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La fuerte apuesta de Nike por el fútbol la dejó enredada en el caso FIFA

2015-06-05

La agresividad de Nike, sin embargo, metió a la empresa en un país y en el...

Sara Germano y Patricia Kowsmann, The Wall Street Journal

El enredo de Nike Inc. en el mayor escándalo de la historia del fútbol se inició hace dos décadas, cuando la empresa se tiró de cabeza en territorio desconocido.

Apenas terminada la Copa Mundial de 1994, organizada por Estados Unidos, y desesperada por hacerse un lugar en el deporte más popular del mundo, Nike persiguió un contrato de patrocinio con la Confederación Brasileña de Fútbol, CBF. El esfuerzo culminó en un acuerdo a 10 años por US$200 millones que sacó de la cancha a Adidas AG , el rival de Nike, que dominaba el mercado de calzado y ropa de fútbol. Nike, que había construido su negocio con la misma indumentaria para el baloncesto, era ahora un competidor significativo.

La agresividad de Nike, sin embargo, metió a la empresa en un país y en el escalón más alto de un deporte de los que tenía relativamente poca experiencia.

Como muestra de la importancia para la compañía, el acuerdo fue firmado por Philip Knight, cofundador de Nike, el entonces presidente Tom Clarke, el jefe de la división fútbol Sandy Bodecker y el director de marketing Cees van Nieuwenhuizen, según la traducción del contrato para una investigación parlamentaria en Brasil que tuvo lugar en 2001.

Pero entrevistas con personas que en la época tenían participación en el marketing relacionado con el fútbol, indicaron que Nike entró en un país que estaba en el escalón más alto de un deporte sin tener mucho conocimiento de cómo fueron negociados los acuerdos. De allí resultaron los traspiés que a la larga atraparían a Nike en una investigación de largo alcance en EU sobre la corrupción en la Federación Internacional de Fútbol Asociado, o FIFA, el organismo rector del fútbol.

El contrato de Nike, según la traducción de la comisión parlamentaria, dice que la compañía debía pagar la CBF en forma directa, no a un intermediario que trabajaba en su nombre. Una acusación formal de 161 páginas que la justicia de EU hizo pública la semana pasada, sin embargo, alega en una referencia apenas velada a Nike que US$30 millones del pacto de patrocinio fueron pagados a través de un acuerdo paralelo entre la empresa y un intermediario. El intermediario utilizó parte de ese dinero para pagar sobornos, alega la acusación.

Una persona familiarizada con el caso confirmó que la empresa en cuestión es Nike.

Nike no es mencionada en la acusación, y ni la compañía ni sus ejecutivos han sido acusados de delito. Nike dijo que está cooperando con las autoridades. La empresa declinó facilitar el acceso a Clarke, Bodecker o Knight para que hicieran comentarios. Los esfuerzos para entrar en contacto con van Nieuwenhuizen no tuvieron éxito.

Nike no quiso hacer comentarios sobre cuestiones específicas planteadas en este artículo. En una entrevista en 1997 con The Wall Street Journal, Knight indicó la entrada de la compañía en el fútbol mayor había sido una experiencia de aprendizaje.

"Fuimos un poco sorprendidos en términos de política de fútbol y forma de hacer negocios en ese mundo", dijo. "En cierto modo, es el más político de todos los deportes".

La acusación de la justicia estadounidense arroja luz sobre cómo el gran negocio del fútbol crea también grandes riesgos para sus patrocinadores. Gracias al impulso del acuerdo, Nike obtiene ahora US2,300 millones de ingresos del fútbol, cabeza a cabeza con Adidas. En la Copa del Mundo de 2014, Nike patrocinó a más equipos que su rival de Alemania.

Pero la gente con la que Nike negoció para obtener el patrocinio de Brasil es ahora objeto de escrutinio por las autoridades, y las acusaciones de soborno contra funcionarios de alto rango de la FIFA han proyectado una larga sombra sobre la victoria de Nike.

Steve Miller, quien pasó la mayor parte de la década de 1990 trabajando en la división de marketing deportivo de Nike, dijo que la compañía, que entonces tenía muy poca presencia en la región, se metió en el acuerdo brasileño "completamente a ciegas". El fabricante de ropa deportiva estadounidense era ya una compañía de US$6,500 millones y se estaba expandiendo activamente en el extranjero, pero el país sudamericano "era un lugar donde no teníamos un compromiso serio, ni siquiera teníamos un jefe de Brasil", dijo Miller.

Nike parecía estar fuera de carrera en el fútbol a mediados de la década de 1990, y encontrar la forma de reingresar en ese deporte era una prioridad, de acuerdo con entrevistas con ejecutivos y ex ejecutivos de marketing deportivo. La compañía puso la mira en Brasil, y cuando consiguió la selección brasileña, el sector del marketing del fútbol murmuró sobre la disposición de Nike a pagar.

Doug Logan, quien entre 1995 y 1999 se desempeñó como comisionado de la Major League Soccer (MLS), la liga profesional de EU, dijo que el acuerdo fue el tema principal en una reunión de la junta de la MLS en aquel entonces y cambió las expectativas de los ejecutivos. "Significaba que nuestros proveedores de calzado e implementos tendrían que elevar su apuesta".

Peter Moore, un ex empleado de Nike que se convirtió en presidente ejecutivo de Adidas America entre 1994 y 1998, dijo que el acuerdo marcó el giro en el que la compañía comenzó a tomarse a sí misma en serio en cuanto al fútbol, su "deporte madre".

Pero también hubo consecuencias. Para obtener el acuerdo en Brasil, Nike tuvo que negociar con un intermediario llamado Traffic Brazil, que era el agente de marketing de la CBF. El propietario de Traffic Brazil, José Hawilla, cuyo nombre también aparece como firmante del contrato, ha admitido, dentro la investigación amplia de la justicia estadounidense, delitos como el blanqueo de dinero, fraude y extorsión. Información que acompaña su declaración de culpabilidad incluye una descripción velada del acuerdo con Nike.

La contraparte en la negociación con Nike por la CBF fue Ricardo Teixeira, quien también aparece como firmante del contrato. Teixeira no es nombrado en la acusación de la FIFA, que se refiere al negociador de la confederación y signatario como "coconspirador # 11". Teixeira está con paradero desconocido.

La acusación a la FIFA discute la búsqueda del contrato por Nike con algún detalle, aunque no nombra a la empresa, y se refiere sólo a "Sportswear Company A", a la que se describe como una compañía de ropa deportiva multinacional con sede EU La información presentada en la declaración de Hawilla añadió más detalles.

De acuerdo con los documentos, un funcionario de la CBF, Hawilla de Traffic Brazil, y cuatro representantes de Nike se reunieron en Nueva York para firmar un acuerdo de patrocinio de 44 páginas que obligaba a la compañía a pagar US$160 millones en el transcurso de 10 años.

"A Nike no se le pedirá que pague remuneración alguna a Traffic, de conformidad con el presente contrato", de acuerdo con la traducción del Congreso brasileño. "La CBF será la responsable de todos los pagos a Traffic, de conformidad con este acuerdo".

Sin embargo, según la acusación, había otros términos financieros que no se reflejaron en aquel contrato: "Sportswear Company A" acordó pagar a una firma afiliada a Traffic un extra de US$40 millones en compensación a través de una cuenta bancaria en Suiza. Tres días después de que se firmó el contrato principal, un representante de la compañía firmó otro acuerdo de una página con Traffic según el cual la CBF había autorizado a Traffic a facturar directamente a la compañía. Traffic facturó a la compañía US$30 millones en tres años siguientes, parte de los cuales fueron usados para pagar sobornos y comisiones ilegales, alega la acusación.

Miller, que dejó Nike cerca del cambio de milenio, dijo que no tenía razones para creer que Nike hubiera hecho nada ilegal en su contrato brasileño.

Y a cambio de todas las consecuencias, el patrocinio le dio sus frutos a Nike. Al momento en que se anunció el contrato con la CBF, la compañía patrocinaba cinco equipos nacionales, según un informe de prensa de la época. En la última Copa del Mundo, Nike patrocinó 10 equipos contra 9 de Adidas.

Sonny Vaccaro, un importante ejecutivo de marketing deportivo, dijo que el acuerdo con Brasil hace casi 20 años fue el punto de giro. "Esa fue la última vez que Adidas fue dueña del mundo", dijo.



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