista" que está caracterizando a los partidarios del matrimonio gay.

"Es muy, muy difícil hacer campaña así. Nuestros voluntarios son atacados, retiran nuestros carteles, incluso la Policía está politizada, pues su sindicato ya ha llegado a pedir públicamente a sus miembros, por primera vez en su historia, que voten sí", dijo.

Por ello, pronostica, el "no" ganará con un 55 % de los votos, frente a un 45 % del "sí", y "será un gran día para la democracia y para los homosexuales que quieren abordar este asunto sin afectar a la ley sobre la familia".



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