Nacional - Política

Las elecciones ponen a prueba a Peña Nieto y a los partidos de oposición

2015-06-06

La mayoría. Es la gran prueba. De ella depende que Peña Nieto supere o no la...

JAN MARTÍNEZ AHRENS, El País

México se somete este domingo a examen. Las elecciones intermedias servirán de termómetro del descontento ciudadano. No sólo el presidente, Enrique Peña Nieto, tendrá que pasar la reválida más dura de su mandato. También los partidos de oposición y las candidaturas independientes darán cuenta de su verdadera fuerza. Los sondeos apuntan a una victoria moderada del PRI, con mayoría simple, y una vuelta del PAN (derecha) al liderazgo de la oposición. A la izquierda, el PRD quedará presumiblemente por delante de su recién estrenado rival, Morena, la formación creada por su excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador. En los comicios se elegirán nueve gobernadores y se decidirá el color de la Cámara de Diputados, de 16 congresos estatales y de 1.009 ayuntamientos. Estas son las principales claves.

La mayoría. Es la gran prueba. De ella depende que Peña Nieto supere o no la reválida. Pero su obtención no es sencilla. Ninguna encuesta otorga al PRI (ahora con 212 escaños) la mayoría absoluta en la Cámara de los Diputados (500 asientos). Con un porcentaje de voto previsto en torno al 30%, sólo la puede alcanzar, como en esta legislatura, con el apoyo de sus socios, el Partido Verde y Nueva Alianza. La formación ecologista, impulsada por una polémica campaña en la que ha roto todas las normas electorales posibles, aspira a superar su resultado de 2012 (29 diputados). Aún así, la llave quedaría en manos del minúsculo Nueva Alianza, una formación de origen gremial, vinculada al todopoderoso sindicato de maestros. En 2012 obtuvo 10 escaños con el 2,3% de los votos. La reforma electoral ha elevado el listón al 3% para tener representación parlamentaria. Si quedase por debajo, la mayoría absoluta en torno al PRI no sería posible. El Congreso se abriría al juego pactos. Una especialidad de Peña Nieto.

La izquierda. En este campo se libra la batalla más cruenta. El PRD, la fuerza hegemónica de la izquierda, se enfrenta a un rival que nunca se había batido en las urnas. Es el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fundado por Andrés Manuel López Obrador, dos veces candidato presidencial con el PRD. Aunque él no concurre directamente, su carisma representa un adversario temible. Las encuestas dan por ganador del duelo al PRD, con unos porcentajes de voto situados entre el 12% y el 14%. Y a Morena, en su estreno, lo sitúan en cuarta o quinta posición, en función del resultado de Los Verdes. La fractura, perjudicial para ambas formaciones, ha dejado en segundo plano un avance que los especialistas destacan. La suma de todas las fuerzas de la izquierda, incluido los pequeños Partido de los Trabajadores y Movimiento Ciudadano, puede arrojar un fortalecimiento de este sector electoral (en torno al 30%). Un resultado que sería clave para acudir con buen ánimo a las presidenciales, siempre y cuando tengan un candidato común.

La derecha. Los estrategas del PAN persiguen en territorio federal un solo objetivo: superar el humillante 25% que les deparó las presidenciales del 2012 y que supuso quedar como tercera fuerza de México. No hay consenso en las encuestas sobre este punto. Pero la formación tiene premio asegurado. La división de la izquierda le proporciona en todos los sondeos la segunda posición. Este ascenso será empleado para legitimar la gestión de su actual presidente, Gustavo Madero, sobrino nieto del mítico revolucionario.

Los independientes. Son la principal novedad. La reforma electoral ha abierto por primera vez las puertas a candidatos libres de los herrajes de las grandes formaciones. En pocos meses, el panorama se ha poblado de un variopinto elenco de personalidades. Entre ellas, destaca Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco. Un antiguo militante del PRI, superviviente dos atentados del narco, cuyo discurso populista y olfato para las redes sociales le ha permitido tomar posiciones en la carrera a gobernador de Nuevo León, el segundo estado más rico de México. Algunas encuestas le dan como vencedor frente a la aspirante del PRI, otras le relegan al segundo puesto. En cualquier caso, El Bronco ya ha abierto la brecha. Los partidos tradicionales saben, gracias a él, que las candidaturas independientes pueden ganarles el futuro.

La abstención. Es el refugio de los descontentos. Un espacio que aglutina en el ámbito federal entre el 45% y el 50% del electorado, y al que irá a parar gran parte de la rabia que despertaron la tragedia de Iguala y los escándalos gubernamentales. Representa un caladero poco explorado y al que, pese a su magnitud, no ha logrado capitalizar ninguna fuerza.



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