Reportajes

Los pobres de Bangladesh se enrolan en el éxodo rohinyá

2015-06-04

Supervivientes entrevistados por Efe dan cuenta de que en los viajes había inmigrantes de...

Igor G. Barbero

Dacca. (EFE).- La Pobreza y la falta de educación y de oportunidades laborales han llevado en la última década a decenas de miles de bangladesíes a unirse al éxodo por mar hacia el Sudeste Asiático iniciado por la minoría musulmana rohinyá en busca de un futuro que no creen posible en su país.

Diferentes fuentes los sitúan entre 100,000 y 250,000, pero nadie sabe bien cuántos inmigrantes indocumentados bangladesíes han tomado barcos, fundamentalmente hacia Malasia, desde que a mediados de la década pasada la ruta comenzara a atraer personas.

Los primeros persuadidos fueron lugareños del distrito costero suroriental de Coxs Bazar, que alberga entre 200,000 y 500,000 refugiados rohinyás de Birmania, pero paulatinamente se fueron uniendo bangladesíes de clase baja de todo el país.

"Actualmente hay 41 distritos afectados por el tráfico ilegal (dos tercios del total). Lo que comenzó como algo a pequeña escala ha crecido mucho", explica a Efe Sirajuddin Belal, director de programas de la ONG local Young Power in Social Action (YPSA), que ha asistido a unos 900 bangladesíes víctimas de tráfico de personas.

Supervivientes entrevistados por Efe dan cuenta de que en los viajes había inmigrantes de muchas partes de Bangladesh.

"Las autoridades pensaban que solo se trataba de rohinyás al principio y no les importaba", afirma a Efe bajo anonimato un técnico de una organización internacional especializada en el estudio de este tipo de situaciones.

Hoy los bangladesíes son el grupo más numeroso en los botes que parten desde este país, de acuerdo con la fuente, que critica la "falta de un plan de Estado para abordar el asunto".

Según un portavoz de la oficina en Dacca de la Organización Internacional para las Migraciones, Nayeem Munier, los inmigrantes bangladesíes "buscan mejores opciones de empleo y elevar su posición económica" fuera de un país donde la mitad de la población es menor de 25 años y que incorpora cada año dos millones de personas al mercado laboral.

Belal añade que la crispación sociopolítica y la falta de educación juegan un papel importante en la decisión.

"Mucha gente ve cómo la posición de quienes vuelven a sus aldeas desde el extranjero mejora y disfrutan de una vida digna", sostiene.

Pero la falta de estudios y recursos cierra a muchos la puerta de la emigración regular que desde la independencia de Bangladesh en 1971 han realizado 9,14 millones de personas, sobre todo rumbo a Malasia y Oriente Medio.

Según datos oficiales, en 2014 las remesas de los emigrantes supusieron 14.942 millones de dólares: el equivalente a la mitad de las exportaciones de Bangladesh y el 8 % de su PIB.

Pero los embrollos burocráticos y los sobornos de funcionarios e intermediarios terminan situando en hasta 300,000 takas (3.436 euros) el costo de la emigración regular, que añade el obstáculo de tramitar pasaporte y visado, algo que para muchos es un mundo, según Belal.

"Muchos piensan que pueden marchar por bastante menos dinero tomando un barco", agregó, aunque después las mafias exijan a los inmigrantes pagos similares para llegar al destino prometido.

A todo esto se une el agravante de que Arabia Saudí, Malasia y otros países han impuesto restricciones a la llegada de bangladesíes en la última década.

Malasia, apetecible por su proximidad y boyante economía, ha sido destino legal para unos 710,000 bangladesíes desde 1978, con importantes flujos entre 1992 y 1996, y entre 2006 y 2009, y parones en los periodos restantes.

En 2012 se firmó un acuerdo bilateral que prometía insuflar aire a la tramitación de visados de trabajo, pero, según Belal, Kuala Lumpur solo ha reclutado 8,000 trabajadores desde entonces debido a irregularidades en los entes públicos que gestionan las solicitudes.

Con las opciones legales disminuidas, las ilegales tampoco han sido frenadas, en lo que muchos expertos atribuyen a la connivencia e implicación de funcionarios locales con las redes.

Tras el estallido de la crisis humanitaria en mayo, Bangladesh informó de la muerte de cinco traficantes y la detención de dos decenas en distintas operaciones en la costa.

"La actividad se ha reducido notablemente en los últimos días. Hace tiempo que no detectamos movimientos", aseguró a Efe el teniente comandante de la Guarda Costera Dixon Chaudhry, en la localidad de Teknaf, cercana a Birmania.

"Para los traficantes ahora es tiempo de descanso. Pronto podrán empezar de nuevo", indicó el experto del organismo internacional.



LAL