Migración

Los inmigrantes de Ventimiglia se preparan para pasar otra noche al raso

2015-06-17

La mayoría de los que se encuentran en esta zona pedregosa, tumbados sobre colchones...

Ventimiglia (Italia), 17 jun (EFE).- Alrededor de 150 inmigrantes volverán hoy a pasar la noche al raso, en unos escollos del pueblo italiano de Ventimiglia, a pocos metros de la frontera con Francia, después de que las autoridades galas les hayan impedido el paso.

La situación transcurre del mismo modo en el que lo viene haciendo desde el pasado jueves, cuando más de un centenar de inmigrantes, provenientes principalmente de África, decidieron acampar en las rocas en señal de protesta ante la medida adoptada por Francia de manera unilateral.

Al contrario que en la jornada del martes, hoy no se produjeron desalojos por parte de las fuerzas del orden italianas.

La mayoría de los que se encuentran en esta zona pedregosa, tumbados sobre colchones prácticamente junto al mar, son musulmanes y este miércoles lamentaban tener que pasar en esta "situación de miseria" el ramadán, que comenzará mañana.

A última hora de la tarde de hoy alrededor de ochenta inmigrantes, según constató Efe, realizaron una de sus últimas oraciones diarias y, para ello, extendieron grandes lonas blancas en el suelo para orar descalzos tras del imán.

Poco a poco más personas se fueron sumando a la oración, llamados por las plegarias y los gestos del guía espiritual, que también colabora en las tareas de distribución de víveres.

Al término del rezo, muchos de los presentes acudieron a los puestos de asistencia situados en la zona por organizaciones humanitarias para cenar y para recoger prendas de vestir portadas a la zona en cajas de cartón.

Otros siguieron con su rutina conformando corros junto al mar y recordando los pormenores de su periplo a Europa, su destino cuando partieron desde una Libia que describieron como "violenta".

Uno de los jóvenes que tomó la palabra rememoró su viaje desde Chad a Libia y su posterior secuestro en un zulo de Trípoli, donde esperaba para embarcar a bordo de un bote.

Un cautiverio del que, señaló, logró salvarse gracias al pago por parte de su padre de 2,000 dólares (unos 2,300 euros) y durante el cual pudo escuchar "los gritos de personas en otras celdas, en las que eran torturados prácticamente hasta morir".

Mientras tanto, un grupo de ocho muchachos se desprendía de un muro próximo a la costa: venían de la estación de Ventimiglia, donde otros doscientos inmigrantes aguardan a la reapertura de las fronteras para retomar su viaje a Europa.

En la estación, la Cruz Roja ha establecido un furgón ambulatorio y una serie de duchas y letrinas portátiles pero, sin embargo, no quieren permanecer allí porque, dicen, "es como estar en prisión".

En sus pasillos se agolpan numerosos inmigrantes que duermen sobre colchones en precarias condiciones higiénicas, a pesar de que los voluntarios limpian cada día la zona.

Los inmigrantes esperan en esta localidad del noroeste italiano, de poco más de 20,000 habitantes a que Francia les permita el paso, ya que las autoridades de París han dispuesto controles más severos y prohíben el acceso a quien no cuente con un permiso de residencia legal en la Unión Europea.

Tanto Francia como Alemania -este último uno de los destinos predilectos por los que huyen de África- advirtieron el martes de que no habrá solidaridad europea en la distribución de demandantes de asilo si Italia no asegura una política de retorno de inmigrantes irregulares a sus países de origen.

Además, el Gobierno francés ha anunciado hoy un plan para hacer frente a la crisis de inmigrantes en el Mediterráneo que propone intensificar las expulsiones de sin papeles y crear más plazas de acogida para los demandantes de asilo y para quienes ya hayan obtenido el estatuto de refugiado.



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