Calamidades
País en llama
Gloria Muñoz Ramírez, La Jornada
En la antesala de la jornada electoral, el país arde. Bloqueos carreteros; quema de propaganda electoral; marchas y mítines en diversos municipios de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y estado de México, por nombrar algunos, son el escenario de un México que desde arriba se imagina "democrático", aunque la realidad diga lo contrario. Los protagonistas de las protestas son estudiantes, familiares de desaparecidos, en particular, maestros disidentes.
El 3 de junio las alertas se prendieron en Atenco y Xochicuatla, estado de México; Chilpancingo y Tixtla, Guerrero; Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y en la ciudad de Oaxaca (por mencionar algunas). Integrantes del Movimiento Popular Guerrerense y la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero bloquearon la carretera federal Chilapa-Tlapa. Los maestros, estudiantes, transportistas y la comunidad en general, advirtieron que continuarían las acciones como parte del boicot electoral, en exigencia de la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y por la libertad de Nestora Salgado y de todos los presos de la policía comunitaria.
Ese mismo día, en la carretera federal Tlapa-Puebla, comunidades de la Montaña de Guerrero damnificadas en 2013 tras el paso de la tormenta Manuel protestaron porque el gobierno no ha solucionado sus demandas. Más tarde, en la salida de Tixtla, policías federales, estatales, municipales y miembros del Ejército reprimieron a estudiantes y padres de los normalistas desaparecidos.
En Chiapas, maestros de la CNTE bloquearon los accesos y salidas de Tuxtla Gutiérrez y en Oaxaca impidieron el paso al aeropuerto. En Pinotepa Nacional también tomaron la sede del INE, quemaron papelería electoral y expulsaron a militares que custodiaban las boletas.
En San Salvador Atenco, cientos de granaderos arribaron a la comunidad con la amenaza de reprimir a quienes protestan por el fraude de la fundación Un Paso Más Por México, que provee de materiales de construcción. En Xochicuautla, personal de la empresa Teya, filial del Grupo Higa, acompañado de la policía estatal, sitió los bosques de la comunidad para imponer la construcción de la autopista Toluca-Naucalpan. Los pobladores retiraron a los elementos y se mantienen en alerta.
Este 7 de junio no se puede ignorar este escenario. La gente está en las calles y mucha ha perdido el miedo, pues cada vez tiene menos que perder.
EEM
