Ciencia y Tecnología

¿Debe usarse la tecnología en las aulas?

2015-05-25

Sin embargo, todavía existe un gran desacuerdo sobre si la tecnología debería...

The Wall Street Journal

Algunos dicen que amplía horizontes, otros que es incapaz de enseñar a los niños a pensar.

No cabe duda de que la tecnología digital juega un rol fundamental en la educación. Millones de estudiantes usan computadoras personales, tabletas y teléfonos inteligentes para investigar y completar sus tareas, comunicarse entre sí y con los maestros y, en ocasiones, colaborar en proyectos escolares.

Sin embargo, todavía existe un gran desacuerdo sobre si la tecnología debería o no jugar un papel importante en el salón de clase, es decir, si los profesores deberían recurrir a herramientas digitales para una porción significativa de la instrucción.

En cierto sentido, la cuestión se reduce a encontrar la mejor manera de aprovechar el tiempo en el aula.

Algunos consideran que la tecnología representa una gran oportunidad para que los maestros amplíen los horizontes de los estudiantes haciendo uso de los vastos recursos de Internet como complemento a la instrucción y discusión en clase. Las computadoras pueden ayudar a personalizar la instrucción, lo que algunos ven como una manera de asegurar que cada estudiante obtenga el máximo provecho de estar en la escuela, sin ser frenado por el ritmo de sus compañeros más lentos o que se rezague frente a los más aventajados.

Pero otros opinan que se corre el riesgo de que el uso de la tecnología en el aula disminuya el rol de los maestros. Internet, dicen, es una gran fuente de información, pero los profesores deben enseñar cómo procesar esa información, reflexionando acerca de qué manera cambia la visión del mundo de los estudiantes.

SÍ: LAS NUEVAS HERRAMIENTAS AYUDAN A LOS
ESTUDIANTES A APRENDER MÁS Y MEJOR: Lisa Nielsen

Para prosperar en un mundo digital, los alumnos necesitan aprender a discriminar entre ilimitadas fuentes de información. Las escuelas deben armarlos con la necesaria dosis de escepticismo y pensamiento crítico que necesitan para ello y esto requiere que adopten dispositivos digitales como herramientas de aprendizaje.

La tecnología permite que los estudiantes sigan aprendiendo a pensar por sí mismos y con los demás, pero también les permite aprender de una manera en que antes no podían.

En la clase de literatura, por ejemplo, los alumnos ya no entregan su trabajo a una audiencia de uno: el maestro. Pueden publicar sus tareas para que el mundo los vea en las plataformas digitales. En las clases de ciencia, la tecnología permite a los alumnos hacer disecciones virtuales y tener acceso a recursos y expertos de nivel mundial, como los astronautas de la NASA que participan en el programa "Enseñanza desde el espacio". En matemáticas, ya no tienen que estar trabajando todos al mismo tiempo en el mismo problema, sino que pueden ver videos ajustados a sus necesidades individuales.

El uso de herramientas sencillas y gratuitas bajo la atenta mirada de maestros que aseguren que todos están haciendo la tarea correcta e interactuando con seguridad permite a los alumnos lograr más que con el viejo sistema de consumo y regurgitación de información. En una clase de ciencias sociales tradicional, los alumnos que están estudiando una comunidad leen un libro de texto, escuchan una conferencia, discuten, y contestan preguntas al final del capítulo. Con la incorporación de la tecnología, los estudiantes pueden acceder a fuentes primarias como registros públicos, fotos, revistas, grabaciones de voz o recortes de periódicos, con la orientación de los profesores para la búsqueda de imágenes y la observación de las leyes de derechos de autor. Pueden apreciar cómo la comunidad ha cambiado con el tiempo gracias a un gran número de herramientas en línea gratuitas o mediante videoconferencias que les permitan entrevistar a residentes de la comunidad en tiempo real.

Estos estudiantes también pueden utilizar lo que han aprendido de maneras nuevas y creativas. Por ejemplo, pueden hacer mapas o fotos interactivas; haciendo clic en el sitio que describe a la comunidad, ese lugar cobra vida. Y pueden publicar su trabajo en blogs y medios sociales como Facebook y Twitter y obtener una relevante retroalimentación del mundo real.

De esta manera, la tecnología posibilita un pensamiento más profundo. El ritmo es más rápido, pero ese es el mundo para el que estos estudiantes se están preparando. ¿Cómo preferiría usted que su hijo aprenda?

El uso de dispositivos digitales en el aula no significa que los alumnos estén enviando mensajes de texto a sus amigos, hablando por teléfono en clase o usando los dispositivos para copiar en los exámenes. De la misma manera en que fueron capaces de manejar un aula tradicional, donde los estudiantes pueden estar pasándose notas, mirando por la ventana o copiando las respuestas del vecino, los profesores están encontrando las mejores maneras de abordar a los estudiantes que usan dispositivos digitales.

De hecho, están incorporando a la enseñanza el gusto de los alumnos por los mensajes de texto. Muchos docentes usan mensajes de texto para invitar a los estudiantes a conversar acerca de lo que aprendieron en la clase ese día y para publicar sus reflexiones en plataformas especialmente diseñadas para las respuestas de los estudiantes. Estas técnicas permiten capturar todas las voces, de manera que el tiempo de clase pueda usarse en analizar los aportes de cada estudiante, en lugar de recogerlos en un papel. Los maestros que están aprovechando la pasión de los estudiantes por los mensajes de texto, los están ayudando a mejorar sus destrezas de comunicación. Numerosos estudios han demostrado que mientras más mensajes de texto los niños escriben, más aprenden a leer y escribir.

Por supuesto, una formación adecuada y el apoyo del colegio son esenciales para que la tecnología funcione en el aula.

Sabemos que cualquier dispositivo conectado proporciona acceso a información, recursos y expertos mucho más allá de lo que una escuela podría ofrecer a los estudiantes. ¿Por qué deberíamos limitar las posibilidades de aprendizaje y no tomar plena ventaja de esto?

—Nielsen es directora de compromiso digital y aprendizaje profesional del Departamento de Educación de la Ciudad de Nueva York.

NO: LAS AULAS DEBEN SER UN LUGAR DE TRABAJO Y
PENSAMIENTO CRÍTICO: José Antonio Bowen

La tecnología está cambiando la educación, pero la interacción más importante en el aula sigue siendo el cara a cara entre profesores y estudiantes. Esta interacción personal ha estado en el corazón de la enseñanza desde la época de Sócrates y la tecnología en el aula a menudo interfiere con esa educación en lugar de mejorarla.

No cabe duda de que la tecnología ha aumentado el acceso de los estudiantes al conocimiento, pero esto sólo ha ampliado la importancia del discernimiento, el análisis y el escepticismo que los alumnos deben tener respecto de ese contenido. En otras palabras: el pensamiento crítico. Hallar corrientes relevantes y precisas en el océano de contenidos a veces inútiles o engañosos de Internet es un desafío permanente.

Llevar la tecnología al salón de clases no resuelve el problema, solamente lo traslada.

En realidad, es una distracción de la verdadera solución, que es que los maestros se tomen el tiempo necesario para asistir a los estudiantes a aprender a pensar y a procesar la información. Al hacerlo, los ayudan a ver cómo una misma información puede ser útil o inútil, dependiendo del contexto o del problema que deseen resolver. Internet ha fomentado la desagregación de la información. Los maestros ayudan a los estudiantes a integrarla.

Lo difícil no es aprender nuevos hechos, sino entender cómo alteran lo que sabemos. La información que los alumnos almacenan en sus celulares puede ayudarles a ver el mundo de una manera nueva, pero sólo porque antes se les enseñó a reflexionar sobre lo aprendido.

La civilización y la democracia necesitan contemplación, atención y concentración. Las tabletas y las computadoras están diseñadas para ser interactivas y, por ende, nos desvían del pensamiento más profundo.

Las distracciones que el iPad ofrece al alumno son prácticamente irresistibles. La enseñanza es bastante difícil ya sin esas distracciones y las aulas deben ser un santuario de la concentración. Los niños necesitan un lugar para aprender la quietud mental, la deliberación, el pensamiento crítico y la empatía humana.

Aprender a pensar con lentitud se vuelve más difícil cuando las computadoras responden a las preguntas de inmediato.

Podemos enseñar a los estudiantes una mejor manera de aprender diciéndoles que cierren su iPad y piensen en la nueva información que han absorbido, que escriban el argumento clave en sus propias palabras, que lo intercambien con su compañero de pupitre, que lo refuten, lo discutan y que finalmente reconsideren sus supuestos originales a la luz de esa discusión.

Lo más importante que un profesor hace en el aula es servir de modelo intelectual.

Los grandes maestros muestran cómo hacer una pausa y reflexionar sobre nuevas preguntas. Son un ejemplo viviente del comportamiento de las personas inteligentes: hacen mejores preguntas, analizan y, sobre todo, se detienen a pensar. Para que nuestra democracia prospere, necesitamos salones de clase repletos de maestros que pueden decir: "Esa es una gran pregunta, me has hecho cambiar de parecer".

No soy partidario de una prohibición total de la tecnología. Los dispositivos digitales ofrecen múltiples beneficios.

No obstante, el acceso a más conocimiento no nos vuelve más inteligentes. De la misma manera que un mayor número de canales de televisión no nos han hecho estar mejor informados, ni tener más máquinas para hacer ejercicio nos ha mejorado nuestro estado físico, no necesitamos más tecnología en el aula para aprender mejor.

Si nos tomamos la molestia de reunir gente cara a cara, entonces tenemos que aprovechar las ventajas del contacto personal. Los niños deberían tener igualdad de acceso a una computadora portátil fuera del aula (cerrar la brecha digital es un problema educativo muy real), pero dentro del aula el énfasis debe ser la reflexión, el trabajo en equipo, el juego y el pensamiento.

En el salón de clase, los estudiantes necesitan sobre todo integradores, motivadores, capacitadores cognitivos y modelos intelectuales que puedan demostrarles lo que significa ser inteligente.

Las computadoras pueden enseñarnos mucho sobre el conocimiento humano, pero no nos pueden enseñar cómo ser humano. Nuestros teléfonos no son realmente "inteligentes", ni nos pueden enseñar a serlo.



EEM

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